Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Cromos

                          Vea

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Suscriptores

                                      Beneficios

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Descuentos

                                                                                                    Idiomas

                                                                                                    EE ADS

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Blogs

                                                                                                          Especiales

                                                                                                            Descarga la App

                                                                                                              Edición Impresa

                                                                                                                Suscripción

                                                                                                                  Eventos

                                                                                                                    Foros El Espectador

                                                                                                                      Pauta con nosotros en EE

                                                                                                                        Pauta con nosotros en Cromos

                                                                                                                          Pauta con nosotros en Vea

                                                                                                                            Avisos judiciales

                                                                                                                              Preguntas Frecuentes

                                                                                                                                Contenido Patrocinado
                                                                                                                                06 de septiembre de 2017 - 10:30 p. m.

                                                                                                                                Celina y los celos

                                                                                                                                A los 13 años, Celina se casó. Tuvo tres hijos, enviudó y a los 17 estaba de nuevo emparejada con quien la engañaría en su propia cama, con su mejor amiga.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                No aguantó la ofensa. “Mi mamá me enseñó un credo: uno podía ser rejuntada, o casada, o lo que fuera, pero la cama había que respetarla como el altar donde se decía la santa misa”. Tenía una navaja y “se me atravesó el demonio; la cogí y me les boté. Quería dañarle la cara a ella pero el sinvergüenza estaba encima y la tapaba. Le volví nada esa jeta a él”.

                                                                                                                                -              Celina, ¿por qué hizo eso?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                -              Mamita, ¿cuál fue el credo que usted me enseñó?

                                                                                                                                -              Sí, pero usted es mujer y él es hombre.

                                                                                                                                -              A mí me respetan mi cama.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Huyó de su pueblo en Antioquia hacia Bogotá. Trabajó por días y luego interna. “Un día salí y le gusté a una persona que también me agradó, empezamos a acercarnos pero como suavecito”. Al poco tiempo él le pidió que vivieran juntos. Ella todavía desconfiaba de los hombres. “Seguimos tratándonos pero como de cada ocho días y no más… me fui enamorando de él… al fin me vine a vivir acá al barrio”. Obviamente le recordó su credo. “Mire, usted es muy enamorado pero no me vaya a hacer eso en la cama porque no se lo perdono. Si usted quiere estar con otra vieja, váyase por allá a un hotel o donde se le dé la gana, pero mi pieza me la respeta, mi cama me la respeta”.

                                                                                                                                Él cumplió la promesa de no meter amantes a la casa pero no dejó de ser muy mujeriego. “Ya me tenía como aburrida, como cansada. Yo le llevaba el almuerzo y era bocadito para una, bocadito para otra. Hubo hasta siete, ahí sentadas. Mi mamá me enseñó que uno no pelea con el compañero en la calle. Entonces yo no decía nada sino que venía con esa rabia, esa ira tan horrible. Cuando llegaba por la noche me agarraba con él, y él me pegaba mucho, me pegaba por yo pelearle por las otras mujeres”.

                                                                                                                                En esa época él trabajaba lustrando en la calle. Y Celina tuvo que compartir la comida con una romería permanente de rivales. “Yo le decía que no tenía por qué cocinarle a otras. Que si les iba a dar el almuerzo, que las llevara a un restaurante. Pero que mi comida era para él y no más. Que yo le lavaba los chiros a él no más, que yo le planchaba a él y no más”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Fueron muchos los cuernos. A veces él se perdía hasta una semana y al volver se quejaba: “ay, pero Celina no se preocupa por uno, es de las que uno llega a la casa y no pregunta nada”. Tuvieron tres hijos y él por su lado otros tres.  “Un día yo me  puse brava, y me le separé. Le dije no lo aguanto más porque usted cada rato con una vieja, a lo último yo resulto hasta con una enfermedad”.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                De puro celoso, nunca quiso que Celina trabajara. “El que las hace, las imagina”, anota ella. Todas las peleas eran por las mujeres o los celos de él. Tras una separación de ocho años, y un aparatoso revés con una joven que lo botó “vino a pedirme canoa. Y yo lo perdoné pero con una condición: si usted va a seguir con su carajadita, otra vez para afuera”. La vejez lo ajuició, pero siguió celándola. Con 86 años, Celina todavía tiene que aguantar que a veces él llegue preguntándole que dónde metió al mozo.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Por simple observación y algunas lecturas, hace rato tengo claro que los celos son congénitos, diferentes por sexo —un punto debatido— y, sin duda, muy variables entre personas. Celina y el credo de su madre sugieren que el límite para que se manifiesten sí parece cultural. Las feministas aciertan al buscar redefinir la frontera de tolerancia con los celos. Se equivocan desconociendo su naturaleza instintiva y cometen un error garrafal, hasta mortífero, al predicar que esa dolencia sólo se cura con educación, sin dar pistas sobre qué hacer con quienes ya causan estragos. A diferencia del autocontrol de Celina —un solo ataque con “ira e intenso dolor”— la celotipia puede ser tan dañina que lo más razonable sea evitar una pareja que la padezca. Con menos doctrina y más ciencia se podría medir ese riesgo, sin volverlo de nuevo atenuante penal, para que alguna autoridad lo certifique a tiempo, mientras inventan fármacos contra ese “monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta”.

