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                                                                                                                                Castrochavismo intelectual

                                                                                                                                Como abogado, el célebre exjuez Baltasar Garzón defiende esbirros del régimen de Maduro. Los gringos, según él, los detuvieron por razones políticas. Simpatizantes de gobiernos populistas totalitarios aún afirman que los cubanos cayeron en manos del comunismo por el bloqueo norteamericano.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pedro Enrique Rodríguez, académico venezolano refugiado en Colombia, lugar que tantos de sus pares desprecian dizque por no haber evolucionado desde la Colonia, habla de los estragos psicológicos del chavismo, por ejemplo, el “profundo sentido de deterioro, de desgaste y de daño” que se siente en su país.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En la cafetería de la facultad, ella manifestó su inquietud por el decaimiento que mostraba la universidad: burocracia, dificultad de gestionar lo que ya parecía un elefante blanco, indicios de corrupción… Preguntó cómo se resolverían tantos problemas. La respuesta fue “claramente un desahucio, una condena a muerte”. Para el iluminado colega, la universidad, como muchas instituciones, había que “destruirla, acabarla… que no queden ni las cenizas”. Si algo se mantuviera podría resurgir el mismo monstruo. Mi amiga nunca olvidó esas palabras que en retrospectiva ve premonitorias de lo que el chavismo apoyado por Cuba terminó haciendo. “Eso ha pasado con nuestro país, esta ideología socialista del siglo XXI ha tenido como objetivo destruir todo lo que había y lamentablemente a cambio de nada… todo se quedó en palabras”. Este testimonio, en últimas asimilable a una discusión técnica sobre prioridades de política educativa, conmueve menos que los avatares domésticos progresivamente enfrentados por la clase media venezolana a la que pertenecía todo el cuerpo docente, que alguna vez tuvo excelentes salarios en la universidad pública venezolana.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Alguna vez me topé a William Ospina en un supermercado bogotano grande y bien surtido. Su compra no era tan voluminosa como la de las señoras burguesas que son motivo de burla por parte de intelectuales que al morir Fidel Castro lo despidieron con “hasta siempre comandante”. Su figura no denotaba ninguna deficiencia alimentaria, ni su tranquila actitud hojeando revistas reflejaba preocupación por esbirros de la censura obsesionados por controlar lo que se publica y se lee en los medios, ni siquiera mostraba molestia por las personas que piden algo de comer a la salida del almacén. Al alabar un régimen militarista lejano que no altera sus rutinas cotidianas, la élite erudita de una democracia precaria e imperfecta puede decir sandeces.

                                                                                                                                Ver más…

                                                                                                                                Como abogado, el célebre exjuez Baltasar Garzón defiende esbirros del régimen de Maduro. Los gringos, según él, los detuvieron por razones políticas. Simpatizantes de gobiernos populistas totalitarios aún afirman que los cubanos cayeron en manos del comunismo por el bloqueo norteamericano.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pedro Enrique Rodríguez, académico venezolano refugiado en Colombia, lugar que tantos de sus pares desprecian dizque por no haber evolucionado desde la Colonia, habla de los estragos psicológicos del chavismo, por ejemplo, el “profundo sentido de deterioro, de desgaste y de daño” que se siente en su país.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En la cafetería de la facultad, ella manifestó su inquietud por el decaimiento que mostraba la universidad: burocracia, dificultad de gestionar lo que ya parecía un elefante blanco, indicios de corrupción… Preguntó cómo se resolverían tantos problemas. La respuesta fue “claramente un desahucio, una condena a muerte”. Para el iluminado colega, la universidad, como muchas instituciones, había que “destruirla, acabarla… que no queden ni las cenizas”. Si algo se mantuviera podría resurgir el mismo monstruo. Mi amiga nunca olvidó esas palabras que en retrospectiva ve premonitorias de lo que el chavismo apoyado por Cuba terminó haciendo. “Eso ha pasado con nuestro país, esta ideología socialista del siglo XXI ha tenido como objetivo destruir todo lo que había y lamentablemente a cambio de nada… todo se quedó en palabras”. Este testimonio, en últimas asimilable a una discusión técnica sobre prioridades de política educativa, conmueve menos que los avatares domésticos progresivamente enfrentados por la clase media venezolana a la que pertenecía todo el cuerpo docente, que alguna vez tuvo excelentes salarios en la universidad pública venezolana.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Alguna vez me topé a William Ospina en un supermercado bogotano grande y bien surtido. Su compra no era tan voluminosa como la de las señoras burguesas que son motivo de burla por parte de intelectuales que al morir Fidel Castro lo despidieron con “hasta siempre comandante”. Su figura no denotaba ninguna deficiencia alimentaria, ni su tranquila actitud hojeando revistas reflejaba preocupación por esbirros de la censura obsesionados por controlar lo que se publica y se lee en los medios, ni siquiera mostraba molestia por las personas que piden algo de comer a la salida del almacén. Al alabar un régimen militarista lejano que no altera sus rutinas cotidianas, la élite erudita de una democracia precaria e imperfecta puede decir sandeces.

                                                                                                                                Ver más…

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