Con ingresos de más de 500 millones de dólares al año entre fondos del gobierno británico y donaciones públicas, Oxfam es una ONG de extrema izquierda reconocida más por su ideologización y manipulación de las cifras –y que tiene adicionalmente un extenso historial de escándalos dentro de los cuales están nepotismo, acoso e intimidación, “abusos de poder” y graves indelicadezas sexuales–. Una fuente relataba al Times de Londres que en dicha organización se llevaban a cabo “orgías dignas de Calígula”. Ante la contundencia de las pruebas, a la ONG británica no le quedó alternativa diferente de aceptar los cargos y presentar disculpas en público.
Obnubilada por sus sesgos socialistas, Oxfam ha sido incapaz de entender que la economía no es un juego de suma cero, en donde lo que una gana, necesariamente lo pierde el otro. Según cifras del Banco Mundial, en el año 2000 el 28 % de la población mundial vivía en situación de extrema pobreza. Hoy, ese guarismo ha disminuido al 9,2 %. Adicionalmente, cada año más de 30 millones de personas superan el umbral de la pobreza, según la misma institución. Simultáneamente, con la superación de la pobreza de millones de personas, cada año un centenar de personas engrosan la lista de los multimillonarios. En la China, país que abandonó en el campo económico los disparates del socialismo, más de 850 millones de personas salieron de la pobreza absoluta, no obstante haberse creado 814 multimillonarios. La fijación de Oxfam con la igualdad no les hace entender que, aun en países paradigmas de igualdad como Suecia, el 10 % más rico de la población posee cerca del 75 % de la riqueza. ¡Donde no hay ricos, necesariamente solo hay pobres!
Y es precisamente el nulo rigor académico de Oxfam el que los llevó a recibir hace unos años una juagada del prestigioso economista Xavier Sala i Martí, quien afirmó que un estudio de Oxfam sobre la desigualdad padecía de grandes errores: “El primero es el uso de tipos de cambio nominales. Como los bienes y servicios son más baratos en los países subdesarrollados que en los desarrollados, el tipo de cambio nominal suele subestimar la riqueza de los países pobres. De ahí que los economistas empleen la paridad del poder de compra, que no recoge Oxfam”. A Sala i Martín esto le parece un “error infantil” que lleva a “la conclusión de que la riqueza de un rico americano equivale a la de muchos más pobres extranjeros de lo que es en realidad”.
Los estrambóticos anuncios de Oxfam –donde prima el impacto publicitario sobre el rigor investigativo– por regla general generan más ruido que energía. Con razón el prestigioso diario Financial Times ha advertido a sus lectores: “Nadie debería tomarse muy en serio los números de Oxfam”.
Apostilla: México, mientras que les tiende la alfombra roja a sangrientos dictadores como Maduro, Díaz–Canel y Putin, se ha negado a invitar a la posesión de Claudia Sheinbaum, hasta que no pida perdón por la conquista, al rey de España. Olvidan AMLO y la Sheinbaum que la conquista de México fue obra de un ejército 99 % indígena, en que el otro 1 % era un contingente de hispanos, africanos e indígenas caribeños. ¡Acertada la decisión del gobierno de España de no enviar a nadie a México!
Con ingresos de más de 500 millones de dólares al año entre fondos del gobierno británico y donaciones públicas, Oxfam es una ONG de extrema izquierda reconocida más por su ideologización y manipulación de las cifras –y que tiene adicionalmente un extenso historial de escándalos dentro de los cuales están nepotismo, acoso e intimidación, “abusos de poder” y graves indelicadezas sexuales–. Una fuente relataba al Times de Londres que en dicha organización se llevaban a cabo “orgías dignas de Calígula”. Ante la contundencia de las pruebas, a la ONG británica no le quedó alternativa diferente de aceptar los cargos y presentar disculpas en público.
Obnubilada por sus sesgos socialistas, Oxfam ha sido incapaz de entender que la economía no es un juego de suma cero, en donde lo que una gana, necesariamente lo pierde el otro. Según cifras del Banco Mundial, en el año 2000 el 28 % de la población mundial vivía en situación de extrema pobreza. Hoy, ese guarismo ha disminuido al 9,2 %. Adicionalmente, cada año más de 30 millones de personas superan el umbral de la pobreza, según la misma institución. Simultáneamente, con la superación de la pobreza de millones de personas, cada año un centenar de personas engrosan la lista de los multimillonarios. En la China, país que abandonó en el campo económico los disparates del socialismo, más de 850 millones de personas salieron de la pobreza absoluta, no obstante haberse creado 814 multimillonarios. La fijación de Oxfam con la igualdad no les hace entender que, aun en países paradigmas de igualdad como Suecia, el 10 % más rico de la población posee cerca del 75 % de la riqueza. ¡Donde no hay ricos, necesariamente solo hay pobres!
Y es precisamente el nulo rigor académico de Oxfam el que los llevó a recibir hace unos años una juagada del prestigioso economista Xavier Sala i Martí, quien afirmó que un estudio de Oxfam sobre la desigualdad padecía de grandes errores: “El primero es el uso de tipos de cambio nominales. Como los bienes y servicios son más baratos en los países subdesarrollados que en los desarrollados, el tipo de cambio nominal suele subestimar la riqueza de los países pobres. De ahí que los economistas empleen la paridad del poder de compra, que no recoge Oxfam”. A Sala i Martín esto le parece un “error infantil” que lleva a “la conclusión de que la riqueza de un rico americano equivale a la de muchos más pobres extranjeros de lo que es en realidad”.
Los estrambóticos anuncios de Oxfam –donde prima el impacto publicitario sobre el rigor investigativo– por regla general generan más ruido que energía. Con razón el prestigioso diario Financial Times ha advertido a sus lectores: “Nadie debería tomarse muy en serio los números de Oxfam”.
Apostilla: México, mientras que les tiende la alfombra roja a sangrientos dictadores como Maduro, Díaz–Canel y Putin, se ha negado a invitar a la posesión de Claudia Sheinbaum, hasta que no pida perdón por la conquista, al rey de España. Olvidan AMLO y la Sheinbaum que la conquista de México fue obra de un ejército 99 % indígena, en que el otro 1 % era un contingente de hispanos, africanos e indígenas caribeños. ¡Acertada la decisión del gobierno de España de no enviar a nadie a México!