Los colombianos padecemos varios defectos, entre ellos la memoria selectiva. En reciente artículo la senadora Paloma Valencia comentaba: “El M-19 fue una guerrilla armada urbana que violentó a los colombianos durante 16 años. El Centro Nacional de Memoria Histórica dice que entre 1970 y 1989, el M-19 fue responsable de 557 secuestros. Uno de sus más espeluznantes crímenes fue el del líder sindicalista José Raquel Mercado. Lo secuestraron, lo torturaron y luego lo mataron… La toma del Palacio de Justicia fue su mayor demostración de barbarie y terrorismo. Pretendían juzgar al presidente Betancur, también por traición a la patria, así que secuestraron el edificio con todos los magistrados, funcionarios y visitantes. Hubo 98 muertos. Los nexos de esta toma con el narcotráfico están documentados. El informe de la Comisión de la Verdad sobre el Palacio de Justicia establece: «Entre 1984 y 1985 miembros de la dirección del M-19 se reunieron en Medellín con Pablo Escobar, recibieron dineros de ese cartel y realizaron acciones criminales conjuntas…». La idea era desaparecer los expedientes de los extraditables (mafiosos que serían extraditados)”.
El hoy candidato del Pacto Histórico era parte integral de esa guerrilla asociada con el narcotráfico. Petro ha manejado un discurso ambiguo sobre su pasado, en ocasiones afirmando que su papel era tangencial, casi insignificante. A tal nivel llega su presunta modestia que María Fernanda Cabal comentaba que Petro estaba al borde de afirmar que se limitaba a “servir los tintos”. El que Petro, conocido en la guerrilla como Aureliano o el Cacas, no formara parte de la estructura militar lo corrobora el excomandante del M-19 Éverth Bustamante: “Gustavo Petro nunca perteneció a las estructuras militares de esa extinta guerrilla… no hay que enrostrarle eso, porque que yo sepa, Petro nunca participó en actividades violentas… lo que pasa es que él tiene un discurso que quiere asumir vocería cercana a la violencia que es distinto. Petro realmente nunca fue parte de las estructuras militares del M-19”.
En su reciente libro, Petro intenta convencer que él prácticamente estaba al mismo nivel que Carlos Pizarro, el “comandante papito”. No opina igual Carlos Antonio Lucio, que escribió hace algunos meses: “Cuando Petro afirma que, «hasta el día de su muerte», Pizarro y él no fueron amigos, eso es absolutamente cierto. Pero cuando afirma que no lo fueron porque «nos veíamos en cierta forma como rivales», eso es absolutamente falso. No puedo discutir si Petro se haya sentido rival de Pizarro… eso está en la órbita de sus emociones y porque eso puede caber dentro de un posible delirio de mitomanía cruzada con paranoia que pueda afectarlo por momentos. Pero lo que sí puedo asegurar, porque lo sé, es que Pizarro jamás vio a Petro como a su rival. Esto lo puedo asegurar básicamente por dos razones: la primera, porque no había motivo alguno para ello, y la segunda, porque Petro jamás tuvo en el M-19 ni el significado, ni la representatividad ni la importancia suficientes como para constituirse en rival de Pizarro”.
Apostilla 1: no es verdad que Putin esté planeando invadir a toda Europa. A él solo le interesa invadir a los países vecinos.
Apostilla 2: el matricida Jhonier Leal afirma que se compromete a que “jamás volverá a ocurrir una situación de tal magnitud”. ¿Será qué a esté imbécil nadie le puede explicar que “madre solo hay una”?
Los colombianos padecemos varios defectos, entre ellos la memoria selectiva. En reciente artículo la senadora Paloma Valencia comentaba: “El M-19 fue una guerrilla armada urbana que violentó a los colombianos durante 16 años. El Centro Nacional de Memoria Histórica dice que entre 1970 y 1989, el M-19 fue responsable de 557 secuestros. Uno de sus más espeluznantes crímenes fue el del líder sindicalista José Raquel Mercado. Lo secuestraron, lo torturaron y luego lo mataron… La toma del Palacio de Justicia fue su mayor demostración de barbarie y terrorismo. Pretendían juzgar al presidente Betancur, también por traición a la patria, así que secuestraron el edificio con todos los magistrados, funcionarios y visitantes. Hubo 98 muertos. Los nexos de esta toma con el narcotráfico están documentados. El informe de la Comisión de la Verdad sobre el Palacio de Justicia establece: «Entre 1984 y 1985 miembros de la dirección del M-19 se reunieron en Medellín con Pablo Escobar, recibieron dineros de ese cartel y realizaron acciones criminales conjuntas…». La idea era desaparecer los expedientes de los extraditables (mafiosos que serían extraditados)”.
El hoy candidato del Pacto Histórico era parte integral de esa guerrilla asociada con el narcotráfico. Petro ha manejado un discurso ambiguo sobre su pasado, en ocasiones afirmando que su papel era tangencial, casi insignificante. A tal nivel llega su presunta modestia que María Fernanda Cabal comentaba que Petro estaba al borde de afirmar que se limitaba a “servir los tintos”. El que Petro, conocido en la guerrilla como Aureliano o el Cacas, no formara parte de la estructura militar lo corrobora el excomandante del M-19 Éverth Bustamante: “Gustavo Petro nunca perteneció a las estructuras militares de esa extinta guerrilla… no hay que enrostrarle eso, porque que yo sepa, Petro nunca participó en actividades violentas… lo que pasa es que él tiene un discurso que quiere asumir vocería cercana a la violencia que es distinto. Petro realmente nunca fue parte de las estructuras militares del M-19”.
En su reciente libro, Petro intenta convencer que él prácticamente estaba al mismo nivel que Carlos Pizarro, el “comandante papito”. No opina igual Carlos Antonio Lucio, que escribió hace algunos meses: “Cuando Petro afirma que, «hasta el día de su muerte», Pizarro y él no fueron amigos, eso es absolutamente cierto. Pero cuando afirma que no lo fueron porque «nos veíamos en cierta forma como rivales», eso es absolutamente falso. No puedo discutir si Petro se haya sentido rival de Pizarro… eso está en la órbita de sus emociones y porque eso puede caber dentro de un posible delirio de mitomanía cruzada con paranoia que pueda afectarlo por momentos. Pero lo que sí puedo asegurar, porque lo sé, es que Pizarro jamás vio a Petro como a su rival. Esto lo puedo asegurar básicamente por dos razones: la primera, porque no había motivo alguno para ello, y la segunda, porque Petro jamás tuvo en el M-19 ni el significado, ni la representatividad ni la importancia suficientes como para constituirse en rival de Pizarro”.
Apostilla 1: no es verdad que Putin esté planeando invadir a toda Europa. A él solo le interesa invadir a los países vecinos.
Apostilla 2: el matricida Jhonier Leal afirma que se compromete a que “jamás volverá a ocurrir una situación de tal magnitud”. ¿Será qué a esté imbécil nadie le puede explicar que “madre solo hay una”?