Algo maravilloso que me ha pasado en esta pandemia, porque algo bueno tenía que tener, ha sido descubrir artistas que, por X o Y motivo, terminaron recorriendo el camino gastronómico y desde su visión aportan color y perspectiva. Eso, para mí, es la raíz de la vida. En ese camino me encontré con Sindy (con S de sabores y de simplicidad), una artista gráfica que ama el fútbol, bailar, ir al cine a comer crispetas y gaseosa, leer libros de literatura infantil y, sobre todo, dibujar y contar historias para ella que, gracias a esa esencia de ser tan propias, han llegado a muchos lectores que se conectan con el lado creativo, despierto y activo de Sindy.
Sindy Infante es un Elefante, y su nombre artístico es un detonante que desde pequeña la unió para siempre a estos bellos e inteligentes animales. Sin embargo, Sindy Elefante llegó a su vida para quedarse gracias a un descuido universitario: dejó su cuenta abierta en un computador en la universidad y, de repente, volvió ese recuerdo del colegio que ahora es su alter ego: Sindy Elefante. Un elefante con una trompa grande que hoy en día enamora a todos los que nos cruzamos en la vida con él.
Con esa niña interior tan despierta, alimenta la creatividad con desayunos dulces y sustanciosos, que puedo imaginarme llenos de canela, azúcar y panes de remojar en el chocolate; con asados, de esos que a grandes y chicos nos apasionan, y con arepas de maíz, de verdad verdad, esas que pasan por el molino de la abuela y a las que se les da forma con paciencia, antes de llegar a la paila para asarse. Esta perfección de proceso ancestral entró en una dinámica familiar desde que era pequeña. Tías, abuelos, papá, todos buscaban la perfección de aquel tesoro del hogar.
Y es que el maíz es el hilo conductor de esta familia. Su segundo recuerdo, y su secreto de felicidad, son los famosos envueltos, que llegaron a Londres como un regalo de su mamá durante su maestría. Solo ver ese maíz, queso y panela con un buen amarre era una clase magistral de cómo hacer su envuelto perfecto y el recuerdo de tanto amor familiar.
Su memoria es del mismo tamaño del elefante. Sus descripciones son tan profundas, que al entrevistarla sentí que mi boca pedía a gritos los envueltos con miel y pasas. Sin embargo, a la vida de Sindy aún le hacía falta llegar a la comida desde la aproximación gráfica. Ese camino que le permitiría encontrar la empatía básica de contar historias con sus trazos: “La comida une”. Eso es lo que reflejan su familia, su memoria de elefante y su trazo firme. Todo pudo unirse, por fin, en un trabajo bellísimo el cual vio la luz hace pocos días: Recetario de sabores lejanos, un libro de cocina que reúne ocho recetas de comunidades que han vivido la dureza de la guerra, y que se aferraron a su cultura gracias a sus productos, sus recetas y sus recuerdos.
Detrás de un libro de cocina hay mucho más que un paso a paso. Está la unión familiar, la conciencia y empatía con el lector, y eso que es Sindy está en este libro, que nos da la posibilidad de leer y conocer más de esa realidad que a través de historias y productos nos llevan a una Colombia rica y viva, un trabajo con gran impacto social y ambiental que nos hace un viaje nacional, como si recorriéramos un río. Además, es un proceso que Sindy agradece que haya llegado a sus manos, a sus lápices, a su pluma, pues tuvo la posibilidad de darles color y vida a las comunidades, a los olores y sabores de nuestra gastronomía: “Desde la distancia pude entender y revivir una historia”, una historia vital y de gran valía para nuestro país.
Y para seguir hablando de herencias y sabores muy nuestros, quiero recomendarles @therestaurantmarket, una plataforma podríamos definir como mágica, que permite mercar productos pre-elaborados por los mejores restaurantes y tiendas especializadas de Medellín y Bogotá, las ciudades donde operan, todo en el mismo lugar. Son productos cuidadosamente clasificados, pensados y seleccionados para facilitar la vida en la cocina de los hogares colombianos. Esta nueva alternativa llega para dinamizar la oferta gastronómica, bajo una propuesta de valor que se adapta a los cambios de hábitos en el consumidor, generados por la pandemia. El plus de esta plataforma es que la caja llega desinfectada, organizada y empacada de tal forma, que es un lugar seguro de COVID-19.
Como parte del proceso de reinvención y de explotar el amplio conocimiento en el sector de alimentos, Santiago y Pablo Ángel, socios del restaurante antioqueño “Hacienda”, construyeron un nuevo modelo de negocio que une varias marcas para hacer frente a la situación, permitiendo no solo ofrecer un servicio diferencial frente a otras plataformas, sino que, en medio de la coyuntura, es una alternativa que beneficia a múltiples actores: cadenas de restaurantes y productores que necesitan llegar al consumidor final y seguir vigentes en el mercado.
Con una cadena logística ágil y eficiente que ofrece los mejores productos de cada ciudad o país en toda Latinoamérica, The Restaurant Market apuesta por la transformación en la manera de mercar y por la economía de los hogares, quienes pueden comprar productos pre-elaborados más baratos y más fáciles de preparar.
