La democracia en Guatemala está en riesgo
María Ángela Holguín
La situación de Guatemala es cada vez más compleja. La crisis que se ha desatado en los últimos meses, después de la elección del presidente Bernardo Arévalo, tiene a la democracia del país centroamericano en vilo.
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La situación de Guatemala es cada vez más compleja. La crisis que se ha desatado en los últimos meses, después de la elección del presidente Bernardo Arévalo, tiene a la democracia del país centroamericano en vilo.
El pasado 20 de agosto se llevó a cabo la segunda vuelta y ganó Bernardo Arévalo del naciente partido Movimiento Semilla, que había surgido de las manifestaciones que llevaron a la renuncia del presidente Otto Pérez en el 2015. El partido se constituyó en el 2018 como respuesta de una población cansada con los escándalos de corrupción de la clase política. Arévalo, exdiplomático y académico, que inicialmente figuraba octavo en las encuestas, dio la sorpresa con 2′441.661 votos, el 58 % del total de la votación.
Hasta ahí todo estaba en la normalidad de una transición democrática, pero lo que está pasando en Guatemala ahora es tan complicado que, si el presidente elegido por voluntad popular llega a posesionarse el 14 de enero, será un milagro.
Bernardo Arévalo iba de octavo en las encuestas; hasta ese momento, Movimiento Semilla era un partido invisible que no generaba ningún riesgo. Arévalo, una persona que no estaba en la política, generó en la población guatemalteca una ilusión de cambiar a la clase política inmersa en escándalos de corrupción, situación que se viene dando en Guatemala desde hace décadas.
La fiscal nombrada por el presidente actual ha liderado la persecución al partido del presidente electo y a él mismo desde el pasado mes de junio. Primero dijo que las firmas con las cuales se había constituido el partido eran falsas, y que por lo tanto no podía haber participado en las elecciones. Después, la fiscal pidió que a Arévalo y a su vicepresidenta se les procesara por incitación a la sedición por unos mensajes enviados durante las protestas de los pasados meses.
El pasado 31 de octubre, el Tribunal Supremo le retiró la personería jurídica al partido Movimiento Semilla, lo que complicará la gobernabilidad de Arévalo, ya que no podrán formar bancada, aunque obtuvieron 23 escaños en el Congreso.
El 30 de noviembre, a las 11:50 de la noche, el último día de sesiones del Congreso, se levantó la inmunidad de cuatro magistrados del Tribunal Supremo Electoral para poder juzgarlos por fraude por la compra ilegal de un equipo de datos que utilizaron en las elecciones. Esto lo hacen para poder declarar nulos los comicios de junio y así llamar a nuevas elecciones.
Entre el Congreso, el Tribunal Supremo y el Ministerio Público han tratado de frenar la posesión de Bernardo Arévalo con toda clase de acciones. La población civil, los estudiantes, especialmente los indígenas han marchado desde el 2 de octubre, paralizando el país para apoyar a Arévalo y que se respete la decisión del pueblo. Las manifestaciones serán lo único que ayudará a que se respeten las elecciones.
El Consejo Permanente de la OEA ha realizado ocho reuniones para evaluar la situación en Guatemala. Inclusive el 4 de noviembre circularon una resolución para votar que, si el Ministerio Público continúa en esa persecución al presidente electo, se podría aplicar la Carta Democrática en Guatemala. Los países le solicitan al secretario Luis Almagro que continúe en los esfuerzos diplomáticos para promover la democracia y el estado de derecho en el país.
La democracia en Guatemala está en serio peligro y es urgente la intervención de la OEA y que los países en la región hagan sentir su voz para defenderla.