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                                                                                                                                La isla de la obesidad

                                                                                                                                Es pertinaz la tendencia moderna a ignorar factores hereditarios, incluso cuando son evidentes, como ocurre con la obesidad.

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Las reservas de guano se agotaron y el boom dejó un “proceso de aculturación (que) socavó las costumbres de gentes que abrazaron el estilo de vida y la dieta occidental”. Además, cedieron a la tentación de “automóviles, electrodomésticos y televisores que invitaban al sedentarismo”. Entre 1980 y 2008 Naurú mostró el mayor aumento mundial del índice de masa corporal (IMC). El incremento de peso observado allí fue cuatro veces superior al promedio global.

                                                                                                                                La explicación que se impuso para la más alta incidencia de obesidad en el planeta es que las costumbres importadas condujeron al deterioro de los hábitos alimenticios basados en una dieta autóctona de “origen marino, acuicultura, recolección de tubérculos y frutos … (con) elaboraciones sencillas cocinadas en hojas de plátano, caldos de pescado, leche de coco y frutos”, para dar paso a “los huevos y el pollo fritos con arroz”. Además, con todo servido en bandeja, hubo declive generalizado del ejercicio físico. Así, Naurú habría sufrido una epidemia de obesidad exclusivamente cultural. Una bonanza exportadora con nefastas consecuencias para el paraíso perdido.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Esta visión extrema ignora que gran parte de los intentos anteriores para explicar las tasas desproporcionadamente altas de obesidad se centraron en otros factores. En particular, en su aislamiento geográfico que la hizo susceptible a la escasez de alimentos que “posiblemente ha afectado la predisposición genética de los isleños a ganar peso”.

                                                                                                                                El impacto de la distancia ha sido formalizado por la genética. Se plantea que la lejanía entre islas pudo contribuir a la aparición de obesidad. “Las poblaciones fundadoras enfrentaron duras condiciones a medida que migraban por la región. Aquellos individuos cuyo metabolismo facilitó la acumulación más eficiente de energía habrían sobrevivido mejor”. Bajo condiciones variables y extremas —abundancia de alimentos o hambruna—, es posible “que las presiones ambientales afectaron a quienes vivían en islas aisladas desproporcionadamente más que en otras partes del mundo”.

                                                                                                                                Por otro lado, desde los años 70, justo después de la independencia y el vertiginoso aumento en ingresos, investigaciones médicas identificaron el problema de obesidad en Naurú por las altísimas tasa de diabetes tipo 2 que ya afectaban a un tercio de la población. Cinco décadas después el problema sigue igual o peor. El estado de salud de los habitantes es deplorable. “Las amputaciones de extremidades por diabetes son comunes. Los residentes deben luchar para sobrevivir hasta los 60 años”. Cualquiera pensaría que no deben tener educación nutricional ni motivación para cambiar. Lo que ocurre es exactamente lo contrario, opina una antropóloga conocedora del entorno: “Los nauruanos entienden los peligros de la diabetes y la obesidad mejor que personas de cualquier otro lugar”. Los riesgos están “alrededor de ellos todos los días. Los padres jóvenes se están muriendo de ataques al corazón”. Con exceso de recursos durante años, se emprendieron infructuosamente todo tipo de “programas escolares que enseñan nutrición adecuada y eventos que promueven la actividad física”.

                                                                                                                                Es apenas sensato anotar que la obesidad en Naurú puede tener un componente hereditario, como la flacura de mis tres amigos devoradores. De hecho, los habitantes pregonan ser “genéticamente bajos y fornidos, razón por la cual siempre se han destacado en el levantamiento de pesas”. Les parecerá absurdo saber que por ese simple comentario la izquierda iluminada ya los calificaría como ultraderechistas, casi fascistas.

                                                                                                                                Referencias

                                                                                                                                Es pertinaz la tendencia moderna a ignorar factores hereditarios, incluso cuando son evidentes, como ocurre con la obesidad.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Las reservas de guano se agotaron y el boom dejó un “proceso de aculturación (que) socavó las costumbres de gentes que abrazaron el estilo de vida y la dieta occidental”. Además, cedieron a la tentación de “automóviles, electrodomésticos y televisores que invitaban al sedentarismo”. Entre 1980 y 2008 Naurú mostró el mayor aumento mundial del índice de masa corporal (IMC). El incremento de peso observado allí fue cuatro veces superior al promedio global.

                                                                                                                                La explicación que se impuso para la más alta incidencia de obesidad en el planeta es que las costumbres importadas condujeron al deterioro de los hábitos alimenticios basados en una dieta autóctona de “origen marino, acuicultura, recolección de tubérculos y frutos … (con) elaboraciones sencillas cocinadas en hojas de plátano, caldos de pescado, leche de coco y frutos”, para dar paso a “los huevos y el pollo fritos con arroz”. Además, con todo servido en bandeja, hubo declive generalizado del ejercicio físico. Así, Naurú habría sufrido una epidemia de obesidad exclusivamente cultural. Una bonanza exportadora con nefastas consecuencias para el paraíso perdido.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                El impacto de la distancia ha sido formalizado por la genética. Se plantea que la lejanía entre islas pudo contribuir a la aparición de obesidad. “Las poblaciones fundadoras enfrentaron duras condiciones a medida que migraban por la región. Aquellos individuos cuyo metabolismo facilitó la acumulación más eficiente de energía habrían sobrevivido mejor”. Bajo condiciones variables y extremas —abundancia de alimentos o hambruna—, es posible “que las presiones ambientales afectaron a quienes vivían en islas aisladas desproporcionadamente más que en otras partes del mundo”.

                                                                                                                                Por otro lado, desde los años 70, justo después de la independencia y el vertiginoso aumento en ingresos, investigaciones médicas identificaron el problema de obesidad en Naurú por las altísimas tasa de diabetes tipo 2 que ya afectaban a un tercio de la población. Cinco décadas después el problema sigue igual o peor. El estado de salud de los habitantes es deplorable. “Las amputaciones de extremidades por diabetes son comunes. Los residentes deben luchar para sobrevivir hasta los 60 años”. Cualquiera pensaría que no deben tener educación nutricional ni motivación para cambiar. Lo que ocurre es exactamente lo contrario, opina una antropóloga conocedora del entorno: “Los nauruanos entienden los peligros de la diabetes y la obesidad mejor que personas de cualquier otro lugar”. Los riesgos están “alrededor de ellos todos los días. Los padres jóvenes se están muriendo de ataques al corazón”. Con exceso de recursos durante años, se emprendieron infructuosamente todo tipo de “programas escolares que enseñan nutrición adecuada y eventos que promueven la actividad física”.

                                                                                                                                Es apenas sensato anotar que la obesidad en Naurú puede tener un componente hereditario, como la flacura de mis tres amigos devoradores. De hecho, los habitantes pregonan ser “genéticamente bajos y fornidos, razón por la cual siempre se han destacado en el levantamiento de pesas”. Les parecerá absurdo saber que por ese simple comentario la izquierda iluminada ya los calificaría como ultraderechistas, casi fascistas.

                                                                                                                                Referencias

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