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Después de las elecciones en Venezuela ha quedado claro que, indistintamente de los resultados, los chavistas jamás contemplaron abandonar el poder, y todo resultado que no significara el triunfo de Maduro lo iban a adulterar. Lo que los chavistas no tuvieron en cuenta era el tamaño avasallador de la derrota, que necesariamente implicó que el fraude fue bastante más complejo a lo originalmente calculado.
¿Por qué es fundamental que no cese un solo segundo la presión sobre el gánster-payaso Nicolás Maduro? Porque de llegar a aceptar el fraude, nunca, repito, nunca volverá a haber elecciones transparentes en Venezuela. Es decir, los chavistas, confortables con la engañifa que montaron, son conscientes de que podrán seguir haciendo chanchullos electorales hasta que el infierno se congele.
¿Hay algo que el mundo pueda hacer para impedir que el gánster-payaso y sus secuaces se roben con impunidad las elecciones? En opinión de este columnista, con un poco más de carácter -y no prestando atención a las voces de los cobardes y los gilipollas como Zapatero-, sí hay mucho que EE. UU. y la Unión Europea (UE) pueden hacer: similar a las medidas drásticas aplicadas en contra de la caterva de oligarcas que rodean a Putin, EE. UU. y la UE deben triplicar las disposiciones punitivas en contra de la cúpula que rodea al gánster-payaso, incluyendo las denuncias ante la Corte Penal Internacional. A estos ochenta, doscientos o dos mil sujetos (y a la totalidad de sus familiares inmediatos) que forman el primer círculo de apoyo del dictador, círculo que incluye la totalidad de la Comisión Electoral, la Asamblea Nacional, el sistema judicial, los altos cargos administrativos y, por supuesto, a la cúpula militar, se les debe perseguir sin tregua, principalmente a sus fortunas mal habidas. Es inaudito que en España residan una parte importante de los familiares de los pícaros que forman parte de este círculo íntimo del poder. Pero la persecución no se debe limitar a las cuentas bancarias, a la totalidad de sus activos muebles e inmuebles, sino debe incluir los permisos de residencia. Se debe imponer cárcel a los testaferros y a todos aquellos que actúen como intermediarios. Las penalizaciones a las personas, sin embargo, no serán suficientes y se deben imponer sanciones comerciales y financieras a todos los países y empresas que mantengan relaciones con el gobierno de sinvergüenzas. Estas sanciones deben incluir a los gobiernos pusilánimes de Honduras y Bolivia, que respaldaron el fraude del gánster–payaso. Colombia, que jamás puede repetir lo ocurrido en Venezuela, debe suspender de manera inmediata toda conversación sobre una eventual importación de gas. Una nueva elección no es la solución. ¡Con criminales no se negocia, punto!
Apostilla: Las medallas de nuestros atletas en París se debieron al esfuerzo, a la diciplina y a la dedicación de estos cuatro héroes, no al actual Gobierno. Comparar a nuestros atletas olímpicos con la Primera Línea no solo es una sublime estupidez, sino una profunda equivocación. Es como si en Inglaterra compararan a sus atletas olímpicos con los terroristas urbanos responsables de los recientes disturbios en dicha isla.