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El título resume el mensaje que el Gobierno resaltó tras la publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo. Una cifra sintetiza el anuncio: el déficit del Gobierno ni siquiera será de 2,7 % de PIB, que es límite que el Comité Consultivo de la Regla Fiscal le había autorizado, sino de 2,4 %.
El límite de 2,7 % lo había pedido el propio Gobierno al Comité con el argumento de que la atención a los venezolanos representaba una presión sorpresiva por servicios estatales. Ese cartucho, que puso en tela de juicio la credibilidad de la regla fiscal, se perdió: el Gobierno, tan solo tres meses después de la solicitud, decidió que no necesitaba ese espacio.
Pero volvamos al mensaje. ¿Cómo logró el Gobierno despejar el panorama fiscal? Usó tres estrategias: una dosis generosa de optimismo, otra de irrealismo y una, insólita, de creatividad contable.
Comienzo por la última. El déficit es el ingreso neto de los gastos. Un colombiano con un sueldo anual de $30 millones y gastos por $33 millones tendrá un déficit de $3 millones. Y si vende su moto por $1 millón, ¿cuánto es su déficit? La práctica contable que aplica para los gobiernos diría que el déficit sigue siendo de $3 millones: la venta de la moto se cuenta como una forma de financiar ese faltante. Pues bien, el Gobierno en el MFMP anunció privatizaciones por 0,6 % del PIB (vender la moto), pero las contabilizó como un ingreso, no como una forma de financiar el déficit. Esa práctica no es estándar y de hecho contradice las prácticas recomendadas por el FMI.
Ese truquito es clave: si contáramos las privatizaciones como mandan los manuales actualizados del FMI, el déficit del Gobierno sería de 3 % y se volaría incluso a la meta laxa que había conseguido del comité consultivo. Hacia delante urge que ese comité acuerde con el Gobierno la estrategia contable con la cual calcula el déficit que le autoriza: lo lógico es que se use el último manual del FMI. Sin trucos.
La dosis de optimismo viene por el lado del crecimiento económico. El Gobierno estima que la economía crecerá este año al 3,6 %, en 2020 llegará al 4 % y nunca volvemos a bajar de esa cifra. En los dos primeros años la cuarta parte del crecimiento la explica el efecto de la ley de financiamiento. Incluso en 2030, la ley todavía empuja al crecimiento. La fe en las recetas mágicas que hacen despegar sin retorno al crecimiento parece crónica.
¿Y la dosis de irrealismo? El MFMP contempla una reducción permanente en el gasto en funcionamiento e inversión, pasando de representar el 16 % del PIB en 2019 a 14,7 % en 2030. El Estado colombiano, famélico, que no llega a muchos territorios, con los aún pobres servicios e infraestructura que presta, tiene al frente una creciente y cada vez más exigente clase media. El MFMP promete servir esas crecientes exigencias con un Estado significativamente más pequeño.
Así se “despejó” el panorama fiscal: un cucharadita de trucos contables, otra de optimismo y una última de irrealismo.
@mahofste