Petro pretende replicar en Colombia un tal Pacto Histórico, galimatías ideológico que se originó en Chile, en el que caben todo tipo de vertientes siniestras (las de derecha son diestras). Jorge Iván Cuervo, investigador de la Facultad de Gobierno, Finanzas y Relaciones Internacionales del Externado, afirma: “Nadie le va a quitar la candidatura a Petro. El Pacto Histórico no va a cambiar eso. Si acaso se estaría buscando quién sería su fórmula vicepresidencial. No hay que dejarse obnubilar por el nombre de Pacto Histórico, no es ni pacto ni es histórico, y ese tipo de fórmulas las usan los candidatos para enredar al elector, pero en el fondo son estrategias electorales, coyunturales, para armar listas al Congreso”. Con habilidad, Petro ha presentado el Pacto Histórico como un proyecto a largo plazo: “No seríamos serios si no planteáramos que un cambio de época, de historia, implica el uso de varios quinquenios de transformaciones. Varios gobiernos dirigidos por diferentes personas”. Para extender sus redes y colocar carnadas en sus anzuelos, Petro explícitamente afirma que durante los múltiples gobiernos del Pacto Histórico habrá muchos gobernantes y se cuida de esconder la cruda realidad: los gobernantes de izquierda, tipo Castro y Chávez, solo abandonan el poder cuando les llega lo que el finado visionario Jesús Santrich llamaba el “memento mori”. Daniel Ortega y Nicolás Maduro claramente no piensan abandonar el poder en prendas de lino, sino en camisas de pino. A los que crean en la promesa de que habrá muchos gobernantes durante el Pacto Histórico, por haber sido en vida tan zoquetes como cándidos, les serán adjudicadas fosas individuales en el infierno.
Y si bien Petro maneja con destreza las redes, logrando capturar un buen número de bocachicos y sardinas, con el anzuelo no ha tenido tanta suerte. En el costado izquierdo de nuestro principal río, el senador logró replicar fenómenos como la subienda de Magdalena, evento migratorio y reproductivo único en el mundo que se da en las ciénagas de este raudal. La subienda está representada por la abundancia de peces, especialmente de nicuro, bocachico, bagre y capaz. Al Pacto Histórico le han llegado varios bagres, muchos de ellos en estado avanzado de descomposición. Enriquecidos a más no poder en ejercicio de la política, uno de estos bagres no puede explicar sumas de $1.200 millones en su residencia, y otro se ve a gatas para probar el origen de una fortuna que supera los $3.100 millones. Petro padece de parosmia, una rara enfermedad que implica un cambio en la percepción normal de los olores, por ejemplo, cuando se distorsiona el olor de algo familiar o cuando algo que normalmente le desagradaba de repente se vuelve agradable. ¿Será que, de tanto manejar decenas de millones de pesos en efectivo, Petro se acostumbró al hedor que produce el pescado podrido?
Los que son y serán víctimas de las invectivas e injurias de Petro son aquellos políticos o sindicalistas que no piquen el anzuelo lanzado por el senador de la Colombia Humana para converger alrededor del Pacto Histórico. Petro y sus alfiles se han ido lanza en ristre contra tres políticos como Claudia López, Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, injuriándolos de palabra y obra. Afirmaba William Congreve que el infierno no tenía furia igual como aquella de una mujer despechada. Todo indica que un Petro despechado puede ser aún más energúmeno que la mujer indignada.
Petro pretende replicar en Colombia un tal Pacto Histórico, galimatías ideológico que se originó en Chile, en el que caben todo tipo de vertientes siniestras (las de derecha son diestras). Jorge Iván Cuervo, investigador de la Facultad de Gobierno, Finanzas y Relaciones Internacionales del Externado, afirma: “Nadie le va a quitar la candidatura a Petro. El Pacto Histórico no va a cambiar eso. Si acaso se estaría buscando quién sería su fórmula vicepresidencial. No hay que dejarse obnubilar por el nombre de Pacto Histórico, no es ni pacto ni es histórico, y ese tipo de fórmulas las usan los candidatos para enredar al elector, pero en el fondo son estrategias electorales, coyunturales, para armar listas al Congreso”. Con habilidad, Petro ha presentado el Pacto Histórico como un proyecto a largo plazo: “No seríamos serios si no planteáramos que un cambio de época, de historia, implica el uso de varios quinquenios de transformaciones. Varios gobiernos dirigidos por diferentes personas”. Para extender sus redes y colocar carnadas en sus anzuelos, Petro explícitamente afirma que durante los múltiples gobiernos del Pacto Histórico habrá muchos gobernantes y se cuida de esconder la cruda realidad: los gobernantes de izquierda, tipo Castro y Chávez, solo abandonan el poder cuando les llega lo que el finado visionario Jesús Santrich llamaba el “memento mori”. Daniel Ortega y Nicolás Maduro claramente no piensan abandonar el poder en prendas de lino, sino en camisas de pino. A los que crean en la promesa de que habrá muchos gobernantes durante el Pacto Histórico, por haber sido en vida tan zoquetes como cándidos, les serán adjudicadas fosas individuales en el infierno.
Y si bien Petro maneja con destreza las redes, logrando capturar un buen número de bocachicos y sardinas, con el anzuelo no ha tenido tanta suerte. En el costado izquierdo de nuestro principal río, el senador logró replicar fenómenos como la subienda de Magdalena, evento migratorio y reproductivo único en el mundo que se da en las ciénagas de este raudal. La subienda está representada por la abundancia de peces, especialmente de nicuro, bocachico, bagre y capaz. Al Pacto Histórico le han llegado varios bagres, muchos de ellos en estado avanzado de descomposición. Enriquecidos a más no poder en ejercicio de la política, uno de estos bagres no puede explicar sumas de $1.200 millones en su residencia, y otro se ve a gatas para probar el origen de una fortuna que supera los $3.100 millones. Petro padece de parosmia, una rara enfermedad que implica un cambio en la percepción normal de los olores, por ejemplo, cuando se distorsiona el olor de algo familiar o cuando algo que normalmente le desagradaba de repente se vuelve agradable. ¿Será que, de tanto manejar decenas de millones de pesos en efectivo, Petro se acostumbró al hedor que produce el pescado podrido?
Los que son y serán víctimas de las invectivas e injurias de Petro son aquellos políticos o sindicalistas que no piquen el anzuelo lanzado por el senador de la Colombia Humana para converger alrededor del Pacto Histórico. Petro y sus alfiles se han ido lanza en ristre contra tres políticos como Claudia López, Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, injuriándolos de palabra y obra. Afirmaba William Congreve que el infierno no tenía furia igual como aquella de una mujer despechada. Todo indica que un Petro despechado puede ser aún más energúmeno que la mujer indignada.