Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hablemos de los usos de la palabra «demasiado», que sirve sobre todo como adverbio o como adjetivo. A veces, por querer expresar efusivamente un sentimiento alegre, podemos, por el contrario, estar imprimiendo una connotación negativa. No es extraño encontrarse con frases como «te amo demasiado» o «la pasamos demasiado bien». En efecto, en países de América se ha documentado el uso de «demasiado» como sinónimo de «muy» o de «mucho». De hecho, la Real Academia Española no lo considera reprobable, aunque recomienda mantenerlo en contextos de habla coloquial.
Creo, en todo caso, que es preciso recordar que «demasiado» suele referirse a algo que es excesivo, exagerado, o que sucede con una intensidad mayor a la conveniente. «La pasamos muy bien», «la pasamos superbién», entre otras, podrían ser formas más adecuadas para hablar positivamente de una experiencia. «La pasamos demasiado bien», en contraste, puede dar una idea contradictoria, de exceso: ¿la pasamos tan bien que nos hizo daño?
Cuando funciona como adjetivo (es decir, cuando modifica al sustantivo), puede variar en cuanto al género: «hice demasiado arroz» o «compré demasiada gaseosa, va a sobrar». También puede tomar la forma del plural: «invitaste demasiados amigos, no hay cupo». Como adverbio (cuando modifica al verbo), por el contrario, se mantiene invariable. El Diccionario panhispánico de dudas aconseja usarlo como usaríamos el adverbio «excesivamente»: «trabajas demasiado, no descansas» o «el huevo quedó duro, se cocinó demasiado».
mmedina@elespectador.com, @alejandra_mdn