Desde que fueron establecidas las relaciones diplomáticas a finales de los años 50 del siglo pasado, Israel y Colombia mantienen vínculos de hondo calado en numerosas áreas. Israel es el principal socio comercial y político de Colombia en Oriente Medio y nuestro país constituye un pilar de las relaciones que mantiene Jerusalén con América Latina.
Colombia fue uno de los países que le vendió armas a Israel al poco tiempo de su independencia. Nuestro país, con el batallón Colombia 3, es parte de la Fuerza Multinacional de Observadores que se estableció en el Sinaí en 1982, tras la firma de los acuerdos de paz entre Israel y Egipto, y bien conocida es la intensa cooperación militar y en inteligencia de Israel a Colombia, en conjunto con Estados Unidos, en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y el cibercrimen.
Israel y Colombia firmaron en 2013 un acuerdo de libre comercio de última generación, que entró en vigor en 2020 e incluye, además de productos libres de arancel, facilidades de inversión y joint ventures. Según la Cámara de Comercio Colombo-Israelí, el pasado año las exportaciones colombianas a Israel ascendieron a más de US$1.000 millones, entre productos agrícolas y energéticos, casi triplicando las del año inmediatamente anterior, producto del TLC. Colombia se ha beneficiado además de inversión extranjera directa del Estado judío.
Israel es líder mundial en varios de los temas de la agenda del presidente Gustavo Petro, como lo son agua, agricultura sostenible, energía renovable, cambio climático y medio ambiente. En la pasada cumbre COP27, en Egipto, Petro sostuvo una reunión bilateral con el presidente de Israel, Yitzhak Herzog. La ministra de Vivienda de Colombia, Catalina Velasco, en su reciente visita a Israel, tuvo la oportunidad de conocer la planta de desalineación de Sorek, la más grande del mundo, que usa tecnología que podría aplicarse en Colombia en regiones con escasez de agua.
Miles de colombianos se han beneficiado de becas de estudio en Israel en los más diversos temas, mientras que el amplio intercambio cultural incluye la presencia de Israel en festivales de cine, teatro y música en nuestro país, a la vez que cantantes de la talla de Juanes, Carlos Vives y Maluma han actuado con gran éxito en Israel.
Los dos países mantienen además un extenso intercambio turístico de fronteras abiertas y sin necesidad de visa. Decenas de miles de peregrinos católicos y cristianos colombianos viajan cada año a Israel, al igual que académicos y estudiantes, mientras que nuestro país recibe miles de visitantes del Estado judío.
Dos democracias vivas y dinámicas, Israel y Colombia, miembros de la OECD, el club de “buenas prácticas”, países enfrascados en largos conflictos, pero que nunca han abandonado la búsqueda de la paz, han constituido una relación diplomática basada en valores comunes, amistad, si es que esta existe entre Estados, e intereses variados, que trascienden los vaivenes de los diferentes gobiernos.
Una relación mutuamente beneficiosa que debe ser preservada a toda costa.
Desde que fueron establecidas las relaciones diplomáticas a finales de los años 50 del siglo pasado, Israel y Colombia mantienen vínculos de hondo calado en numerosas áreas. Israel es el principal socio comercial y político de Colombia en Oriente Medio y nuestro país constituye un pilar de las relaciones que mantiene Jerusalén con América Latina.
Colombia fue uno de los países que le vendió armas a Israel al poco tiempo de su independencia. Nuestro país, con el batallón Colombia 3, es parte de la Fuerza Multinacional de Observadores que se estableció en el Sinaí en 1982, tras la firma de los acuerdos de paz entre Israel y Egipto, y bien conocida es la intensa cooperación militar y en inteligencia de Israel a Colombia, en conjunto con Estados Unidos, en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y el cibercrimen.
Israel y Colombia firmaron en 2013 un acuerdo de libre comercio de última generación, que entró en vigor en 2020 e incluye, además de productos libres de arancel, facilidades de inversión y joint ventures. Según la Cámara de Comercio Colombo-Israelí, el pasado año las exportaciones colombianas a Israel ascendieron a más de US$1.000 millones, entre productos agrícolas y energéticos, casi triplicando las del año inmediatamente anterior, producto del TLC. Colombia se ha beneficiado además de inversión extranjera directa del Estado judío.
Israel es líder mundial en varios de los temas de la agenda del presidente Gustavo Petro, como lo son agua, agricultura sostenible, energía renovable, cambio climático y medio ambiente. En la pasada cumbre COP27, en Egipto, Petro sostuvo una reunión bilateral con el presidente de Israel, Yitzhak Herzog. La ministra de Vivienda de Colombia, Catalina Velasco, en su reciente visita a Israel, tuvo la oportunidad de conocer la planta de desalineación de Sorek, la más grande del mundo, que usa tecnología que podría aplicarse en Colombia en regiones con escasez de agua.
Miles de colombianos se han beneficiado de becas de estudio en Israel en los más diversos temas, mientras que el amplio intercambio cultural incluye la presencia de Israel en festivales de cine, teatro y música en nuestro país, a la vez que cantantes de la talla de Juanes, Carlos Vives y Maluma han actuado con gran éxito en Israel.
Los dos países mantienen además un extenso intercambio turístico de fronteras abiertas y sin necesidad de visa. Decenas de miles de peregrinos católicos y cristianos colombianos viajan cada año a Israel, al igual que académicos y estudiantes, mientras que nuestro país recibe miles de visitantes del Estado judío.
Dos democracias vivas y dinámicas, Israel y Colombia, miembros de la OECD, el club de “buenas prácticas”, países enfrascados en largos conflictos, pero que nunca han abandonado la búsqueda de la paz, han constituido una relación diplomática basada en valores comunes, amistad, si es que esta existe entre Estados, e intereses variados, que trascienden los vaivenes de los diferentes gobiernos.
Una relación mutuamente beneficiosa que debe ser preservada a toda costa.