Llamo flirteo de Petro con el liberalismo las múltiples formas en que el senador y candidato progresista ha tratado de aproximarse y ganar para su proyecto de cambio al partido liberal oficial de Cesar Gaviria, al electorado liberal donde quiera que esté, y a algunos de sus líderes y figuras regionales, éstos no siempre reconocidos como dechados de buenas prácticas en su trayectoria política.
Petro tiene, no ahora sino hace años, la idea de que los liberales pueden ser aliados de su proyecto puesto que él cifra su idea de cambio en realizar las reformas que los liberales –López Pumarejo, Gabriel Turbay, Jorge Eliécer Gaitán, Carlos Lleras Restrepo, Luis Carlos Galán- plantearon, iniciaron y dejaron expósitas en el siglo XX. El oligopolio político y la distribución paritaria de puestos y presupuestos públicos durante el Frente Nacional (1958-1974) mellaron las diferencias y la alternatividad de los partidos liberal y conservador. El clientelismo y el gatopardismo mantuvieron inmóvil la política durante los tiempos de guerra política que dio motivos para defender “el orden” frente a “la subversión” (1965-2016).
Lo primero que es preciso reconocer es que con el flirteo no se trata de un oportunismo político, ni simplemente de una operación electoral. Petro, exguerrillero de una guerrilla no comunista sino nacionalista y democrática, el M19, quiere seducir, de manera real y efectiva, a los liberales, ganarse su apoyo y sus votos recogiendo las banderas que han levantado pero abandonado: reforma agraria, estado laico, libertades civiles, derechos sociales, industrialización del país…
En reuniones efectuadas en el Salón Amarillo del Capitolio con miras al reto electoral de octubre de 2019, Petro hizo públicos sus diálogos con Cesar Gaviria. Al oírlo tuve en ese momento la impresión de que era tan grande el interés de Gaviria por ganar a Petro para su estrategia como el de Petro por ganar a Gaviria para la suya. Petro en este empeño ha sido absolutamente transparente.
Petro había sido el perdedor en segunda vuelta (17 de junio 2018) de las elecciones presidenciales, pero había sacado la nada despreciable suma de 8 millones de votos… Durante el gobierno de Duque que Gaviría apoyó, Petro, en campaña todo el tiempo, ganó una fuerza incontenible de tal manera que su flirteo no puede ser desdeñado por el Partido Liberal. Además, el PL sin candidato presidencial, tiene que definir a quien apoya, a donde inclina la balanza teniendo a la vista los resultados de la elección parlamentaria y de las consultas presidenciales del 13 de marzo próximo.
El flirteo se materializa en muy variadas acciones de las cuales unas son bien conocidas pero otras se quedan a nivel de rumor cuya veracidad no es fácil establecer. Se habla de un exsenador del PDA, hábil negociador. Del mismo hijo de Cesar Gaviria, Simón.
No obstante, la acción que parecería tener más alcance es la que un grupo grande de líderes y parlamentarios liberales, como ha informado David Fernando Rincón en la publicación virtual Ola Política quien tituló el 18 de enero: “Expresidente Gaviria, el país necesita una nueva audacia de su parte”. La carta con muchas firmas a Cesar Gaviria, plantea que el PL avale la precandidatura del Senador Luis Fernando Velazco quien ya está dentro del Pacto histórico.
Pero al retomar este borrador que quedó quieto por una semana, hay hechos que permiten salir de las conjeturas: el ascenso espectacular de Petro, su reconocimiento internacional, inclusive por el Vaticano, la fuerza en plaza pública y, ante todo, las declaraciones del Expresidente Gaviria a Yamid Amat en El Tiempo del domingo 30 de enero no dejan duda de que el PL está inclinado por el candidato progresista. Basta citar algunas frases:
“No me molesta en absoluto que el candidato Petro invoque jefes liberales en su campaña política porque su mención lo aproxima a los gobiernos liberales, como símbolos de cambios profundos y verdaderos… A él no le vamos atajar como pregonan algunos, le queremos ganar en justa lid. Él tendrá con nosotros una contienda civilizada. Lo vamos a contradecir, y le pedimos precisión en lo que se propone hacer si lo eligen… Y el 2 de enero: No descartamos a nadie, ni siquiera a Petro: No, ¿por qué? No, ni siquiera a Petro”.
