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Todos necesitamos algo que nos anime en este terrible año, así que les traigo una noticia inspiradora sobre algunos héroes jóvenes y los logros positivos que han conseguido en un tema desgarrador.
Jóvenes que fueron explotados de niños por Pornhub compartieron sus historias, su documentación y su mortificación con la esperanza de que esto evitara que otros niños fueran víctimas de abuso. Ahora, existe una esperanza mesurada de que hayan logrado un cambio.
El martes, Pornhub anunció medidas de gran alcance que podrían —si se implementan rigurosamente— frenar la futura explotación de manera significativa. No confío para nada en Pornhub, así que tendrá que haber funcionarios encargados de vigilar este sector como nunca lo han hecho.
Y quizá eso sí ocurra. Cuatro senadores, Josh Hawley, Maggie Hassan, Joni Ernst y Thom Tillis, presentaron una legislación bipartidista el miércoles para facilitar que las víctimas de violación demandaran a las empresas de pornografía que lucran de los videos de abusos sexuales. Otro senador, Jeff Merkley, por su lado, está redactando una legislación bipartidista para regular a estas empresas con más rigor, y Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá (la sede de Pornhub), dijo el martes que su gobierno también estaba desarrollando nuevas regulaciones para estas plataformas.
Visa y Mastercard están reexaminando sus vínculos con Pornhub; hay llamados para que se ejecuten procesos penales; grupos activistas como Traffickinghub exigen que se tomen medidas; y hay varios abogados con demandas abiertas.
Todo esto tal vez ayuda a explicar por qué el martes Pornhub anunció tres medidas que reflejaban las sugerencias que yo hice en una extensa columna de investigación publicada el fin de semana en la que aparecieron los testimonios de los jóvenes que con tanta valentía contaron sus historias. 1) Permitirá que solo personas cuya identidad haya sido verificada suban videos a su plataforma. 2) Mejorará la moderación. 3) Ya no permitirá las descargas de videos, que contribuyen a la proliferación de material ilegal.
Todos deberíamos ser adecuadamente escépticos. Abundan las identificaciones falsas, y en septiembre un hombre de Tuscaloosa, Alabama, fue acusado de abusar sexualmente de una niña de 16 años en videos que él publicó en su cuenta verificada de Pornhub. Y aunque no haya un botón de descarga en el sitio, de todos modos es posible descargar videos con otros métodos.
Aun así, esto es un avance importante, y solo sucedió gracias a los jóvenes que alzaron la voz y forzaron la apertura de un diálogo difícil que los dirigentes gubernamentales habían eludido.
Una mujer sobre la que escribí, Serena K. Fleites, de 19 años, sintió que su vida se le fue de las manos después de que se publicaron videos de ella desnuda en Pornhub cuando tenía 14 años; tras dos intentos de suicidio, se quedó sin hogar, vivía en un auto en Bakersfield, California, con tres perros, y soñaba con convertirse en auxiliar de veterinario, pero no tenía idea de cómo lograrlo.
Me emociona informar que Fleites ha sido inundada con ofertas de vivienda, empleo, educación y terapia, y se mudó, junto con sus perros, a un hotel de larga estancia con la ayuda de una campaña de GoFundMe apoyada por lectores. Uno de los benefactores se ofreció a pagarle la licenciatura en auxiliar de veterinario.
Cuando le envié la oferta por mensaje de texto, ella me respondió: “¡Oh Dios mío, eso está increíble! ¡Ya quiero regresar a la escuela! Estoy muy emocionada de escuchar esto… de verdad tengo muchísimas ganas de ir a la escuela y convertirme en auxiliar de veterinario. Solo que es difícil ir a la escuela cuando vives en un auto con 3 perros”.
Si bien es maravilloso ver que los lectores respondan con tanta amabilidad a una historia individual, también necesitamos cambios estructurales para ayudar a otros y evitar que la explotación ocurra en primer lugar. Eso significa ver más allá de Pornhub, a rivales que no hayan sido blanco de tanto escrutinio, sobre todo XVideos y XNXX. Los tres aparecen en las listas de los 10 sitios web más visitados del mundo, cada uno atrae más visitantes que Netflix.
Una búsqueda de “menores de 18” en XVideos, el sitio pornográfico más visitado del mundo, arroja miles de videos, además de estas sugerencias de búsquedas adicionales: “sostén de entrenamiento”, “muy joven”, “ella no es un adulto”, “preadolescentes” y “11 años de edad”. Y una búsqueda de “escuela secundaria” conduce a una sugerencia de que también intentes buscar “escuela primaria”.
Señoras y señores, esto es repugnante.
En la mayoría de los resultados probablemente no aparecen niños, pero sí están presentes en muchísimos, y el sitio está atrayendo a pedófilos que luego pueden subir sus propios videos al sitio. Esto es como Jeffrey Epstein a una escala industrial.
El problema no es la pornografía sino la violación. No es puritanismo sentir asco por el hecho de que empresas globales moneticen agresiones sexuales contra niños; es compasión.
También podemos hacer mucho más para apoyar a los niños a fin de que sean menos vulnerables a la explotación. Eso significa reparar el sistema disfuncional de acogida temporal en Estados Unidos y combatir los niveles inconcebibles de pobreza infantil en nuestro país.
No pretendo insinuar que hay soluciones sencillas. Pero alguna combinación de responsabilidad civil, procesamiento legal, regulación gubernamental, sanciones por parte de bancos y compañías de tarjetas de crédito, y cooperación internacional para impedir que las empresas se muden a países menos regulados, puede propiciar un mejor comportamiento. Quizá nunca logremos eliminar todo el material de abuso sexual infantil en línea, pero podemos reducir la cantidad de niñas y niños cuyas vidas son destruidas a los 14 años por una empresa adinerada que lucra a partir de su vivencia más mortificante.
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Gracias a los lectores por donar 4,8 millones de dólares hasta ahora a mi iniciativa anual de “regalos con significado”. Las tres organizaciones sin fines de lucro que recomiendo apoyan la educación de niñas en África subsahariana, la cirugía de cataratas para tratar la ceguera en Asia y África, y el apoyo financiero a estudiantes de bajos ingresos en Estados Unidos a fin de que puedan completar sus estudios de bachillerato y entrar a la universidad. También hay opciones de voluntariado en Estados Unidos. Para más información visita KristofImpact.org.
Comunícate con Kristof por Facebook.com/Kristof, Twitter.com/NickKristof o por correo a The New York Times, 620 Eighth Ave., New York, NY 10018.
Serena Fleites, de 19 años, quien vive en su auto en Bakersfield, California, el 1.° de diciembre de 2020. (Rachel Bujalski/The New York Times).
Serena Fleites, de 19 años, en Bakersfield, California, el 1.° de diciembre de 2020. (Rachel Bujalski/The New York Times).
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