Sin demeritar a los otros noticieros televisivos nacionales –RCN, Caracol TV, Red+, entre otros–, el cierre de CM&, luego de más de 30 años de estar en el aire, produce al menos tristeza y añoranza.
Uno se había acostumbrado a su horario de las 9 de la noche, a sus titulares que resumían en buena parte su contenido, a la sección uno-dos-tres, a sus mini-noticias que no solían durar más de dos minutos y a un balance informativo que hacía pensar en su imparcialidad.
Sus presentadoras, Claudia Palacios y Margarita Ortega, siempre de punta en blanco, y las de las secciones de los chismes y farándula, con no poca picardía, complementaban un espacio ameno, pero siempre objetivo. La parte política tenía gran credibilidad, así como la económica y sus corresponsales en todo el país y en el exterior siempre estaban al pie de la noticia, compitiendo, y de qué manera, con los otros canales seguramente con más recursos económicos.
Destacable la presencia de Yamid Amat, un verdadero monstruo del periodismo latinoamericano, innovador y continuamente a la vanguardia en los adelantos tecnológicos, escuela del aprendizaje, cuna de los grandes comunicadores que hoy lo reconocen como un gran gurú de esta ciencia y pasión que exige dedicación 7-24 y un compromiso ineludible con la honestidad y con la verdad.
Este final de CM&, al coincidir con la salida de la bugueña Vicky Dávila de la dirección de Semana para dedicarse a la política, son dos noticias que lamentamos y que harta falta nos van a hacer.
Sin demeritar a los otros noticieros televisivos nacionales –RCN, Caracol TV, Red+, entre otros–, el cierre de CM&, luego de más de 30 años de estar en el aire, produce al menos tristeza y añoranza.
Uno se había acostumbrado a su horario de las 9 de la noche, a sus titulares que resumían en buena parte su contenido, a la sección uno-dos-tres, a sus mini-noticias que no solían durar más de dos minutos y a un balance informativo que hacía pensar en su imparcialidad.
Sus presentadoras, Claudia Palacios y Margarita Ortega, siempre de punta en blanco, y las de las secciones de los chismes y farándula, con no poca picardía, complementaban un espacio ameno, pero siempre objetivo. La parte política tenía gran credibilidad, así como la económica y sus corresponsales en todo el país y en el exterior siempre estaban al pie de la noticia, compitiendo, y de qué manera, con los otros canales seguramente con más recursos económicos.
Destacable la presencia de Yamid Amat, un verdadero monstruo del periodismo latinoamericano, innovador y continuamente a la vanguardia en los adelantos tecnológicos, escuela del aprendizaje, cuna de los grandes comunicadores que hoy lo reconocen como un gran gurú de esta ciencia y pasión que exige dedicación 7-24 y un compromiso ineludible con la honestidad y con la verdad.
Este final de CM&, al coincidir con la salida de la bugueña Vicky Dávila de la dirección de Semana para dedicarse a la política, son dos noticias que lamentamos y que harta falta nos van a hacer.