Me siento orgullosa de comer, saborear, cocinar y promocionar proyectos colombianos. Quizá porque en algún momento de mi vida pasé por ahí, y entiendo lo difícil que es hacer patria desde la cocina y el campo. Ser colombiano es ser creativo, ingenioso y muy trabajador. Sin embargo, la cultura del avivato es una vaina muy jodida, que obliga no solo a meterle cabeza al negocio, sino ojos y manos para que no lo tumben a uno.
Gracias a las redes sociales, en estos últimos años ha sido más evidente la cantidad de proyectos productivos que nos rodean, las delicias que se preparan en las cocinas de cada rincón del país, y la gran variedad...
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