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Mélenchon no ha charlado nunca con la diáspora venezolana

Mauricio Rubio
18 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
"La actitud de Mélenchon ante los militares y, en particular, su propuesta de restablecer el acuartelamiento forzoso de jóvenes no es fácil de entender" - Mauricio Rubio
"La actitud de Mélenchon ante los militares y, en particular, su propuesta de restablecer el acuartelamiento forzoso de jóvenes no es fácil de entender" - Mauricio Rubio
Foto: EFE - ANDRE PAIN

Cuando el Nuevo Frente Popular (NFP) ganó las elecciones legislativas francesas, Jean Luc Mélenchon se sintió primer ministro. Su entusiasmo sería efímero. Poca gente confía en su militarismo y chavismo démodés.

“El presidente debe llamar al NFP a gobernar” anotó pidiendo la renuncia de Gabriel Attal quien sería luego elegido líder del grupo parlamentario de Macron para volver a postularse, intentar repetir cargo y “proteger a los franceses de los extremos”.

Lo que considera extremista de izquierda un tecnócrata macronista era predecible: inyectarle a la economía nuevas ayudas para todos, buscar la salida de la Unión Europea, reducir la edad de jubilación a los 60 años, incrementar sustancialmente el gasto público, “aumentar los salarios de los funcionarios un 10 % e imponer la gratuidad de los medios de transporte”.

Pero algunas ideas de Mélenchon son poco ortodoxas para la gauche. “Pacifista pero no mucho. La Francia Insumisa (LFI) y la guerra” tituló un artículo el diario izquierdista Révolution Permanente durante la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo el pasado junio. La paz fue tema central del discurso de LFI. “¡Si no quieren la guerra, voten Insumisos!” era un lema en contra de la escalada militarista, defendiendo un cese al fuego en Gaza y promoviendo una conferencia de paz entre Ucrania y Rusia. Pero le quedaba difícil esconder “un programa de guerra, a favor del desarrollo del ejército francés, la creación del servicio militar obligatorio y otras medidas adaptadas a la agenda militarista” europea.

La actitud de Mélenchon ante los militares y, en particular, su propuesta de restablecer el acuartelamiento forzoso de jóvenes no es fácil de entender. Para las presidenciales del 2020, como ferviente defensor del servicio militar obligatorio, Mélenchon propuso restablecerlo. Ya en 1997, cuando la Asamblea Nacional abolió esta obligación, él se opuso. Dos décadas después, como diputado, incluyó esa iniciativa en su programa. Aunque en 2020 como candidato a la primera magistratura admitió que habría insumisos en desacuerdo, afirmó que “en mi opinión, la defensa popular pasiva y armada sigue siendo una necesidad”. En la misma entrevista, como matizando el descache, agregó que los mismos reclutas podrían realizar tareas pedagógicas dentro de la policía. “Esto cambiaría la visión de la población y sus prácticas internas. Allí el racismo y la violencia disminuirían. Cuando los hijos del pueblo están en algún lugar todo cambia”, aseguró.

Esta insólita visión encaja poco en un pensamiento por lo general anti castrense. Basta recordar el reciente desplante de Gustavo Petro al nuevo jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares rompiendo todos los protocolos. O, en otro contexto, la decisión del gobierno catalán, hace unos años, de excluír uniformados en la celebración navideña, para que “los niños no los vieran”. La alcaldesa Ada Colau aclaró entonces que buscaba una ciudad desmilitarizada, un verdadero “espacio seguro para que los menores no perciban nada relacionado con la Fuerza Pública”.

A pesar de su militarismo explícito y de su romántica visión de una policía educadora, de Mélenchon no cabe esperar “un apoyo político a una policía activa contra el crimen. No es la prioridad de los insumisos”. Por otro lado, incluso retirados, los militares pueden ser peligrosos por sus ideas. En 2022 Mélenchon convocó a la izquierda para una “marcha por las libertades” y reclamó que se persiguiera penalmente a los autores de una columna publicada en la revista Valeurs actuelles y apoyada por Marine Le Pen pues tenía “intenciones revoltosas y criminales”.

Para el líder de los Insumisos los únicos militares aceptables son de izquierda. Al morir Hugo Chávez en 2013, Mélenchon tuvo sentimientos encontrados. Por un lado tristeza al enterarse del fallecimiento de un “modelo de socialismo” en América Latina. Por otro lado, las reacciones “occidentales e infames” ante ese deceso le generaban rabia. Apesadumbrado trinó: “lo que él es nunca muere”. El caudillo encarnaba la esperanza del nuevo socialismo, lo veía como “fuente de inspiración” por la manera de devolverle la soberanía al pueblo.

La admiración se había fortalecido con varios viajes a Venezuela desde el 2006. En el último, para la campaña de reelección del 2012, pasaron varios días juntos. Esa visita fue emocionante y pedagógica. Aprendió el slogan “a tomarse el poder” con el pueblo. También constató que la fascinación era recíproca. Chávez proclamó ser “melenchonista”.

A lo que el insumiso mayor le dedicó poco tiempo fue a charlar con las cerca de 300 mil personas que ya se habían refugiado en Colombia huyendo del chavismo. Aunque una primera oleada había surgido en 2002 con el despido de 20 mil empleados de PDVSA, “solo en 2012 se empezó a hablar de un éxodo masivo. Para ese entonces, según datos de Migración Colombia, 261.343 venezolanos habían cruzado la frontera”.

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Usuario(82535)19 de julio de 2024 - 01:53 p. m.
Pobre tu artículo eres un habla mie…
Felipe(18091)19 de julio de 2024 - 12:37 p. m.
Es constante de los artículos de Mauricio Rubio el ataque a los personajes de izquierda, recurrente también escarbar en el pasado de los mismos para forjar sus argumentos. Podría ser mas interesante que nos diera su visión de la coyuntura y del futuro para ver que hay en su pensamiento claramente opuesto a la izquierda, al feminismo y al cambio
Flavio(nrv85)18 de julio de 2024 - 11:06 p. m.
Si 8 millones de venezolanos que han salido de Venezuela no fueron capaces de cambian un gobierno. Entonces con quien se tenía que hablar?
Atenas(06773)18 de julio de 2024 - 03:25 p. m.
A más de lo por vos descrito, Mauro, la foto q’ precede tu interesante artículo con el tal Malechor, perdón Mélechon, le hace el prontuario de retorcido mamerto. Atenas.
Luis(22669)18 de julio de 2024 - 11:18 a. m.
Con las tristezas que está exponiendo Olmedo, para los que votamos por el cambio ya estas personas de izquierda que uno cree honestas y con ganas de cambio ya no sabe uno a qué atenerse. Que decepción para los que tuvimos alguna esperanza de que se podía mejorar este país.
  • Atenas(06773)18 de julio de 2024 - 03:26 p. m.
    Bueno, Luis, admirable q’ al menos te estés dando golpes de pecho, eso ya es algo.Atenas.
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