Estados Unidos, ¿un liderazgo en riesgo?
María Ángela Holguín
Estados Unidos está en un momento complejo de su historia, está perdiendo su lugar privilegiado en el mundo.
Ha ejercido un dominio económico y político en la escena global desde la posguerra, ayudó a la reconstrucción de Europa y con su economía creciente apoyó al desarrollo en buena parte del mundo.
Su modelo de democracia, que se consideró ejemplar para el mundo, está pasando por un mal momento, con excesiva polarización y división, que le ha hecho perder liderazgo, unidad y autoridad. Escenas inverosímiles como la toma del Congreso en enero del 2021 dejan a Estados Unidos sin mayor autoridad para exigirles a algunos países, como lo hace, sobre la democracia.
Hoy es increíble ver las peleas en el Congreso para elegir el presidente de la Cámara o para apoyar al gobierno en su política exterior. En el caso de Ucrania, Biden no logró el apoyo a la ayuda económica que esperaba, a pesar de que saben que si Rusia gana esa guerra la estabilidad de Europa está en riesgo y será el triunfo de su enemigo histórico.
En términos de la política interna, de cara a las presidenciales del año entrante, está pasando lo impensable en Estados Unidos: un presidente investigado, cuestionado, está ganando de lejos la candidatura de su partido. Si no condenan a Trump, será el candidato republicano y, si se descuidan, otra vez será presidente.
Lo paradójico es que si eso pasara en cualquier país del mundo, que un candidato con investigaciones graves a punto de ser condenado se candidatizara, ellos serían los primeros en salir a criticar y sancionar.
Sin resolverse aún la situación en Ucrania, entra ahora la guerra en Gaza, que se vuelve un tema de campaña. La respuesta de Israel al horrible ataque terrorista de Hamás ha sido indiscriminada y tan sangrienta que hay críticas en la sociedad americana, especialmente entre jóvenes demócratas, por el apoyo irrestricto a ese Estado.
En el plano internacional, el mundo unipolar se acabó y estamos frente a uno multipolar con potencias que han ido surgiendo y tienen a Estados Unidos en una película nueva, ya no como el actor principal incuestionable.
Las múltiples guerras en Medio Oriente, como reacción al 11 de septiembre del 2001, en donde no han salido victoriosos, hacen pensar que Estados Unidos está perdiendo su liderazgo global, que suele crecer con las victorias y caer con los fracasos. La invasión a Irak hace 20 años, o a Afganistán, de donde salieron en el 2022 de manera abrupta dejándoles el país a los talibanes. O en casos como los de Libia, Siria y Yemen, el resultado son guerras no terminadas y los países destruidos mientras su población queda en situación de pobreza y desesperanza.
Otro asunto es el temor de los americanos al ascenso de China como potencia, lo que los ha llevado a una pelea con el gigante asiático que no le conviene al mundo ni a ellos. China ha llegado con ayuda económica a los lugares donde Estados Unidos ha perdido espacio: África y América Latina. El gigante asiático es hoy el principal socio comercial para más de 60 países.
Estados Unidos y China deben bajar las tensiones que empezaron con Trump con las sanciones comerciales a bienes de consumo. Hay temas gruesos que tendrán al mundo en problemas, como el cambio climático y la inteligencia artificial, que deben ser asuntos que se trabajen juntos por el bien de la humanidad.
Estados Unidos está en un momento complejo de su historia, está perdiendo su lugar privilegiado en el mundo.
Ha ejercido un dominio económico y político en la escena global desde la posguerra, ayudó a la reconstrucción de Europa y con su economía creciente apoyó al desarrollo en buena parte del mundo.
Su modelo de democracia, que se consideró ejemplar para el mundo, está pasando por un mal momento, con excesiva polarización y división, que le ha hecho perder liderazgo, unidad y autoridad. Escenas inverosímiles como la toma del Congreso en enero del 2021 dejan a Estados Unidos sin mayor autoridad para exigirles a algunos países, como lo hace, sobre la democracia.
Hoy es increíble ver las peleas en el Congreso para elegir el presidente de la Cámara o para apoyar al gobierno en su política exterior. En el caso de Ucrania, Biden no logró el apoyo a la ayuda económica que esperaba, a pesar de que saben que si Rusia gana esa guerra la estabilidad de Europa está en riesgo y será el triunfo de su enemigo histórico.
En términos de la política interna, de cara a las presidenciales del año entrante, está pasando lo impensable en Estados Unidos: un presidente investigado, cuestionado, está ganando de lejos la candidatura de su partido. Si no condenan a Trump, será el candidato republicano y, si se descuidan, otra vez será presidente.
Lo paradójico es que si eso pasara en cualquier país del mundo, que un candidato con investigaciones graves a punto de ser condenado se candidatizara, ellos serían los primeros en salir a criticar y sancionar.
Sin resolverse aún la situación en Ucrania, entra ahora la guerra en Gaza, que se vuelve un tema de campaña. La respuesta de Israel al horrible ataque terrorista de Hamás ha sido indiscriminada y tan sangrienta que hay críticas en la sociedad americana, especialmente entre jóvenes demócratas, por el apoyo irrestricto a ese Estado.
En el plano internacional, el mundo unipolar se acabó y estamos frente a uno multipolar con potencias que han ido surgiendo y tienen a Estados Unidos en una película nueva, ya no como el actor principal incuestionable.
Las múltiples guerras en Medio Oriente, como reacción al 11 de septiembre del 2001, en donde no han salido victoriosos, hacen pensar que Estados Unidos está perdiendo su liderazgo global, que suele crecer con las victorias y caer con los fracasos. La invasión a Irak hace 20 años, o a Afganistán, de donde salieron en el 2022 de manera abrupta dejándoles el país a los talibanes. O en casos como los de Libia, Siria y Yemen, el resultado son guerras no terminadas y los países destruidos mientras su población queda en situación de pobreza y desesperanza.
Otro asunto es el temor de los americanos al ascenso de China como potencia, lo que los ha llevado a una pelea con el gigante asiático que no le conviene al mundo ni a ellos. China ha llegado con ayuda económica a los lugares donde Estados Unidos ha perdido espacio: África y América Latina. El gigante asiático es hoy el principal socio comercial para más de 60 países.
Estados Unidos y China deben bajar las tensiones que empezaron con Trump con las sanciones comerciales a bienes de consumo. Hay temas gruesos que tendrán al mundo en problemas, como el cambio climático y la inteligencia artificial, que deben ser asuntos que se trabajen juntos por el bien de la humanidad.