En vez de usar el testimonio del niño que admira a Pablo Escobar como justificación para la construcción de otra sala en la Casa de la Memoria, una que permita una conversación abierta sobre lo narco, el alcalde Federico Gutiérrez optó por una salida mucho más infantil: prefirió dinamitar el pasado.
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En vez de usar el testimonio del niño que admira a Pablo Escobar como justificación para la construcción de otra sala en la Casa de la Memoria, una que permita una conversación abierta sobre lo narco, el alcalde Federico Gutiérrez optó por una salida mucho más infantil: prefirió dinamitar el pasado.
Infantil, costosa y grandilocuente, además de inútil. Y si no inútil (igual y le sacó un provecho personal a punta de aplausos fáciles y espectáculo), por lo menos imposible. Desaparecer el pasado es de magos, máquinas del tiempo y, por supuesto, políticos demagogos. No solo no se puede eliminar el pasado por fuera de las más fantasiosas series de Netflix (¿es esta acaso la teatral respuesta del alcalde a la serie Narcos?), sino que sería una suerte de maldición.
La Alcaldía de Medellín y los que impulsan este tipo de iniciativas de corte negacionista (Darío Acevedo, desde el nuevo Centro de Memoria Histórica, estará encantado) olvidan que el pasado, por difícil que sea, es lo que permite que le hagamos preguntas al presente. ¿O de verdad cree el alcalde de Medellín que los problemas ligados al narcotráfico están superados?
La construcción de un parque en homenaje a las víctimas es una solución tramposa si no está enmarcada en una política seria de recuperación de las memorias. ¿Qué tipo de historia quiere el alcalde que los ciudadanos aprendan? ¿La del emprendimiento? Con este tipo de acciones arbitrarias no se les hace reconocimiento alguno a las víctimas; al revés.
Medellín queda convertida en una isla en la que su pasado difícil no hace parte de una región, de un país, de una lucha global contra las drogas. La historia de Medellín que el alcalde y sus seguidores están construyendo cae en un relato de particularismos (nos pasó solo a nosotros) en el que no hay referentes. ¿Cómo puede ser eso bueno para las víctimas? Si el narcotráfico no ocurrió, o el interés es borrarlo, ¿de qué son víctimas?