A veces los gobiernos de derecha y de izquierda se parecen: polarizan, debilitan la institucionalidad, acosan a la prensa, erosionan el consenso y lidian mal con la criminalidad organizada. Quiero hablar de esto último, es decir, de la incapacidad para construir Estado en lo que hoy llaman los territorios. La derecha, ya lo sabemos, enfrenta el problema enviando tropa, con la idea de que esa es la única forma de acabar con la delincuencia organizada. La izquierda, como estamos viendo, propone una negociación con los grupos armados, pero con un plan difuso que no logra llevar a buen término los acuerdos posibles. Ambas políticas fracasan porque son parciales y desconocen el principio básico (de teoría de formación del Estado) de combinar seguridad con integración social, a través de una política que consiga, por un lado, el monopolio de la fuerza pública con miras a proteger a la población civil y, por el otro, que acerque las poblaciones al Estado y legitimen su accionar por medio de desarrollo económico y políticas sociales.
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23 de marzo de 2024 - 02:05 a. m.