El flirteo va no solo de Petro al Liberalismo, sino también de éste hacia el progresismo Petrista. El día de la inscripción de su precandidatura, en el marco de la consulta del Pacto Histórico, Petro declaró a los periodistas que su propósito era conquistar el alma liberal. El destacado analista Rafael Ballén (Candidato al Senado por el PH) había escrito y publicado, a fines de noviembre, un sólido y agudo ensayo que tituló El liberalismo de hoy se llama Petro.
Clara López (puesto 12 en la lista cerrada del PH al Senado), en entrevista en el Nuevo Siglo del 4 de febrero declaró: “Yo veo las bases liberales aquí en el Pacto Histórico… hay una especie de renacer en lo que fue la política liberal que caracterizó al liberalismo en décadas pasadas…”
El tema no es de simple mecánica electoral, aunque ella por supuesto está implicada. Petro en busca de conformar mayorías -que las necesita- arma un relato político que tiene pleno sentido: recoger las banderas históricas de un partido en crisis para que su electorado entienda que en el programa y candidatos/as del Pacto Histórico tiene una oportunidad.
Elegante y legítima manera de “sonsacar” los votos liberales. El tema se complica cuando en aras de ese loable propósito comienzan a aproximarse personajes liberales de dudosa ortografía como Luis Pérez y Julián Bedoya, los dos de Antioquia y con importante caudal electoral. Surge el interrogante: ¿todo vale para formar las necesarias nuevas mayorías? ¿Alianzas sí, pero con qué compromisos?
Llamo flirteo de Petro con el liberalismo las múltiples formas en que el senador y candidato progresista ha tratado de aproximarse y ganar para su proyecto de cambio al partido liberal oficial de Cesar Gaviria, al electorado liberal donde quiera que esté, y a algunos de sus líderes y figuras regionales, éstos no siempre reconocidos como dechados de buenas prácticas en su trayectoria política.
Petro tiene, no ahora sino hace años, la idea de que los liberales pueden ser aliados de su proyecto puesto que él cifra su idea de cambio en realizar las reformas que los liberales –López Pumarejo, Gabriel Turbay, Jorge Eliécer Gaitán, Carlos Lleras Restrepo, Luis Carlos Galán- plantearon, iniciaron y dejaron expósitas en el siglo XX. El oligopolio político y la distribución paritaria de puestos y presupuestos públicos durante el Frente Nacional (1958-1974) mellaron las diferencias y la alternatividad de los partidos liberal y conservador. El clientelismo y el gatopardismo mantuvieron inmóvil la política durante los tiempos de guerra política que dio motivos para defender “el orden” frente a “la subversión” (1965-2016).
Lo primero que es preciso reconocer es que con el flirteo no se trata de un oportunismo político, ni simplemente de una operación electoral. Petro, exguerrillero de una guerrilla no comunista sino nacionalista y democrática, el M19, quiere seducir, de manera real y efectiva, a los liberales, ganarse su apoyo y sus votos recogiendo las banderas que han levantado pero abandonado: reforma agraria, estado laico, libertades civiles, derechos sociales, industrialización del país…
En reuniones efectuadas en el Salón Amarillo del Capitolio con miras al reto electoral de octubre de 2019, Petro hizo públicos sus diálogos con Cesar Gaviria. Al oírlo tuve en ese momento la impresión de que era tan grande el interés de Gaviria por ganar a Petro para su estrategia como el de Petro por ganar a Gaviria para la suya. Petro en este empeño ha sido absolutamente transparente.
