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                                                                                                                                Intelectuales, estudiantes y violencia

                                                                                                                                Una laguna lamentable de la academia colombiana ha sido silenciar sin mayor debate el papel de la universidad y el sistema educativo en el conflicto armado.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Sin embargo, esta institución crucial para la democracia ha suspendido “sus propios mecanismos de deliberación científica a causa de las presiones” ideológicas y políticas. Esta dinámica es la antítesis de lo que debería ser el entorno de la juventud que aprende ciencias humanas y sociales: la polémica y la lucha contra los consensos. Como afirma César Rendueles, “esta naturaleza de eterno debate y contraarguentación implica siempre tensiones y negociaciones que paradójicamente se han ido desprestigiando para ser reemplazadas por las verdades absolutas, incontrovertibles, la tendencia a simplificar, adjudicar etiquetas y estigmatizar las opiniones contrarias”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El ELN, grupo insurgente reacio a negociar, entrenado en “clientelismo armado” y tácticas terroristas, salió de la universidad pública: decidió implantarse en determinada región por las “especiales condiciones revolucionarias del estudiantado de la Universidad Industrial de Santander (UIS)” que había sido el kínder político de Víctor Medina Morón y Ricardo Lara Parada, ambos fundadores del grupo. En “Nuestro hombre en la DEA”, un detallado reportaje sobre el narcotráfico en Colombia que parecería ajeno al país que obsesionó a la cúpula santista, Gerardo Reyes cuenta cómo en la discoteca Tijuana de Bucaramanga “se contoneaban guerrilleros principiantes y oligarcas felices” de la ciudad. Baruch Vega, el futuro colaborador de la agencia antinarcóticos, los conocía a todos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Varios otros centros de educación superior ayudaron a engrosar las filas no sólo de la insurgencia sino del narcotráfico. La Gorda, una de las rutas más exitosas en la historia de la exportación de cocaína desde Colombia fue craneada en una universidad de Medellín en donde hacían un máster uno de los competidores de Pablo Escobar y un ingeniero de la UIS, gerente comercial de una empresa que importaba productos en unos tanques especiales que regresaban vacíos a los EEUU. Entre ambos montaron una firma para adecuar esos tanques y exportar grandes volúmenes del alcaloide.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Dos testimonios sobre lo que ocurre en una universidad pública de provincia no necesariamente describen lo que pasa en otras. Pero ese solo caso ya es inadmisible: en un país fértil en matones, la universidad, la academia, la intelectualidad deberían contribuir activamente a la paz, no a legitimar la guerra.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Sin embargo, esta institución crucial para la democracia ha suspendido “sus propios mecanismos de deliberación científica a causa de las presiones” ideológicas y políticas. Esta dinámica es la antítesis de lo que debería ser el entorno de la juventud que aprende ciencias humanas y sociales: la polémica y la lucha contra los consensos. Como afirma César Rendueles, “esta naturaleza de eterno debate y contraarguentación implica siempre tensiones y negociaciones que paradójicamente se han ido desprestigiando para ser reemplazadas por las verdades absolutas, incontrovertibles, la tendencia a simplificar, adjudicar etiquetas y estigmatizar las opiniones contrarias”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El ELN, grupo insurgente reacio a negociar, entrenado en “clientelismo armado” y tácticas terroristas, salió de la universidad pública: decidió implantarse en determinada región por las “especiales condiciones revolucionarias del estudiantado de la Universidad Industrial de Santander (UIS)” que había sido el kínder político de Víctor Medina Morón y Ricardo Lara Parada, ambos fundadores del grupo. En “Nuestro hombre en la DEA”, un detallado reportaje sobre el narcotráfico en Colombia que parecería ajeno al país que obsesionó a la cúpula santista, Gerardo Reyes cuenta cómo en la discoteca Tijuana de Bucaramanga “se contoneaban guerrilleros principiantes y oligarcas felices” de la ciudad. Baruch Vega, el futuro colaborador de la agencia antinarcóticos, los conocía a todos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Varios otros centros de educación superior ayudaron a engrosar las filas no sólo de la insurgencia sino del narcotráfico. La Gorda, una de las rutas más exitosas en la historia de la exportación de cocaína desde Colombia fue craneada en una universidad de Medellín en donde hacían un máster uno de los competidores de Pablo Escobar y un ingeniero de la UIS, gerente comercial de una empresa que importaba productos en unos tanques especiales que regresaban vacíos a los EEUU. Entre ambos montaron una firma para adecuar esos tanques y exportar grandes volúmenes del alcaloide.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Dos testimonios sobre lo que ocurre en una universidad pública de provincia no necesariamente describen lo que pasa en otras. Pero ese solo caso ya es inadmisible: en un país fértil en matones, la universidad, la academia, la intelectualidad deberían contribuir activamente a la paz, no a legitimar la guerra.

                                                                                                                                No ad for you

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