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                                                                                                                                  Protestar con chaleco amarillo

                                                                                                                                  La subida del impuesto al combustible fue el detonante, pero la protesta francesa escaló hasta una demostración masiva de indignación y hastío con el régimen Macron y el establecimiento.

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  El gobierno Macron y algunos intelectuales quisieron desacreditar la protesta señalando que los brotes de violencia eran impulsados desde la extrema derecha, que había criticado la decisión oficial de restringir la manifestación en París al Champ de Mars.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Quienes patalean indignados por la arbitrariedad estatal también la emulan: bloqueando vías, decidiendo quién circula y estropeando patrimonio ajeno fungen de autoridad caprichosa sin reparar en los costos que imponen. Además, claman por soluciones estatales y mayor gasto público sin saber cómo financiarlos, ni siquiera identificarlos como parte crucial del problema. Una pregunta elemental —¿quién pagará los daños?— se considera reaccionaria. Parafraseando a un responsable intelectual de este ubicuo malestar, el Estado de bienestar parece ser el opio que narcotiza a las clases medias desarrolladas, o a quienes aspiran a serlo, como la élite universitaria colombiana, que aún protesta sin una masa de adeptos a su causa, sin chaleco amarillo.

                                                                                                                                  Ver más…

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  El gobierno Macron y algunos intelectuales quisieron desacreditar la protesta señalando que los brotes de violencia eran impulsados desde la extrema derecha, que había criticado la decisión oficial de restringir la manifestación en París al Champ de Mars.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Quienes patalean indignados por la arbitrariedad estatal también la emulan: bloqueando vías, decidiendo quién circula y estropeando patrimonio ajeno fungen de autoridad caprichosa sin reparar en los costos que imponen. Además, claman por soluciones estatales y mayor gasto público sin saber cómo financiarlos, ni siquiera identificarlos como parte crucial del problema. Una pregunta elemental —¿quién pagará los daños?— se considera reaccionaria. Parafraseando a un responsable intelectual de este ubicuo malestar, el Estado de bienestar parece ser el opio que narcotiza a las clases medias desarrolladas, o a quienes aspiran a serlo, como la élite universitaria colombiana, que aún protesta sin una masa de adeptos a su causa, sin chaleco amarillo.

                                                                                                                                  Ver más…

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