El sainete de la campaña para la segunda vuelta presidencial, que no alcanza a ser discusión política, recuerda lo que ocurrió antes del plebiscito del 2016 para refrendar el Acuerdo de Paz.
Concretamente, una intelectualidad visceralmente izquierdista, incluso la menos pendenciera, subestima e irrespeta a quienes no votan como ella. Por el Sí entonces, por Petro ahora.
Al ingeniero Rodolfo Hernández no han logrado estigmatizarlo como títere de Álvaro Uribe. Con poca vergüenza, para desprestigiarlo manufacturan falacias y hacen maromas mentales que alcanzan la mala leche. Edulcoran sus prejuicios con amabilidad y supuesto rigor.
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