Cosas que pasan en el mundo sin que a nadie le importen. Cómo deben envidiar los armenios a los palestinos que, a pesar de que una de sus organizaciones representativas, Hamás, haya cometido una masacre de indescriptible sevicia, gozan del clamor popular, especialmente entre la izquierda, los progres en Occidente, gobiernos y organizaciones internacionales.
El 1° de enero de este año el enclave armenio en Nagorno Karabaj, conocido con el nombre de República de Artsakh, no reconocida por nadie, cesó oficialmente de existir. La población armenia que por casi 2.500 años había residido ahí huyó ante el avance incontenible de las tropas de Azerbaiyán, que primero en 2020 y después en 2023 ocuparon la totalidad del territorio. De acuerdo con el derecho internacional, el territorio pertenece a Azerbaiyán. Nagorno-Karabaj fue escenario de un claro episodio de limpieza étnica. Tras el fin de la Unión Soviética estalló la primera guerra Armenia-Azerbaiyán, ganada por los primeros, lo que generó igualmente desplazamiento masivo de azeríes. Esta es una de las guerras entre Estados, en la que el ganador, Azerbaiyán, ganó militar, política y diplomáticamente.
Armenia ha tenido una historia trágica, habiendo llegado en su momento a ser un gran imperio que abarcaba desde el Cáucaso hasta el Mediterráneo. Armenia fue el primer reino cristiano del mundo, 10 años antes del edicto de Milán, que iniciaba la cristianización del Imperio romano. Los armenios tienen su propia iglesia, uno de los componentes esenciales de su identidad. Durante la Primera Guerra Mundial, un millón y medio de armenios murieron -asesinados, de frío y hambre- en tierras otomanas, en el conocido genocidio armenio. La República de Armenia obtuvo su independencia luego de la desintegración de la Unión Soviética en un territorio apenas una fracción de lo que históricamente ha tenido. Armenia es uno de los países cuya diáspora es mucho mayor que la población nativa.
Stepanakert, la capital del otrora enclave, fue evacuada en su totalidad por sus residentes armenios, unos 110.000, en septiembre pasado, tras el arribo de las tropas azerbaiyanas. Durante tres años, entre 2020 y 2030, el enclave armenio estuvo bloqueado por Azerbaiyán.
Actualmente el que solía ser territorio armenio es objeto de gigantescos proyectos de construcción, financiados por la riqueza petrolera de Bakú, para asentar decenas de miles de azeríes, concluyendo así el intercambio poblacional: armenios afuera, azeríes adentro.
Esta reciente limpieza étnica pasó completamente inadvertida y el mundo ya la olvidó. Igual que la de los musulmanes rohinyá en Myanmar (Birmania), tigrayanos en Etiopía y otras más.
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El 1° de enero de este año el enclave armenio en Nagorno Karabaj, conocido con el nombre de República de Artsakh, no reconocida por nadie, cesó oficialmente de existir. La población armenia que por casi 2.500 años había residido ahí huyó ante el avance incontenible de las tropas de Azerbaiyán, que primero en 2020 y después en 2023 ocuparon la totalidad del territorio. De acuerdo con el derecho internacional, el territorio pertenece a Azerbaiyán. Nagorno-Karabaj fue escenario de un claro episodio de limpieza étnica. Tras el fin de la Unión Soviética estalló la primera guerra Armenia-Azerbaiyán, ganada por los primeros, lo que generó igualmente desplazamiento masivo de azeríes. Esta es una de las guerras entre Estados, en la que el ganador, Azerbaiyán, ganó militar, política y diplomáticamente.
Armenia ha tenido una historia trágica, habiendo llegado en su momento a ser un gran imperio que abarcaba desde el Cáucaso hasta el Mediterráneo. Armenia fue el primer reino cristiano del mundo, 10 años antes del edicto de Milán, que iniciaba la cristianización del Imperio romano. Los armenios tienen su propia iglesia, uno de los componentes esenciales de su identidad. Durante la Primera Guerra Mundial, un millón y medio de armenios murieron -asesinados, de frío y hambre- en tierras otomanas, en el conocido genocidio armenio. La República de Armenia obtuvo su independencia luego de la desintegración de la Unión Soviética en un territorio apenas una fracción de lo que históricamente ha tenido. Armenia es uno de los países cuya diáspora es mucho mayor que la población nativa.
Stepanakert, la capital del otrora enclave, fue evacuada en su totalidad por sus residentes armenios, unos 110.000, en septiembre pasado, tras el arribo de las tropas azerbaiyanas. Durante tres años, entre 2020 y 2030, el enclave armenio estuvo bloqueado por Azerbaiyán.
Actualmente el que solía ser territorio armenio es objeto de gigantescos proyectos de construcción, financiados por la riqueza petrolera de Bakú, para asentar decenas de miles de azeríes, concluyendo así el intercambio poblacional: armenios afuera, azeríes adentro.
Esta reciente limpieza étnica pasó completamente inadvertida y el mundo ya la olvidó. Igual que la de los musulmanes rohinyá en Myanmar (Birmania), tigrayanos en Etiopía y otras más.
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