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En Caracas el próximo 10 de enero, fecha en que Maduro asumirá su espuria presidencia, el mundo va a poder distinguir entre los cómplices, los indignados y los babosos con el fraude electoral venezolano. Servilmente homenajeando al “gánster en jefe”, dentro de los países y gobiernos cómplices con la engañifa estarán los de siempre: Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua, China y Corea del Norte. Muy seguramente en el besamanos los acompañarán altos representantes de México, de Honduras, de Bolivia… ¿y de Colombia?
En segundo lugar, están los países indignados, países cuyos mandatarios unánimemente rechazaron el timo electoral: Chile, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. Lula, quien abiertamente manifiesta que el engaño de Maduro lo llevó a vetar la entrada de Venezuela a los BRICS, seguramente estará en el grupo de los indignados. Dentro de esta categoría también está la Unión Europea (UE), quienes abiertamente han expresado que sin verificación de los resultados no reconocerían a Maduro.
En tercer lugar, están los gobiernos babosos, los que, sin tener los pantalones para denunciar el fraude de los gánsteres, quisieran aparentar no ser cómplices del estropicio electoral. Un verso de La Divina Comedia relata cómo Dante y su guía, Virgilio, en el camino al infierno, vislumbran unas almas –despreciables e insignificantes– que en vida permanecieron neutrales respecto a las grandes decisiones morales. Al abstenerse de elegir entre el bien y el mal, estas almas no son bienvenidas ni en el cielo, ni en el infierno. En su interpretación sobre esta oda de La Divina Comedia, J. F. Kennedy afirmó que “los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral se mantienen neutrales”. Ojalá el sinvergüenza del expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero (a quién Carlos Granés correctamente ha identificado como el “papel higiénico de Maduro”), no logre convertir a los indignados en babosos, y a los babosos en cómplices.
Colombia, lamentablemente, ha escogido posicionarse en el grupo de los babosos argumentando razones “técnicas” y que es en el mejor interés de Colombia mantener relaciones con Venezuela y sus gánsteres, premisa equivocada en opinión de este columnista. Más allá de que Venezuela se haya convertido en refugio y guarida de los bandidos, los narcoterroristas del ELN y las disidencias de las FARC, en realidad son un cogobierno, administrando parte del territorio venezolano y aportándole a Maduro y al régimen, producto del narcotráfico y de la minería ilegal, cuantiosos recursos económicos. Mientras Maduro, Diosdado y los otros gánsteres –incluyendo los narcoterroristas– estén en el poder, no habrá paz en Colombia. Hoy en día el chavismo constituye un peligro mayor para nuestro país, y es un desacierto asumir que el no incomodar a Maduro nos pueda brindar el menor beneficio.
Apostilla: Olvidándose de mencionar que, sobre él y su socio Diosdado, pesan recompensas de 25 millones de dólares, el payaso de Maduro ha puesto una recompensa de 100 mil dólares sobre la cabeza del legítimo presidente de Venezuela, Edmundo González.