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Urrutia: defendiendo la democracia

Marc Hofstetter
06 de octubre de 2024 - 05:01 a. m.

Esta semana, en el marco del VIII Congreso Colombiano de Economía que organizó la Universidad de los Andes, hubo una tarde de merecido homenaje a Miguel Urrutia, quien fuera profesor de la Universidad, gerente del Banco de la República, ministro y defensor de la cultura en Colombia. Para un conversatorio sobre “el Urrutia investigador”, desempolvé un texto que escribió en 1965 titulado “La viabilidad de una política de salarios en Colombia”, que nos sumerge en un debate fascinante.

El texto de Urrutia es una respuesta a una disyuntiva planteada por el entonces expresidente Lleras Camargo. El punto de partida de esa encrucijada son dos afirmaciones que muchos aún comparten. La primera, que la inflación es un freno al desarrollo económico de largo plazo. La segunda, que reducir la inflación es un proceso que puede ser doloroso. Para Lleras Camargo, las consecuencias del combate contra la inflación son tan impopulares, que es imposible abordar esa pelea en el marco de una democracia. Así, para Lleras, lograr una inflación baja que permita los goces del desarrollo a largo plazo incluye aceptar un gobierno autoritario.

El texto de Urrutia aboga por un mundo donde se acepte una inflación moderada con el goce de la democracia. En su ruta para defender esa tesis, argumenta que algo de inflación es deseable. ¿Por qué?

Una tesis de Urrutia para defender la inflación es que en los años recientes se había observado un incremento en los salarios del proletariado industrial muy superior al incremento en salarios de capas de trabajadores de altos ingresos. La inflación, argumenta Urrutia, habría servido para engrasar las ruedas de ese proceso y de paso mejorar la capacidad de compra de las capas más necesitadas. Veía la inflación como un instrumento de movilidad social.

Otra tesis de Urrutia para defender la inflación sugiere que reducirla implicaría un incremento permanente en la tasa de desempleo. Urrutia estaba al tanto de una reciente discusión académica que sugería una correlación negativa entre la inflación y el desempleo (que en la jerga economista se conoce como la curva de Phillips). Urrutia usó los incipientes datos que había sobre precios y desempleo en Bogotá para empujar la idea de que combatir la inflación habría de llevarnos no solo al sacrificio de la democracia que advertía Lleras, sino a mayores tasas de desempleo.

Si bien el tema de los costos de reducir la inflación sigue estando en el centro de nuestros debates contemporáneos —basta oír la voz irritada del ministro de Hacienda cuando el banco central, en nombre de metas de inflación bajas, frena la actividad económica—, lo cierto es que desarrollamos diseños institucionales de los bancos centrales que les permiten velar por bajas inflaciones sin necesidad de sacrificar la democracia.

Urrutia, 30 años después de escribir ese texto, presidiría el Banco de la República, institución encargada de velar por la estabilidad de precios en el marco de una democracia, la cual defendió el maestro.

X: @mahofste

 

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