Se cumple en estos días el sesquicentenario del nacimiento de Arnold Schönberg, un músico que con sus teorías sobre música serial (que algunos llaman dodecafónica) cambió muchos de los conceptos preexistentes sobre lo que debía ser una creación musical y abrió el campo a grandes corrientes de la música moderna. Aunque no es que Schönberg sea precisamente el más popular de los compositores, lo cierto es que sí es uno de los más respetados entre musicólogos y creadores, porque supo dar a la música una libertad de expresión incomparable.
Sin querer ser demasiado técnico, antes de Schönberg la inmensa mayoría de la música estaba hecha alrededor de dos escalas: la mayor y la menor. Cada una de ellas tiene unas notas musicales que son el centro de la composición, la cual gira alrededor de ellas. Lo que teorizó Schönberg fue la creación de obras en las cuales ninguna nota es más importante que la otra y para eso hizo un conjunto lógico de reglas de las cuales se derivan lo hecho dentro del sistema. Que este funciona lo atestigua la cantidad de música buena compuesta siguiendo las teorías de Schönberg. Hasta el mismo Stravinski hizo piezas seriales, a pesar de haberse opuesto inicialmente a las teorías de Schönberg.
Él fue igualmente un compositor de grandes méritos, con piezas que van desde una expresividad gigantesca hasta música íntima y conmovedora. No son obras fáciles y por eso posiblemente su poca popularidad, pero una vez que uno se compenetra con ellas, los resultados estéticos son notables. A los 150 años de su nacimiento, Schönberg es considerado una figura cimera en la historia de la música y por eso es extraño que entre nosotros ninguna de las agrupaciones culturales se haya recordado de él.
Se cumple en estos días el sesquicentenario del nacimiento de Arnold Schönberg, un músico que con sus teorías sobre música serial (que algunos llaman dodecafónica) cambió muchos de los conceptos preexistentes sobre lo que debía ser una creación musical y abrió el campo a grandes corrientes de la música moderna. Aunque no es que Schönberg sea precisamente el más popular de los compositores, lo cierto es que sí es uno de los más respetados entre musicólogos y creadores, porque supo dar a la música una libertad de expresión incomparable.
Sin querer ser demasiado técnico, antes de Schönberg la inmensa mayoría de la música estaba hecha alrededor de dos escalas: la mayor y la menor. Cada una de ellas tiene unas notas musicales que son el centro de la composición, la cual gira alrededor de ellas. Lo que teorizó Schönberg fue la creación de obras en las cuales ninguna nota es más importante que la otra y para eso hizo un conjunto lógico de reglas de las cuales se derivan lo hecho dentro del sistema. Que este funciona lo atestigua la cantidad de música buena compuesta siguiendo las teorías de Schönberg. Hasta el mismo Stravinski hizo piezas seriales, a pesar de haberse opuesto inicialmente a las teorías de Schönberg.
Él fue igualmente un compositor de grandes méritos, con piezas que van desde una expresividad gigantesca hasta música íntima y conmovedora. No son obras fáciles y por eso posiblemente su poca popularidad, pero una vez que uno se compenetra con ellas, los resultados estéticos son notables. A los 150 años de su nacimiento, Schönberg es considerado una figura cimera en la historia de la música y por eso es extraño que entre nosotros ninguna de las agrupaciones culturales se haya recordado de él.