Entre las comidas que más disfrutamos están, sin duda, las que podemos comernos con la mano y untarnos, compartir un mordisco y, claro está, chuparnos los dedos. Generalmente, logro ese maravilloso escenario con una suculenta hamburguesa o una buena pizza. Pero, siendo sincera, ese chorreón que baja por el brazo cuando la carne está jugosa y en su punto, nunca habrá pizza que lo logre, ¡nunca!
Caminando por Bogotá hace poco, tratando de hacerle el quite al tráfico, pasé por Chapinero y descubrí un tesoro, un lugar donde las hamburguesas son de esas que acabo de describir: para rechupetearse los dedos y hasta michicatear por el último bocado. Se trata de @smokingburgers, una casa de esquina en medio de una curva que, para mí, hace parte de esos espacios donde se recupera un punto y se le da vida a un gran lugar.
En estos tres pisos el ambiente está construido por buenos clásicos del rock y del blues, maquinita de Pac-man y una gran mesa de billar, además de una deliciosa terraza con un bar desde la cual ver a Bogotá es un placer. Paredes con grafitis, empleados sonrientes y una clara influencia de los asados del sur de los Estados Unidos, son el complemento perfecto para una carta llena de maravillosas mezclas con base en Jack Daniel’s.
Un espacio retro lleno de detalles es el preámbulo a las suculentas hamburguesas, que no pueden estar mejor acompañadas que por una que otra malteada, bien espesas pero que, a diferencia de muchas otras, pasan despacio por el pitillo. Para probar casi que obligatoriamente la malteada “Jack Daniel’s Special” en la que el caramelo artesanal del licor es una gran experiencia.
En nuestro almuerzo la ganadora fue la nueva propuesta de su carta, la hamburguesa “Tennessee”. Elaborada en pan de pretzel, tiene carne dry age, queso Colby Jack, mostaza Dijon y salsa picante de pimentones tatemados, una mezcla ganadora que se convierte en un tiro certero y seguro, gracias a un producto de excelente calidad, de muy buen tamaño y, sobre todo, lleno de nuevos sabores, algo picosos pero igualmente sabrosos.
Imposible no aprovechar ese laboratorio que tienen con el bourbon, por lo que también probé la “Jack Daniel’s”, como para salir con la cuota cumplida. Pan crujiente con cebolla crispy, tocineta, 120 gramos de carne jugosa terminada con salsa BBQ con reducción de Jack Daniels. Hay papas Cajún o papas chili, ambas muy buenas. Y para los más clásicos, papas fritas artesanales.
Aquí se me vino a la cabeza ese comercial que decía que “no había presa mala”, pues no hay hamburguesa mala. Su promesa de venta de “darles a los comensales una hamburguesa memorable y única”, como me dijo el chef de cadena, Miguel Orrego, se cumplió. Además, es un lugar donde estoy segura que los adultos pasarán un gran rato, pues pueden acompañar todo con unos buenos tragos, excelentes acompañamientos y uno que otro recuerdo de nuestra juventud. Y para quienes tienen hijos, no hay problema: los más pequeños también tendrán con qué divertirse.
Hoy quiero dejarles una tarea, que es a la vez una recomendación: pegarse una buena caminata por esta “zona Ch”, o como la quieran bautizar, que está en Chapinero, entre las calles 53 y 63, más o menos entre la séptima y la trece. Se encontrarán con un muy buen paseo entre calles silenciosas y empinadas subidas, de esas que abren el apetito para que uno pueda disfrutar como se debe de este nuevo rincón gastronómico, lleno de panaderías, bares, pubs y restaurantes, complementado por pequeñas tiendas donde los diseñadores, en especial, me sorprenden cada vez que entro a conocer un nuevo lugar. La cereza del pastel puede ser una sorpresa para muchos: @bookworm_col, una gran librería que hará las delicias de quienes buscan títulos en otros idiomas.
Sin duda es una delicia urbana, un pequeño milagro, lograr ese balance entre la gastronomía, el comercio, los parques y la desproporcionada velocidad con la que vivimos en Bogotá, para descubrir una cara distinta de nuestra conmocionada pero siempre sorprendente capital.