Algo maravilloso que me ha pasado en esta pandemia, porque algo bueno tenía que tener, ha sido descubrir artistas que, por X o Y motivo, terminaron recorriendo el camino gastronómico y desde su visión aportan color y perspectiva. Eso, para mí, es la raíz de la vida. En ese camino me encontré con Sindy (con S de sabores y de simplicidad), una artista gráfica que ama el fútbol, bailar, ir al cine a comer crispetas y gaseosa, leer libros de literatura infantil y, sobre todo, dibujar y contar historias para ella que, gracias a esa esencia de ser tan propias, han llegado a muchos lectores que se conectan con el lado creativo, despierto y activo de Sindy.
Sindy Infante es un Elefante, y su nombre artístico es un detonante que desde pequeña la unió para siempre a estos bellos e inteligentes animales. Sin embargo, Sindy Elefante llegó a su vida para quedarse gracias a un descuido universitario: dejó su cuenta abierta en un computador en la universidad y, de repente, volvió ese recuerdo del colegio que ahora es su alter ego: Sindy Elefante. Un elefante con una trompa grande que hoy en día enamora a todos los que nos cruzamos en la vida con él.
Con esa niña interior tan despierta, alimenta la creatividad con desayunos dulces y sustanciosos, que puedo imaginarme llenos de canela, azúcar y panes de remojar en el chocolate; con asados, de esos que a grandes y chicos nos apasionan, y con arepas de maíz, de verdad verdad, esas que pasan por el molino de la abuela y a las que se les da forma con paciencia, antes de llegar a la paila para asarse. Esta perfección de proceso ancestral entró en una dinámica familiar desde que era pequeña. Tías, abuelos, papá, todos buscaban la perfección de aquel tesoro del hogar.
Y es que el maíz es el hilo conductor de esta familia. Su segundo recuerdo, y su secreto de felicidad, son los famosos envueltos, que llegaron a Londres como un regalo de su mamá durante su maestría. Solo ver ese maíz, queso y panela con un buen amarre era una clase magistral de cómo hacer su envuelto perfecto y el recuerdo de tanto amor familiar.
Su memoria es del mismo tamaño del elefante. Sus descripciones son tan profundas, que al entrevistarla sentí que mi boca pedía a gritos los envueltos con miel y pasas. Sin embargo, a la vida de Sindy aún le hacía falta llegar a la comida desde la aproximación gráfica. Ese camino que le permitiría encontrar la empatía básica de contar historias con sus trazos: “La comida une”. Eso es lo que reflejan su familia, su memoria de elefante y su trazo firme. Todo pudo unirse, por fin, en un trabajo bellísimo el cual vio la luz hace pocos días: Recetario de sabores lejanos, un libro de cocina que reúne ocho recetas de comunidades que han vivido la dureza de la guerra, y que se aferraron a su cultura gracias a sus productos, sus recetas y sus recuerdos.
Detrás de un libro de cocina hay mucho más que un paso a paso. Está la unión familiar, la conciencia y empatía con el lector, y eso que es Sindy está en este libro, que nos da la posibilidad de leer y conocer más de esa realidad que a través de historias y productos nos llevan a una Colombia rica y viva, un trabajo con gran impacto social y ambiental que nos hace un viaje nacional, como si recorriéramos un río. Además, es un proceso que Sindy agradece que haya llegado a sus manos, a sus lápices, a su pluma, pues tuvo la posibilidad de darles color y vida a las comunidades, a los olores y sabores de nuestra gastronomía: “Desde la distancia pude entender y revivir una historia”, una historia vital y de gran valía para nuestro país.
Y para seguir hablando de herencias y sabores muy nuestros, quiero recomendarles @therestaurantmarket, una plataforma podríamos definir como mágica, que permite mercar productos pre-elaborados por los mejores restaurantes y tiendas especializadas de Medellín y Bogotá, las ciudades donde operan, todo en el mismo lugar. Son productos cuidadosamente clasificados, pensados y seleccionados para facilitar la vida en la cocina de los hogares colombianos. Esta nueva alternativa llega para dinamizar la oferta gastronómica, bajo una propuesta de valor que se adapta a los cambios de hábitos en el consumidor, generados por la pandemia. El plus de esta plataforma es que la caja llega desinfectada, organizada y empacada de tal forma, que es un lugar seguro de COVID-19.
Como parte del proceso de reinvención y de explotar el amplio conocimiento en el sector de alimentos, Santiago y Pablo Ángel, socios del restaurante antioqueño “Hacienda”, construyeron un nuevo modelo de negocio que une varias marcas para hacer frente a la situación, permitiendo no solo ofrecer un servicio diferencial frente a otras plataformas, sino que, en medio de la coyuntura, es una alternativa que beneficia a múltiples actores: cadenas de restaurantes y productores que necesitan llegar al consumidor final y seguir vigentes en el mercado.
Con una cadena logística ágil y eficiente que ofrece los mejores productos de cada ciudad o país en toda Latinoamérica, The Restaurant Market apuesta por la transformación en la manera de mercar y por la economía de los hogares, quienes pueden comprar productos pre-elaborados más baratos y más fáciles de preparar.