Los grandes favores de este Gobierno nacen de farras bien pesadas
La frase del título, tomada del perspicaz trino de un amigo, es una buena teoría sobre el nombramiento de Daniel Mendoza en la embajada de Tailandia, de su posterior renuncia y de las respuestas presidenciales.
“Mendoza, el mejor representante que puede tener Petro” fue un acertado resumen del incidente diplomático y político antes de que sus dos protagonistas controlaran coordinadamente la masiva ola de protestas.
Desde el sindicato del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta lo que parecía ser una asamblea de variantes del feminismo nacional, pasando por la oposición en distintos grados y las mismas entrañas del petrismo, hubo vigoroso rechazo a ese nombramiento. “La decisión de Petro ha sido criticada duramente por feministas, diplomáticas y líderes políticos de distintas corrientes, especialmente por los varios comentarios misóginos que el futuro embajador expresó en sus redes sociales hace varios años”. Francia Márquez fue escueta: “no puedo tolerar la misoginia”. Le pidió a Petro escuchar al pueblo y respetar a las mujeres y niñas. Iris Marín Mendoza, defensora del Pueblo ternada por Petro, expuso las normas internacionales que proscriben algunos trinos de Mendoza.
Los argumentos de quienes protestaron eran básicamente los mismos. Se trataba de un lamentable “retroceso y una incongruencia frente a los esfuerzos del Estado por promover la equidad de género y defender los derechos de las mujeres”. La representante Jennifer Pedraza lamentó: “qué dolor que la política exterior feminista que se ha trabajado con las uñas y mucho esfuerzo, termine opacada por el poder que Petro y la Cancillería le dan a los misóginos como Daniel Mendoza”. Fue común recordarle al presidente la promesa de campaña que en todas las embajadas y consulados se nombrarían personas con carrera diplomática cambiando la lamentable costumbre de devolverle favores a la oligarquía.
La primera defensa que hizo Petro sobre la reacción al nombramiento fue para algunas personas tan chocante como la misma designación. “Me dicen que censure párrafos de una novela por sus contenidos fuertes o que haga culpable a una persona porque sale en fotos sexuales con mujeres adultas”. Evadía así el meollo de las críticas a Mendoza, la de hacer apología a las relaciones sexuales con niñas, colegialas y menores de edad. Petro también avaló la pretensión de que todos los trinos que generaron el escándalo eran simples transcripciones de su novela y por lo tanto expresiones de abusadores de ficción, no de él. “La crítica se remonta a sus trinos en Twitter que son transcripciones de frases de su novela y sus personajes”.
La coartada del presunto ensalzador del abuso infantil es precisamente esa: sus trinos no corresponderían a lo que él dice o piensa sino expresiones y opiniones de personajes de sus novelas, en particular El Diablo es Dios, escrita en 2013 en la que denuncia la “pedofilia de élite y la relación de algunos socios (del Club el Nogal) con el narco paramilitarismo”.
Pacientemente, Miller Soto comparó cada uno de los trinos publicados por Mendoza entre 2013 y 2015 con el libro desde donde supuestamente salieron. Su conclusión: “De 55 trinos contrastados solo encontré 4 en la novela”.
Gracias a su serie Matarife, algunos seguidores consideran a Mendoza un activista valiente contra el paramilitarismo. Él asume con orgullo su rol antiuribista y pretende haber tenido un impacto político definitivo. En su respuesta a Francia Márquez por haberle criticado sus trinos le recuerda que su célebre serie “cumplió su objetivo y tú ya eres vicepresidente”. Petro no solo reposteó ese trino sino que agregó en su cuenta: “Daniel Mendoza, además de ser un perseguido del uribismo, por su obra audiovisual que ayudó a correr el embrujo autoritario, es un escritor”.
En otra entrevista, el fugazmente célebre novelista, abogado y criminólogo ofrece una novedosa teoría psicoanalítica sobre los vínculos entre abuso infantil y violencia. Vale la pena transcribirla en extenso. Según Mendoza, “después de haber visto porno gay entre jóvenes, no pedofilia, pero sí entre jóvenes y adultos mayores, para descifrar esas ecuaciones de control de Álvaro Uribe, yo digo que él tiene una serie de impulsos gays que generan una guerra dentro de sí mismo, y por eso las afirmaciones de él contra la comunidad LGBTI, cuando dice que son los no heterosexuales… Por ejemplo también las actitudes patriarcales de él, pero en últimas también la violencia interna que él ha generado… Puedo llegar a una conclusión clara, precisa, científica y certera: Álvaro Uribe en su juventud tuvo que haber tenido relaciones con hombres mayores. Esta guerra interna ha llevado a que Colombia sucumbiera en ríos de sangre”.
Ante un enunciado tan convincente, sorprende que Mendoza no protestara cuando Hernando Giraldo fue nombrado gestor de paz y hasta preocupa su renuncia a un cargo bien lejos de la Paz Total.
