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Gabriel Boric, izquierdista radical pero demócrata ejemplar

Mauricio Rubio
12 de septiembre de 2024 - 05:05 a. m.
"De manera atípica para izquierdistas que en el poder mantienen el voluntarismo con retórica grandiosa a veces inconducente, Boric optó por el pragmatismo, el sentido común y la búsqueda de resultados para atender necesidades reales de la ciudadanía" - Mauricio Rubio
"De manera atípica para izquierdistas que en el poder mantienen el voluntarismo con retórica grandiosa a veces inconducente, Boric optó por el pragmatismo, el sentido común y la búsqueda de resultados para atender necesidades reales de la ciudadanía" - Mauricio Rubio
Foto: AFP - FRANCESCO DEGASPERI

El fraude electoral de Maduro provocó una ruptura entre los gobernantes de izquierda en la que sobresale el presidente chileno. ¿Cómo explicar su inquebrantable defensa de la democracia?

Desde su discurso de posesión, el antiguo dirigente estudiantil mostró no encajar en la figura del populista soberbio y mesiánico. El contraste entre ese mensaje incluyente, conciliador, respetuoso de las instituciones, incluso las FF. AA., y el discurso del entonces candidato Gustavo Petro no podía ser más marcado.

Esa no fue la única muestra del talante moderado y pragmático de Boric quien como presidente ha enfrentado dificultades políticas inesperadas. Un punto de quiebre definitivo de su cuatrienio fue la derrota de la reforma constitucional por referéndum, que aceptó con entereza.

La Constitución Chilena vigente fue promulgada en 1980 bajo la dictadura de Pinochet. En 2014 la socialista Michelle Bachelet, repitiendo mandato, señaló como prioritaria una nueva Carta Magna para responder “demandas históricas de sectores políticos chilenos”. Justo antes de terminar su administración, tras una consulta ciudadana por internet y encuentros regionales, Bachelet llevó al Congreso un proyecto de reforma. El gobierno de Sebastián Piñera, también reelegido, archivó la iniciativa. Sólo en noviembre de 2019 empezó el proceso constituyente: la mayoría de partidos políticos llegaron a un acuerdo que implicaba un plebiscito para que la ciudadanía respondiera si quería o no una nueva Constitución. Por más del 78 % se aprobó cambiarla y crear una Convención Constitucional para elaborar una propuesta. Sus integrantes fueron elegidos por votación popular en mayo de 2021. En julio de 2022 el posible nuevo texto constitucional fue entregado al recién posesionado Gabriel Boric. Dos meses después, en un plebiscito con participación obligatoria, esa iniciativa fue rechazada por 62 % de los votos.

Casi de inmediato los partidos pusieron en marcha otro proceso constituyente. El 7 de noviembre, una Comisión Experta entregó oficialmente otra propuesta final al presidente. La opción de rechazo volvió a ser mayoritaria.

Gabriel Boric había llegado a la presidencia derrotando en el balotaje a José Antonio Kast, ganador en primera vuelta y a quien muchas personas percibieron vinculado a la extrema derecha internacional. “Representaba un retroceso político y cultural inaceptable”. Evitándolo gracias a una figura joven, Chile vivió una verdadera boricmanía. Por fin un primer mandatario sin experiencia previa en mentir o robar. Desde entonces se reconocía su abierto repudio a las dictaduras, de derecha e izquierda. “Irradiaba una esperanza no beligerante, un compromiso libertario que no comulga con los autoritarismos indefendibles de la región, como Cuba, Nicaragua y Venezuela”.

El sueño por cambiar radicalmente varias dimensiones de la realidad social duró poco. Desde antes de esa elección era claro que, con la pandemia, el clima político había evolucionado. Asuntos prosaicos, como la economía y el orden público, habían ganado relevancia entre la ciudadanía. En lugar de estos temas, tradicionales de la agenda derechista, el inexperto pero popular mandatario tenía un discurso “pletórico de referencias a la justicia social y al Estado solidario, de denuncias contra el abuso empresarial y las violaciones a los derechos humanos, de guiños a la integración regional y al antiimperialismo comercial, de reivindicaciones del lenguaje inclusivo y la autonomía reproductiva de las mujeres”. Sin embargo, le faltaban iniciativas sobre las grandes preocupaciones de la población: crecimiento económico, empleo y control de la delincuencia.

Aunque el proceso de cambio constitucional terminó lánguidamente, a Boric le sirvió para aprender una lección: evitar a toda costa fanatismos y confrontación ideológica. “Las izquierdas en la Convención excluían deliberadamente a la derecha de todos los acuerdos… cometieron todos los errores que ha cometido el progresismo en el mundo: exageraron la reivindicación identitaria de grupos históricamente vulnerables o marginados a través de una serie de derechos especiales… Receta de manual para alimentar discursos populistas de derecha”, escribe Cristóbal Bellolio Badiola.

De manera atípica para izquierdistas que en el poder mantienen el voluntarismo con retórica grandiosa a veces inconducente, Boric optó por el pragmatismo, el sentido común y la búsqueda de resultados para atender necesidades reales de la ciudadanía. Fortaleció técnicamente el manejo económico, abandonó la utopía del decrecimiento y entendió que para controlar el crimen no bastan buenas intenciones y prevención temprana. El activista reduccionista dio paso al estadista “que entiende al país como una suma de visiones divergentes, muchas veces encontradas, y que sabe que el buen gobierno consiste en armonizar esas corrientes, a veces incluso en contra de las ideas propias”.

¿Por qué este izquierdista radical dio el giro desde las identidades minoritarias y el cambio climático hacia el crecimiento, la seguridad y el respeto por las instituciones existentes? Parte de la respuesta se encuentra en su educación básica: el English School, no el Liceo Francés, ni un colegio cristiano, lasallista, jesuita o público con profesores marxistas legitimadores de la violencia política.

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javier(96673)13 de septiembre de 2024 - 04:18 a. m.
Boric, atrapado por la derecha pinochetista, es menos combativo que Petro.
CarlosC(n339z)13 de septiembre de 2024 - 02:36 a. m.
Demócrata de democracia liberal que no es democracia ni es liberal.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)13 de septiembre de 2024 - 07:55 p. m.
    ¿Nada como el estalinismo?
Macario Paramo(86653)13 de septiembre de 2024 - 02:24 a. m.
La respuesta está en la educación preescolar y la primaria. Hay una gran distancia entre “párvulos“del Anglo Colombiano ( profesores por vocación ) Kinder en el Juan Ramón Jiménez donde los profesores trabajan por necesidad. Uno de los verdaderos responsables de la violencia económica y de género en el país es un ganapán arrogante con columna en El Espectador.
Ana(31711)13 de septiembre de 2024 - 02:03 a. m.
El cierre de la columna delata sus afectos y pretensiones, lo único que le faltó fue decir que las personas que tienen ideas de izquierda son come niños. Olvidó, además, que Colombia comparte con Venezuela una frontera larguísima, situación que exige mayor responsabilidad en el manejo de las relaciones con este país. Olvidó, también, que desde el principio el presidente Petro ha solicitado claridad en el proceso venezolano.
fredys(9j2g1)13 de septiembre de 2024 - 01:05 a. m.
Cuando la derecha adula a un supuesto izquierdista, significa que de izquierdista no tiene nada. Como es sabido, Boric se ha acercado a eeuu y a sus programas neoliberales , demostrando que de izquierdista, no le queda nada. De ahi que su aceptación este en el 30%. Ni si le hace INVAMER la encuesta, la gana.
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