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Sabiamente mi abuela nos enseñó que los 12 primeros días del año representaban las proyecciones de lo que sería, mes a mes, el clima y, por ende, cómo pintaría el año. Las cabañuelas que, pensaba yo, eran el gran invento de ella, resultaron ser el famoso “Almanaque Bristol”; cabañuelas y pronósticos en un formato más pulido y científico que mis anotaciones en colores.
Sin embargo, yo sí seguí creyendo en las predicciones de mi sabia abuela. Compro, además, el “Bristol” que cada enero ofrecen en los semáforos; y comencé a aplicar estas coloridas proyecciones en mi vida gastronómica. Mis “cabañuelas gastronómicas” auguran un año de delicias en la cocina pues comencé el 2018 regresando a amasar y dedicar tiempo a preparar con mucha paciencia pequeñas indulgencias que nos hacen felices a todos. Croissants, pan de yucas, panes de banano, dulce de brevas, arroz atollado, caldo de costilla y unas cuantas delicias más; y para no descuidar las últimas tradiciones decembrinas, después de escribir esta columna me dispondré a alistar los ingredientes para una buena rosca de reyes, llena de frutos secos y colores divertidos para los niños.
Aunque estos primeros días están llenos de promesas, que estoy segura, por experiencia propia, no alcanzan a llegar a abril como una prioridad, no por falta de intención, sino por poca acción; porque, seamos sinceros, somos expertos en prometernos hacer dietas, ir al gimnasio, bajarle a la papita y las galguerías, hacer mínimo cinco comidas al día, hacer mercado con juicio con la barriga llena para no echar más de la cuenta en el carrito y lista completa en mano para cuidar el bolsillo; prometemos, prometemos, prometemos… pero al final la rutina nos saca de esos maravillosos momentos de lucidez que nos da el año que se va y la emoción del que llega.
Pero este año llegó cargado de desafíos para seguir creciendo con la cocina. 2017 nos dejó muchos y muy importantes premios internacionales que resaltan los sabores y saberes colombianos, por tanto la vara la tenemos alta. Tenemos que fomentar sin lugar a duda todos los fogones locales, las comidas en las casas de las abuelas donde las recetas se heredan en una servilleta y, claro está, fomentar a todos estos jóvenes cocineros que han decidido apostarle a cocinarnos y mantener viva así nuestra historia.
Tenemos que volver a esos comedores pequeños, a esos restaurantes de esquina, a comprar el pan donde la vecina y a tener cuenta abierta con el tendero de la cuadra. Nuestra cocina empieza ahí, en las compras locales, en los cultivos que cada uno hace en su casa, en sacarle tiempo a cocinar y hacer nuestra lonchera diaria, con comida sana y deliciosa hecha en casa.
No hay necesidad de tantas promesas, simplemente tenemos que mantener viva nuestra cocina colombiana sin tantas pretensiones, sin tantas teorías moleculares y con mucha sustancia básica como la de hacer unos buenos patacones pisaos.
Ya que estamos en modo amasar y cocinar, les dejo la receta que me funciona fácilmente, para la rosca de reyes. Es un buen plan en familia:
Rosca de Reyes.
Doce porciones (aprox)
Van a necesitar:
Para la Rosca
1 cucharada de levadura fresca
½ taza de agua tibia
3 ½ taza de harina
3 huevos
3 yemas
½ taza de azúcar.
¼ cucharadita de sal.
1 cucharada de esencia de vainilla.
2/3 taza de mantequilla.
Para el Relleno
100grs fruta cristalizada picada.
50 grs almendra laminada.
50 grs nueces de Nogal.
50 grs chips o trozos de chocolate.
50 grs uvas pasas.
Para decorar
1 taza fruta cristalizada.
1/2 taza azúcar pulverizada.
1 Huevo para pintar y cerrar la rosca.*
Manos a la obra
*Se hace una siembra con la levadura: un poco de la harina, agua tibia y azúcar. Se mezcla y se deja levar en un lugar tibio, por 30 minutos.
*Mientras eso sucede, en la batidora o a mano se mezcla la harina restante, los huevos, yemas, azúcar, sal, y la esencia de vainilla. Se incorpora la mantequilla, y por último la siembra. Se mezcla a velocidad alta hasta que despegue sola del tazón de la batidora o del meson donde se este trabajando.
*Tapar (con un trapo puede ser) y reposar en un lugar tibio hasta que doble su tamaño.
*Al doblar su tamaño, extender (con rodillo) y hacer un rectángulo. Rellenarlo con fruta cristalizada, las chispas de chocolate, almendras, nueces, etc. Enrollarlo y cerrarlo usando un huevo ligeramente batido, forma sobre una bandeja de horno hagan un ovalo regular, decorando con la fruta cristalizada.
Por ultimo, se debe pintar con huevo* y hornear a 160ºC alrededor de 45 minutos o hasta que esté dorada y se despegue de la bandeja.