Le llegó una mujer a México
María Ángela Holguín
Hemos visto, a lo largo de las últimas dos décadas, la llegada de las mujeres a la Presidencia de algunos países de América Latina. El caso de Argentina, Brasil, Costa Rica, Panamá, Chile y Honduras, recientemente. Si miramos a Europa y los países nórdicos, las mujeres han ganado elecciones y han gobernado en varios de ellos. Ya no es raro ver una mujer primera ministra en los países europeos o a la cabeza de la Comisión de la Unión Europea. Me decía un diplomático alemán que la señora Merkel contaba que pensó que era hora de irse cuando un niño de 10 años le pregunto que si tenía que ser mujer para ser canciller de Alemania.
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Hemos visto, a lo largo de las últimas dos décadas, la llegada de las mujeres a la Presidencia de algunos países de América Latina. El caso de Argentina, Brasil, Costa Rica, Panamá, Chile y Honduras, recientemente. Si miramos a Europa y los países nórdicos, las mujeres han ganado elecciones y han gobernado en varios de ellos. Ya no es raro ver una mujer primera ministra en los países europeos o a la cabeza de la Comisión de la Unión Europea. Me decía un diplomático alemán que la señora Merkel contaba que pensó que era hora de irse cuando un niño de 10 años le pregunto que si tenía que ser mujer para ser canciller de Alemania.
Ahora todo parece indicar que México, uno de los países más machistas de América Latina, será gobernado por una mujer. En una reciente encuesta donde se les pregunta a los mexicanos qué tan machista consideran a su país, un 75 % respondió que la población es algo o muy machista.
Este proceso empezó ya hace algunos años en México con la Reforma Electoral del gobierno de Peña Nieto sobre la paridad en el Congreso. Esto ha llevado también a una interpretación del Instituto Electoral sobre las candidaturas a las gobernaciones y a las elecciones regionales. Han elegido más mujeres gobernadoras en los últimos 6 años que sumadas todas las elegidas en la historia del país. Eso es parte del proceso de aceptar que las mujeres tienen la capacidad y el carácter para ser jefas de Estado. Es un proceso que viene de atrás que se evidencia en estas elecciones presidenciales y cuya aceptación se da por descontada. Hoy no es un tema del debate de campaña, ya se asumió; los mexicanos se acostumbraron, sin darse cuenta, a que las mujeres gobiernen.
Y será gobernado por una mujer porque las dos candidatas de los partidos con mayor opción son mujeres. Claudia Sheinbaum, candidata de Morena, elegida casi a dedo como en los viejos tiempos del PRI por el presidente López Obrador. Fue la alcaldesa de la Ciudad de México hasta hace pocos meses, y es una científica y académica que se retiró de la Alcaldía para ir a la consulta interna de Morena.
Los partidos de la oposición -el PAN, el PRI y el PRD- hicieron una alianza, ‘Fuerza y Corazón por México’, y eligieron como candidata a Xochitl Gálvez, exsenadora y empresaria. Tiene en su equipo de campaña mujeres que han trabajado por México y que han sido ellas mismas candidatas presidenciales, como Margarita Zabala y Josefina Vásquez Mota.
En la encuesta se refleja que hay más confianza en las mujeres cuando se habla de lucha contra la corrupción y, en los temas económicos, la gente siente a las mujeres más cercanas en los temas sociales y se sienten más confiados en una mujer en los temas de seguridad ciudadana. Esto último debe ser por las personalidades de las dos candidatas. La alcaldesa de la Ciudad de México, una ciudad de más de 18 millones de habitantes -más grande que varios de los países América Latina-, Claudia Sheinbaum, dejó la impresión de que lo hizo bien. La otra candidata, Xochitl Gálvez, ha sido fuerte en sus posturas críticas a López Obrador y da la sensación de un gran carácter al enfrentarlo desde hace años. En la encuesta, un 63 % cree que el país está preparado para una mujer. Es decir, se consideran machistas, pero preparados para el cambio. Bien por ellas en México.