Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Las expectativas en cuanto al género en la más reciente actualización del Diccionario de la lengua española (DLE) seguramente estuvieron movidas en buena parte por registros pasados como el de «elle», visto en el «Observatorio de palabras» de la Real Academia Española. Entonces, lo describía como «pronombre de uso no generalizado creado para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno de los dos géneros tradicionalmente existentes».
Hay que recordar que dicha entrada fue posteriormente eliminada (por lo que el entrecomillado anterior fue tomado de lo citado en su momento por la prensa), pero eso no borró el revuelo que ya había causado (con posturas tanto a favor como en contra) pese a que dicho repositorio no es más que eso: un observatorio, el producto de un monitoreo. En todo caso, sirvió para mostrar que la organización, en efecto, está enterada de este tipo de novedades dentro de algunos sectores de la población hispanohablante. Pero, de nuevo, al implicar un cambio gramatical profundo, no se podía esperar que dicho pronombre apareciera ―tampoco aparecerá pronto― en la más reciente actualización del Diccionario.
Pilar Cuartas, editora de Género y Diversidad de este diario, no obstante, valoró como positivo que dentro de las innovaciones en el DLE se incluyera la forma compleja «rol de género»: «Conjunto de comportamientos culturalmente específicos que en una sociedad se esperan de una persona en razón de su sexo». Según ella, es una forma de reconocer que dichos roles han sido históricamente «la base de la desigualdad de género y las violencias» basadas en él.
En la próxima entrega me centraré en definiciones más problemáticas en cuanto al género en la actualización 23.7 de la obra mencionada.