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Del banquillo de la moda al banquillo de la cocina. Así fue el cambio repentino de Stephanie cuando llegó la nueva normalidad que trajo la pandemia. Un vestido de novia, muchos trazos, delicados productos de moda se vieron suspendidos abruptamente con cada cuarentena. “Con el paso de los días entendí que no serían 15 días, sino que serían semanas que se transformaron en meses, y trajeron una nueva realidad”, afirma. La pandemia cambió su mirada frente al paso del tiempo y el colegio de su hijo de seis años, que también se convirtió en un gran maestro para no enloquecerse entre clases y tareas.
Esta diseñadora de moda con formación especializada en mercadeo llegó a la cocina gracias a esas bases que su abuela y su mamá le habían heredado. Las recetas de comida de sal eran su principal contenido en Instagram, y de a pocos llegó el dulce, y allí la magia despertó. Entre publicación y publicación, sus contenidos fueron adquiriendo una dinámica propia, donde el público no sólo pedía recetas sino también domicilios. Entre el colegio de su hijo, las recetas para seguidores y los productos premium para la gente que entendía que se trataba de un bocado sano para el encierro, dio paso a @decoco.postres y sus pecaditos sanos y poderosos.
El camino de D’Coco está lleno de sabor y conocimiento, pues si algo es claro es que esta emprendedora identificó plenamente las bondades de su toque secreto: “el coco es un producto de la tierra que es bueno para todo el cuerpo. Es de fácil asimilación, no hay que ponerle azúcar, lo que lo convierte en alternativa para darle un buen gusto al cliente. Tienes harina, endulzante natural, fruta fresca o seca, y el coco como toque secreto a la hora de mezclarlo con chocolate, banano y hasta milo”. Adiós a los refinados tradicionales, a los lácteos y bienvenidos estos postres que son saludables y benditos a la hora de pecar. Son frascos llenos de dulces, pies, tortas y una que otra novedad diaria que vendrá con el tiempo, que a la hora de la verdad ya no es sino un momento de darse un permiso para abrazarse el alma.
“La pandemia me trajo la posibilidad de aprender a desprenderme de las cosas. Yo creí que estaba hecha con mi marca de ropa y de repente tuve que aprender a desprenderme, reinventarme y acomodarme. Nunca esperé terminar en la cocina, pero la pandemia me llevó a consentir a la gente, darle momentos sabrosos y mucho amor. Y es que al final uno cree que está con la vida resuelta, y sencillamente hay que aprender a valorar la vida y lo que trae el día a día”, nos dice Stephanie, otra protagonista de las grandes historias de sabor que nos trajo la pandemia, en este caso lleno de mucho dulce de coco.
@Chefguty