La frase del título, tomada del perspicaz trino de un amigo, es una buena teoría sobre el nombramiento de Daniel Mendoza en la embajada de Tailandia, de su posterior renuncia y de las respuestas presidenciales.
“Mendoza, el mejor representante que puede tener Petro” fue un acertado resumen del incidente diplomático y político antes de que sus dos protagonistas controlaran coordinadamente la masiva ola de protestas.
Desde el sindicato del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta lo que parecía ser una asamblea de variantes del feminismo nacional, pasando por la oposición en distintos grados y las mismas entrañas del petrismo, hubo vigoroso rechazo a ese nombramiento. “La decisión de Petro ha sido criticada duramente por feministas, diplomáticas y líderes políticos de distintas corrientes, especialmente por los varios comentarios misóginos que el futuro embajador expresó en sus redes sociales hace varios años”. Francia Márquez fue escueta: “no puedo tolerar la misoginia”. Le pidió a Petro escuchar al pueblo y respetar a las mujeres y niñas. Iris Marín Mendoza, defensora del Pueblo ternada por Petro, expuso las normas internacionales que proscriben algunos trinos de Mendoza.
Los argumentos de quienes protestaron eran básicamente los mismos. Se trataba de un lamentable “retroceso y una incongruencia frente a los esfuerzos del Estado por promover la equidad de género y defender los derechos de las mujeres”. La representante Jennifer Pedraza lamentó: “qué dolor que la política exterior feminista que se ha trabajado con las uñas y mucho esfuerzo, termine opacada por el poder que Petro y la Cancillería le dan a los misóginos como Daniel Mendoza”. Fue común recordarle al presidente la promesa de campaña que en todas las embajadas y consulados se nombrarían personas con carrera diplomática cambiando la lamentable costumbre de devolverle favores a la oligarquía.
La primera defensa que hizo Petro sobre la reacción al nombramiento fue para algunas personas tan chocante como la misma designación. “Me dicen que censure párrafos de una novela por sus contenidos fuertes o que haga culpable a una persona porque sale en fotos sexuales con mujeres adultas”. Evadía así el meollo de las críticas a Mendoza, la de hacer apología a las relaciones sexuales con niñas, colegialas y menores de edad. Petro también avaló la pretensión de que todos los trinos que generaron el escándalo eran simples transcripciones de su novela y por lo tanto expresiones de abusadores de ficción, no de él. “La crítica se remonta a sus trinos en Twitter que son transcripciones de frases de su novela y sus personajes”.
La coartada del presunto ensalzador del abuso infantil es precisamente esa: sus trinos no corresponderían a lo que él dice o piensa sino expresiones y opiniones de personajes de sus novelas, en particular El Diablo es Dios, escrita en 2013 en la que denuncia la “pedofilia de élite y la relación de algunos socios (del Club el Nogal) con el narco paramilitarismo”.
Pacientemente, Miller Soto comparó cada uno de los trinos publicados por Mendoza entre 2013 y 2015 con el libro desde donde supuestamente salieron. Su conclusión: “De 55 trinos contrastados solo encontré 4 en la novela”.
Gracias a su serie Matarife, algunos seguidores consideran a Mendoza un activista valiente contra el paramilitarismo. Él asume con orgullo su rol antiuribista y pretende haber tenido un impacto político definitivo. En su respuesta a Francia Márquez por haberle criticado sus trinos le recuerda que su célebre serie “cumplió su objetivo y tú ya eres vicepresidente”. Petro no solo reposteó ese trino sino que agregó en su cuenta: “Daniel Mendoza, además de ser un perseguido del uribismo, por su obra audiovisual que ayudó a correr el embrujo autoritario, es un escritor”.
En otra entrevista, el fugazmente célebre novelista, abogado y criminólogo ofrece una novedosa teoría psicoanalítica sobre los vínculos entre abuso infantil y violencia. Vale la pena transcribirla en extenso. Según Mendoza, “después de haber visto porno gay entre jóvenes, no pedofilia, pero sí entre jóvenes y adultos mayores, para descifrar esas ecuaciones de control de Álvaro Uribe, yo digo que él tiene una serie de impulsos gays que generan una guerra dentro de sí mismo, y por eso las afirmaciones de él contra la comunidad LGBTI, cuando dice que son los no heterosexuales… Por ejemplo también las actitudes patriarcales de él, pero en últimas también la violencia interna que él ha generado… Puedo llegar a una conclusión clara, precisa, científica y certera: Álvaro Uribe en su juventud tuvo que haber tenido relaciones con hombres mayores. Esta guerra interna ha llevado a que Colombia sucumbiera en ríos de sangre”.
Ante un enunciado tan convincente, sorprende que Mendoza no protestara cuando Hernando Giraldo fue nombrado gestor de paz y hasta preocupa su renuncia a un cargo bien lejos de la Paz Total.