Entre las comidas que más disfrutamos están, sin duda, las que podemos comernos con la mano y untarnos, compartir un mordisco y, claro está, chuparnos los dedos. Generalmente, logro ese maravilloso escenario con una suculenta hamburguesa o una buena pizza. Pero, siendo sincera, ese chorreón que baja por el brazo cuando la carne está jugosa y en su punto, nunca habrá pizza que lo logre, ¡nunca!
Caminando por Bogotá hace poco, tratando de hacerle el quite al tráfico, pasé por Chapinero y descubrí un tesoro, un lugar donde las hamburguesas son de esas que acabo de describir: para rechupetearse los dedos y hasta michicatear por el último bocado. Se trata de @smokingburgers, una casa de esquina en medio de una curva que, para mí, hace parte de esos espacios donde se recupera un punto y se le da vida a un gran lugar.
En estos tres pisos el ambiente está construido por buenos clásicos del rock y del blues, maquinita de Pac-man y una gran mesa de billar, además de una deliciosa terraza con un bar desde la cual ver a Bogotá es un placer. Paredes con grafitis, empleados sonrientes y una clara influencia de los asados del sur de los Estados Unidos, son el complemento perfecto para una carta llena de maravillosas mezclas con base en Jack Daniel’s.
Un espacio retro lleno de detalles es el preámbulo a las suculentas hamburguesas, que no pueden estar mejor acompañadas que por una que otra malteada, bien espesas pero que, a diferencia de muchas otras, pasan despacio por el pitillo. Para probar casi que obligatoriamente la malteada “Jack Daniel’s Special” en la que el caramelo artesanal del licor es una gran experiencia.
En nuestro almuerzo la ganadora fue la nueva propuesta de su carta, la hamburguesa “Tennessee”. Elaborada en pan de pretzel, tiene carne dry age, queso Colby Jack, mostaza Dijon y salsa picante de pimentones tatemados, una mezcla ganadora que se convierte en un tiro certero y seguro, gracias a un producto de excelente calidad, de muy buen tamaño y, sobre todo, lleno de nuevos sabores, algo picosos pero igualmente sabrosos.
Imposible no aprovechar ese laboratorio que tienen con el bourbon, por lo que también probé la “Jack Daniel’s”, como para salir con la cuota cumplida. Pan crujiente con cebolla crispy, tocineta, 120 gramos de carne jugosa terminada con salsa BBQ con reducción de Jack Daniels. Hay papas Cajún o papas chili, ambas muy buenas. Y para los más clásicos, papas fritas artesanales.
Aquí se me vino a la cabeza ese comercial que decía que “no había presa mala”, pues no hay hamburguesa mala. Su promesa de venta de “darles a los comensales una hamburguesa memorable y única”, como me dijo el chef de cadena, Miguel Orrego, se cumplió. Además, es un lugar donde estoy segura que los adultos pasarán un gran rato, pues pueden acompañar todo con unos buenos tragos, excelentes acompañamientos y uno que otro recuerdo de nuestra juventud. Y para quienes tienen hijos, no hay problema: los más pequeños también tendrán con qué divertirse.
Hoy quiero dejarles una tarea, que es a la vez una recomendación: pegarse una buena caminata por esta “zona Ch”, o como la quieran bautizar, que está en Chapinero, entre las calles 53 y 63, más o menos entre la séptima y la trece. Se encontrarán con un muy buen paseo entre calles silenciosas y empinadas subidas, de esas que abren el apetito para que uno pueda disfrutar como se debe de este nuevo rincón gastronómico, lleno de panaderías, bares, pubs y restaurantes, complementado por pequeñas tiendas donde los diseñadores, en especial, me sorprenden cada vez que entro a conocer un nuevo lugar. La cereza del pastel puede ser una sorpresa para muchos: @bookworm_col, una gran librería que hará las delicias de quienes buscan títulos en otros idiomas.
Sin duda es una delicia urbana, un pequeño milagro, lograr ese balance entre la gastronomía, el comercio, los parques y la desproporcionada velocidad con la que vivimos en Bogotá, para descubrir una cara distinta de nuestra conmocionada pero siempre sorprendente capital.