Las novelas policiales o historias de detectives tienen una larga tradición que muchos dicen es milenaria. Para esto señalan el truco del rey Salomón, en la Biblia, de ordenar partir un niño en dos, como manera de averiguar cuál era la verdadera madre, o algunas de las historias de las Mil y una noches, donde Scherezada, la narradora que salva su vida contando cuentos, tiene varios donde hay un misterio por descubrir. Pero en términos generales, se considera que la novela policial moderna nació con los relatos de Edgar Allan Poe y las novelas de un autor inglés llamado Wilkie Collins, cuya Mujer de blanco, de 1868, es el primer relato policial que cumple con las condiciones clásicas de ellos.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Las novelas policiales o historias de detectives tienen una larga tradición que muchos dicen es milenaria. Para esto señalan el truco del rey Salomón, en la Biblia, de ordenar partir un niño en dos, como manera de averiguar cuál era la verdadera madre, o algunas de las historias de las Mil y una noches, donde Scherezada, la narradora que salva su vida contando cuentos, tiene varios donde hay un misterio por descubrir. Pero en términos generales, se considera que la novela policial moderna nació con los relatos de Edgar Allan Poe y las novelas de un autor inglés llamado Wilkie Collins, cuya Mujer de blanco, de 1868, es el primer relato policial que cumple con las condiciones clásicas de ellos.
En general, cada novela del género tiene como componentes comunes un crimen y varios sospechosos de haberlo cometido, además de un investigador que no tiene que ser necesariamente policía. Hay varios datos y evidencias, muchas veces contradictorios que incriminan a los diferentes sospechosos y al final el detective deduce quién es el criminal, para que sea castigado.
La popularidad de la novela de detectives se inició con los relatos de Sherlock Holmes, que aún hoy día tienen su acogida. Los mediados del siglos XX vieron un crecimiento geométrico del género con detectives como Ellery Queen, un autor que hacia el final de cada una de sus novelas lanzaba un desafío al lector, en el que decía que ya tenía todos los datos para ser él quien resuelva el misterio. Agatha Christie creó detectives inolvidables, como Hércules Poirot, y aseguran que ella es la autora más leída en el mundo de habla inglesa. Otros detectives, como Perry Mason, que hacían sus investigaciones en los tribunales durante juicios; como Carter Dickson, que creaba misterios de gran complicación, y como Philo Vance, un elegante aficionado que siempre le ganaba a la policía, fueron varios de los protagonistas de lo que se llamó la edad de oro de la novela policíaca. Incluso hubo un detective sacerdote, el Padre Brown, de Gilbert Chesterton, y hasta un rabino que descifraba misterios con ayuda bíblica.
La popularidad del género sigue vigente y hay muchos autores contemporáneos que han escrito novelas policiales, en las que además se introducen elementos psicológicos y hasta opiniones políticas de toda índole. Lo malo es que hay muchos que menosprecian la novela policial, pero la realidad es que ella incluye muchas obras muy entretenidas e incluso con fondos psicológicos. La prueba de su vigencia es la cantidad de obras detectivescas que son publicadas cada año.