                                                                                                                                Ver más…

                                                                                                                                A los 13 años, Celina se casó. Tuvo tres hijos, enviudó y a los 17 estaba de nuevo emparejada con quien la engañaría en su propia cama, con su mejor amiga.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                No aguantó la ofensa. “Mi mamá me enseñó un credo: uno podía ser rejuntada, o casada, o lo que fuera, pero la cama había que respetarla como el altar donde se decía la santa misa”. Tenía una navaja y “se me atravesó el demonio; la cogí y me les boté. Quería dañarle la cara a ella pero el sinvergüenza estaba encima y la tapaba. Le volví nada esa jeta a él”.

                                                                                                                                -              Celina, ¿por qué hizo eso?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                -              Mamita, ¿cuál fue el credo que usted me enseñó?

                                                                                                                                -              Sí, pero usted es mujer y él es hombre.

                                                                                                                                -              A mí me respetan mi cama.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Huyó de su pueblo en Antioquia hacia Bogotá. Trabajó por días y luego interna. “Un día salí y le gusté a una persona que también me agradó, empezamos a acercarnos pero como suavecito”. Al poco tiempo él le pidió que vivieran juntos. Ella todavía desconfiaba de los hombres. “Seguimos tratándonos pero como de cada ocho días y no más… me fui enamorando de él… al fin me vine a vivir acá al barrio”. Obviamente le recordó su credo. “Mire, usted es muy enamorado pero no me vaya a hacer eso en la cama porque no se lo perdono. Si usted quiere estar con otra vieja, váyase por allá a un hotel o donde se le dé la gana, pero mi pieza me la respeta, mi cama me la respeta”.

                                                                                                                                Él cumplió la promesa de no meter amantes a la casa pero no dejó de ser muy mujeriego. “Ya me tenía como aburrida, como cansada. Yo le llevaba el almuerzo y era bocadito para una, bocadito para otra. Hubo hasta siete, ahí sentadas. Mi mamá me enseñó que uno no pelea con el compañero en la calle. Entonces yo no decía nada sino que venía con esa rabia, esa ira tan horrible. Cuando llegaba por la noche me agarraba con él, y él me pegaba mucho, me pegaba por yo pelearle por las otras mujeres”.

                                                                                                                                En esa época él trabajaba lustrando en la calle. Y Celina tuvo que compartir la comida con una romería permanente de rivales. “Yo le decía que no tenía por qué cocinarle a otras. Que si les iba a dar el almuerzo, que las llevara a un restaurante. Pero que mi comida era para él y no más. Que yo le lavaba los chiros a él no más, que yo le planchaba a él y no más”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Fueron muchos los cuernos. A veces él se perdía hasta una semana y al volver se quejaba: “ay, pero Celina no se preocupa por uno, es de las que uno llega a la casa y no pregunta nada”. Tuvieron tres hijos y él por su lado otros tres.  “Un día yo me  puse brava, y me le separé. Le dije no lo aguanto más porque usted cada rato con una vieja, a lo último yo resulto hasta con una enfermedad”.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                De puro celoso, nunca quiso que Celina trabajara. “El que las hace, las imagina”, anota ella. Todas las peleas eran por las mujeres o los celos de él. Tras una separación de ocho años, y un aparatoso revés con una joven que lo botó “vino a pedirme canoa. Y yo lo perdoné pero con una condición: si usted va a seguir con su carajadita, otra vez para afuera”. La vejez lo ajuició, pero siguió celándola. Con 86 años, Celina todavía tiene que aguantar que a veces él llegue preguntándole que dónde metió al mozo.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Por simple observación y algunas lecturas, hace rato tengo claro que los celos son congénitos, diferentes por sexo —un punto debatido— y, sin duda, muy variables entre personas. Celina y el credo de su madre sugieren que el límite para que se manifiesten sí parece cultural. Las feministas aciertan al buscar redefinir la frontera de tolerancia con los celos. Se equivocan desconociendo su naturaleza instintiva y cometen un error garrafal, hasta mortífero, al predicar que esa dolencia sólo se cura con educación, sin dar pistas sobre qué hacer con quienes ya causan estragos. A diferencia del autocontrol de Celina —un solo ataque con “ira e intenso dolor”— la celotipia puede ser tan dañina que lo más razonable sea evitar una pareja que la padezca. Con menos doctrina y más ciencia se podría medir ese riesgo, sin volverlo de nuevo atenuante penal, para que alguna autoridad lo certifique a tiempo, mientras inventan fármacos contra ese “monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta”.

                                                                                                                                Ver más…

                                                                                                                                Ver todas las noticias
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
                                                                                                                                Aceptar