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He recibido críticas porque mis columnas suelen mostrar —más bien recordarles— que en español muchas veces hay más de una forma válida para decir o escribir las cosas. Entiendo que en ocasiones puede resultar chocante el hecho de que no siempre todo sea blanco o negro, correcto o incorrecto; y pese a que aquí hemos insistido en ello, creo que aún falta interiorizar la realidad de que, si bien hay normas en las que debemos ponernos de acuerdo, al final los hablantes somos los dueños de la lengua.
Hoy quiero referirme, de nuevo, a cosas que pensamos que están mal, pero no es así necesariamente. Leí en redes sociales, por ejemplo, que con extrañeza decían que la palabra «menjurje» es supuestamente incorrecta, pues el Diccionario de la lengua española recoge la voz «mejunje». Sin embargo, no solo esa obra registra «menjurje» como equivalente de «mejunje», sino que el Diccionario de americanismos, promovido por la misma asociación de academias, lo recoge como: «Mezcla de cosas diversas que se hace sin orden ni medida». Incluso si la palabra no estuviera documentada, creo que podemos estar de acuerdo en que en el habla cotidiana está superasentada.
Otro caso son los aparentes pleonasmos o redundancias. Por ejemplo, «salir afuera» o «subir arriba» nos suenan extraño; sin embargo, la misma academia (fuente de autoridad para unas personas y blanco de críticas para otras) sostiene que, aunque el sentido de movimiento en estos verbos está implícito, hacerlo explícito no está mal.
Finalmente, nos han dicho que «entre más» (o «mientras más»), en el sentido de «cuanto más», es incorrecto; sin embargo, también está tan asentado en países de América Latina que ha sido documentado por la gramática. Es otra muestra de que el uso, que no es otra cosa que el consenso, se impone a la norma.