Con la pausa en las acciones bélicas en Gaza para liberar a los secuestrados, queda en evidencia la crueldad inhumana de los terroristas de Hamás, quienes tras la masacre de octubre 7 se llevaron a los túneles a decenas de niños, mujeres y ancianos, algunos de los cuales han recobrado su libertad cincuenta días después del secuestro. Varios de los niños quedaron huérfanos tras el asesinato de sus padres aquel “sábado negro”. Salen de un calvario a comenzar otro que durará todas su vidas.
Abigail Edan, la niña americano-israelí, que cumplió 4 años en las profundidades de los túneles, fue liberada a enterarse que papás ya no hay. Yaffa Adar, 85, sobreviviente del Holocausto, arrastrada en un carro de golf por sus captores, recobró su libertad; dos veces sobreviviente. Faltan aún decenas de mujeres y niños, incluido el bebé argentino-israelí Kfir Bibas, de 10 meses, que completa cincuenta días quién sabe en qué túnel, guarida u hospital de Gaza. Esta “pausa humanitaria” ha servido para traer de vuelta, en cabeza de los secuestrados, las imágenes del pasado 7 de octubre ya olvidada convenientemente por gobiernos, organizaciones internacionales y antisemitas de todos los pelambres, para quienes la sangre judía poco vale.
Esta barbarie tiene un actor adicional: el opulento emirato de Catar, autoconvertido mediador esencial para que los rehenes vuelvan a sus casas, aquellos que aún tienen, pues la mayoría fueron destruidas e incendiadas. Los millones que Catar envía a Hamás son “invertidos” en desarrollar armas y construir túneles. Doha además provee cobertura diplomática y una poderosa herramienta propagandística en cabeza de Al Jazeera, pues Hamás es su mayor activo estratégico que le permite protagonismo frente a actores supustamente mas poderosos como Egipto y Arabia Saudita. Esta cercanía le permite ser un importante jugador diplomático sin ensuciarse las manos con las atrocidades de la organización islamista.
Recordemos que el emirato sufrió un fuerte bloqueo entre 2017 y 2021 por parte de sus vecinos y Egipto del cual salió airoso. Catar además mantiene estrechas relaciones con Irán y es sede de la mayor base militar de Estados Unidos en la región.
La tregua debe concluir en los próximos días, aún con decenas de secuestrados en Gaza. Israel seguramente reanudará su operación militar para cumplir con el objetivo que se propuso: desmantelar al gobierno de Hamás en Gaza y degradar su capacidad militar, por su seguridad, para recuperar su disuasión y por el bien de los dos millones de palestinos residentes en la franja que desde 2007 son rehenes de los islamistas, usados como escudos humanos y mantenidos en condiciones de pobreza y carencia. Lamentable y desesperanzador las víctimas civiles palestinas, pero si no hubiera Hamás ni su masacre del 7 de octubre, no habría víctimas civiles, ni palestinas ni israelíes. Los cataríes ya verán como hacen para contribuir con la reconstrucción de Gaza pues son en buena parte responsables de lo que ahí ocurre.
Deplorable, aquellos, políticos, funcionarios, organismos internacionales y medios que celebran la liberación de niños secuestrados agradeciendo a los captores, sin haberlos previamente condenado por habérselos llevado.
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Con la pausa en las acciones bélicas en Gaza para liberar a los secuestrados, queda en evidencia la crueldad inhumana de los terroristas de Hamás, quienes tras la masacre de octubre 7 se llevaron a los túneles a decenas de niños, mujeres y ancianos, algunos de los cuales han recobrado su libertad cincuenta días después del secuestro. Varios de los niños quedaron huérfanos tras el asesinato de sus padres aquel “sábado negro”. Salen de un calvario a comenzar otro que durará todas su vidas.
Abigail Edan, la niña americano-israelí, que cumplió 4 años en las profundidades de los túneles, fue liberada a enterarse que papás ya no hay. Yaffa Adar, 85, sobreviviente del Holocausto, arrastrada en un carro de golf por sus captores, recobró su libertad; dos veces sobreviviente. Faltan aún decenas de mujeres y niños, incluido el bebé argentino-israelí Kfir Bibas, de 10 meses, que completa cincuenta días quién sabe en qué túnel, guarida u hospital de Gaza. Esta “pausa humanitaria” ha servido para traer de vuelta, en cabeza de los secuestrados, las imágenes del pasado 7 de octubre ya olvidada convenientemente por gobiernos, organizaciones internacionales y antisemitas de todos los pelambres, para quienes la sangre judía poco vale.
Esta barbarie tiene un actor adicional: el opulento emirato de Catar, autoconvertido mediador esencial para que los rehenes vuelvan a sus casas, aquellos que aún tienen, pues la mayoría fueron destruidas e incendiadas. Los millones que Catar envía a Hamás son “invertidos” en desarrollar armas y construir túneles. Doha además provee cobertura diplomática y una poderosa herramienta propagandística en cabeza de Al Jazeera, pues Hamás es su mayor activo estratégico que le permite protagonismo frente a actores supustamente mas poderosos como Egipto y Arabia Saudita. Esta cercanía le permite ser un importante jugador diplomático sin ensuciarse las manos con las atrocidades de la organización islamista.
Recordemos que el emirato sufrió un fuerte bloqueo entre 2017 y 2021 por parte de sus vecinos y Egipto del cual salió airoso. Catar además mantiene estrechas relaciones con Irán y es sede de la mayor base militar de Estados Unidos en la región.
La tregua debe concluir en los próximos días, aún con decenas de secuestrados en Gaza. Israel seguramente reanudará su operación militar para cumplir con el objetivo que se propuso: desmantelar al gobierno de Hamás en Gaza y degradar su capacidad militar, por su seguridad, para recuperar su disuasión y por el bien de los dos millones de palestinos residentes en la franja que desde 2007 son rehenes de los islamistas, usados como escudos humanos y mantenidos en condiciones de pobreza y carencia. Lamentable y desesperanzador las víctimas civiles palestinas, pero si no hubiera Hamás ni su masacre del 7 de octubre, no habría víctimas civiles, ni palestinas ni israelíes. Los cataríes ya verán como hacen para contribuir con la reconstrucción de Gaza pues son en buena parte responsables de lo que ahí ocurre.
Deplorable, aquellos, políticos, funcionarios, organismos internacionales y medios que celebran la liberación de niños secuestrados agradeciendo a los captores, sin haberlos previamente condenado por habérselos llevado.
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