Petro había sido el perdedor en segunda vuelta (17 de junio 2018) de las elecciones presidenciales, pero había sacado la nada despreciable suma de 8 millones de votos… Durante el gobierno de Duque que Gaviría apoyó, Petro, en campaña todo el tiempo, ganó una fuerza incontenible de tal manera que su flirteo no puede ser desdeñado por el Partido Liberal. Además, el PL sin candidato presidencial, tiene que definir a quien apoya, a donde inclina la balanza teniendo a la vista los resultados de la elección parlamentaria y de las consultas presidenciales del 13 de marzo próximo.
El flirteo se materializa en muy variadas acciones de las cuales unas son bien conocidas pero otras se quedan a nivel de rumor cuya veracidad no es fácil establecer. Se habla de un exsenador del PDA, hábil negociador. Del mismo hijo de Cesar Gaviria, Simón.
No obstante, la acción que parecería tener más alcance es la que un grupo grande de líderes y parlamentarios liberales, como ha informado David Fernando Rincón en la publicación virtual Ola Política quien tituló el 18 de enero: “Expresidente Gaviria, el país necesita una nueva audacia de su parte”. La carta con muchas firmas a Cesar Gaviria, plantea que el PL avale la precandidatura del Senador Luis Fernando Velazco quien ya está dentro del Pacto histórico.
Pero al retomar este borrador que quedó quieto por una semana, hay hechos que permiten salir de las conjeturas: el ascenso espectacular de Petro, su reconocimiento internacional, inclusive por el Vaticano, la fuerza en plaza pública y, ante todo, las declaraciones del Expresidente Gaviria a Yamid Amat en El Tiempo del domingo 30 de enero no dejan duda de que el PL está inclinado por el candidato progresista. Basta citar algunas frases:
“No me molesta en absoluto que el candidato Petro invoque jefes liberales en su campaña política porque su mención lo aproxima a los gobiernos liberales, como símbolos de cambios profundos y verdaderos… A él no le vamos atajar como pregonan algunos, le queremos ganar en justa lid. Él tendrá con nosotros una contienda civilizada. Lo vamos a contradecir, y le pedimos precisión en lo que se propone hacer si lo eligen… Y el 2 de enero: No descartamos a nadie, ni siquiera a Petro: No, ¿por qué? No, ni siquiera a Petro”.
El flirteo va no solo de Petro al Liberalismo, sino también de éste hacia el progresismo Petrista. El día de la inscripción de su precandidatura, en el marco de la consulta del Pacto Histórico, Petro declaró a los periodistas que su propósito era conquistar el alma liberal. El destacado analista Rafael Ballén (Candidato al Senado por el PH) había escrito y publicado, a fines de noviembre, un sólido y agudo ensayo que tituló El liberalismo de hoy se llama Petro.
Clara López (puesto 12 en la lista cerrada del PH al Senado), en entrevista en el Nuevo Siglo del 4 de febrero declaró: “Yo veo las bases liberales aquí en el Pacto Histórico… hay una especie de renacer en lo que fue la política liberal que caracterizó al liberalismo en décadas pasadas…”
El tema no es de simple mecánica electoral, aunque ella por supuesto está implicada. Petro en busca de conformar mayorías -que las necesita- arma un relato político que tiene pleno sentido: recoger las banderas históricas de un partido en crisis para que su electorado entienda que en el programa y candidatos/as del Pacto Histórico tiene una oportunidad.
Elegante y legítima manera de “sonsacar” los votos liberales. El tema se complica cuando en aras de ese loable propósito comienzan a aproximarse personajes liberales de dudosa ortografía como Luis Pérez y Julián Bedoya, los dos de Antioquia y con importante caudal electoral. Surge el interrogante: ¿todo vale para formar las necesarias nuevas mayorías? ¿Alianzas sí, pero con qué compromisos?