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La metamorfosis de Zapatero: de Forrest Gump a compinche del tirano

Mauricio Rubio
19 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.

Con su doble juego ante Maduro, el expresidente español lidera la infamia política en las democracias modernas. Pero su partido no lo deja solo.

El filósofo Antonio Escohotado anotó que Pedro Sánchez, para muchos un autócrata manipulador que atenta contra la división de poderes tratando de “intervenir a los jueces y silenciar a los medios no serviles”, era en realidad un aprendiz, discípulo de un personaje bastante más macabro. El actual jefe de gobierno español no sería más que un fosfeno de José Luis Rodríguez Zapatero (JLRZ), “una maldición muy seria que no teníamos desde Fernando VII. Lo peor que le ha pasado a España con diferencia… Es el que ha empuñado el hacha de la guerra civil, del odio y sobre todo de la mentira con desvergüenza”.

Hace tres décadas se estrenó la película Forrest Gump, calificada entonces como uno de los mayores éxitos de taquilla de su época. Ganadora de seis premios Óscar, narra la vida del hijo, con cierto retraso mental, de una mujer soltera. Con infinita bondad y tenacidad para correr sin descansar, sumadas a varios golpes de suerte, llega a ser protagonista de acontecimientos cruciales en la historia de su país. Desde su salida, el personaje fascinó a la crítica, dividida en dos bandos. Por una parte, se alababa su corrección política, su capacidad para no ofender a nadie, su “bondad innata y su sólido antirracismo” así como el mensaje de que “la virtud es simple y eficaz”. Para otros, la película demonizaba los movimientos contraculturales de los 60 y 70 que, quedaba claro, hicieron mucho daño.

Rápidamente el peculiar héroe protagonizado por Tom Hanks fue utilizado por políticos conservadores. El senador republicano y candidato presidencial Bob Dole afirmó en campaña que “no importa cuán grande sea la adversidad, el sueño americano está al alcance de todos”. El National Review precisaba que “Forrest logra su prodigioso éxito corriendo, huyendo de perseguidores injustos o de situaciones inmerecidas”.

En España, la figura de Forrest Gump también fue usada para caracterizar a JLRZ como el político “apenas conocido y sin experiencia gubernamental” que por pura casualidad resultó elegido secretario general del PSOE y poco después, en 2004, también por puro azar, contra todos los pronósticos, fue “catapultado a la Moncloa” para reemplazar a José María Aznar. Inicialmente se le consideró un buenazo, bienintencionado y conciliador que “invoca al destino para salir de los apuros”. Como Forrest Gump, “que fue casi presidente de EE. UU. por una chiripa”, anotó una conocida periodista. Joaquín Leguina, político, economista y escritor socialista de la vieja guardia, anota: “¡Al principio parecía tan ingenuo, tan bucólico y tan buena gente! … Se creía un iluminado, practicaba el buenismo y tenía un peculiar imaginario”, pero con un desempeño bastante deficiente: “el gran organizador de derrotas”.

A raíz de su misterioso y oscuro papel en la crisis electoral de Venezuela, el socialista bonachón y dialogante del pasado se transformó en un Maquiavelo sin escrúpulos. Aún más, asumió el papel de facilitador y relacionista público de un dictador. Su sepulcral silencio ha sido interpretado como un apoyo tácito a la represión del régimen madurista sin respeto por los DD. HH. Aunque se precia de haber contribuido a la liberación de presos políticos venezolanos, hay dudas sobre su verdadera contribución. Es más verificable su mutismo ante la arbitrariedad y crueldad de las detenciones.

La última movida del progresismo español es de solidaridad camuflada con JLRZ: que tan siniestro personaje se mimetice con un “todos somos Forrest Gump” basado en lemas y consejos de este personaje: “Escucha, prométeme algo. Si alguna vez te encuentras en problemas, no seas valiente. Simplemente corre, ¿de acuerdo? Simplemente huye… Si no te agradan mi familia y mis amigos, no quiero saberlo. Si no significan nada para ti, lo son todo para mí”.

En esa misma línea, el oficialismo progre español parece plantear algo como: “Un gobierno es dictatorial cuando detiene ilegalmente a dos compatriotas”. Después de que pasaran desapercibidos millones de exilados sin votar, de una proclamación presidencial sin escrutinio de respaldo, de autoridades electorales y judiciales de bolsillo, de amenazas, secuestros, torturas y un largo etcétera de abusos, bastó que Maduro detuviera a dos turistas vascos para que la fauna zaposanchista por fin lo declarara tirano y lo comparara con Daniel Ortega y sátrapas similares.

Emulando a Forrest Gump, se pueden formular otros lemas básicos que se han consolidado en Colombia, a la izquierda y a la derecha. “La corrupción es inaceptable cuando no sea en mi entorno o el del líder… Se debe atacar al capitalismo, siempre que lo practiquen empresarios que no conozco… Soporto periodistas pidiendo asilo, pero no si son de mi partido o ideología”.

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Mario(16018)Hace 1 hora
Excelente columna.
haji(3766)Hace 1 hora
y qué opinás de : Aznar, Rajoy y Florentino?
Felipe(94028)Hace 1 hora
Leguina, expulsado del partido socialista por hacerle campaña a la ultraderechista presidenta de la región de Madrid, la que condecoró a Milei hace poco. Zapatero es un pobre bobo al que nadie para bolas, tampoco en España. En todo caso, la izquierda gobernó allá 27 de los últimos 42 años, si cree que eso es así porque es una dictadura chavista, explique porque hay casi un millón de colombianos y venezolanos viviendo en España y por qué Edmundo pidió asilo político a ese gobierno "comunista".
Daga(46837)Hace 2 horas
¿Qué quiere decir? No concreta una afirmación, no hila una idea...
Noticioso(6975)Hace 3 horas
La financiación de los partidos de izquierda españoles con narco dólares blanqueados provenientes de Chavezuela, es un hecho probado desde hace más de una década. A los comunistas de jacuzzi de todas latitudes les encanta vivir como reyes con plata regalada, mientras echan sus discursos y le lavan la cara a sus dictadores
  • Felipe(94028)Hace 1 hora
    Usted miente como un bellaco. Solo difama. Solamente el líder de la derecha, Alberto N. Feijoo, fue el que se fotografió paseando en el yate de un traqueto gallego.
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