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En declaraciones a NTN24, el cabecilla y negociador de las Farc Iván Márquez afirma: “Queremos ser como Venezuela… ¡Porque el chavismo es un ejemplo a seguir!”. En aras de mayor claridad, puede ser oportuno hacerle a Márquez una serie de preguntas y precisiones para que los colombianos entiendan ¿qué es lo que a él y a las Farc les atrae más de Venezuela y del chavismo?
¿Será el hecho de que la economía venezolana se ha contraído casi un 30 por ciento en los últimos cuatro años, declinación a menudo vista solo en tiempos de guerra? Aparte de tener la tasa de inflación más alta del mundo (780 %), las importaciones de alimentos y medicamentos han disminuido un 50 por ciento y un 67 por ciento, respectivamente, en el último año; y las importaciones totales son ahora menos de US$ 20.000 millones, aproximadamente un tercio de lo que eran en el 2012. Una década de intervencionismo socavando el sector privado a través de controles monetarios, regulaciones burocráticas y expropiaciones directas ha llevado a la ruina a buena parte del sector privado venezolano y ha hecho que las exportaciones no tradicionales se desplomen en un 75 por ciento.
¿Será el hecho de que la pobreza en la República Bolivariana, que cayó durante la década de 2000, ha superado ya los niveles pre-Chávez, con más de tres de cada cuatro venezolanos que viven con necesidades y la mitad de la nación sufriendo pobreza extrema? El gobierno chavista ha recurrido a una mezcla de excusas, de culpar al sector privado, levantar los controles de precios de bienes específicos, y sistemáticamente reprimir la disidencia, para hacer frente a la desesperación pública.
¿O será que las Farc ya conocen que un estudio reciente de tres destacadas universidades venezolanas que encontró que la mayoría de los venezolanos ya no pueden cumplir con las recomendaciones de ingesta de al menos 2.000 calorías diarias? El 75 por ciento de la población reportó una pérdida significativa de peso sólo en el último año. En un pasado no muy lejano, Venezuela era la nación más rica de América del Sur. Hoy, la mayoría de la población vive en condiciones iguales o peores que los ciudadanos de Bangladesh, la República Democrática del Congo o Mozambique.
El gobierno venezolano, cuya deuda externa es de US$ 140.000 millones —aproximadamente el equivalente a su PIB denominado en dólares—, ha escogido sistemáticamente el pago de la deuda sobre otras obligaciones, incluyendo la provisión de bienes básicos. Para 2017 los intereses y obligaciones principales alcanzan a US$ 10.000 millones, que igualan las reservas internacionales. La razón de Venezuela de no acudir a una moratoria tiene que ver con que la mayoría de la deuda externa está es en manos de los mismos chavistas, que obviamente prefieren que primero pase hambre el pueblo antes de ver comprometidas sus inversiones en dólares.
No sobra recordar que Iván Márquez es el mismo que en reciente entrevista con W Radio afirmaba que las Farc nunca habían estado involucradas en el narcotráfico y que su papel se limitaba a la “impuestación” (¿cobro de impuestos?) a los productores de coca. ¿Acaso —se preguntaba Márquez— somos unos mafiosos que bombardeamos a los Estados Unidos con coca? Acogiendo tan peregrina tesis, ahora resulta que los únicos narcotraficantes son los vendedores de coca en las calles. Los otros actores, como los que les brindan protección y cobran impuestos, están exclusivamente en el negocio de la “seguridad” y el “recaudo”.