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Hay quienes aseguran que Colombia es un país de oportunidades y ponen de ejemplo, en el caso de la política, a personas como Marco Fidel Suárez y Belisario Betancur. El primero fue hijo de una lavandera, y el segundo, de arrieros, y ambos llegaron a la jefatura del Estado. Otro caso que se podría citar es el de Horacio Serpa, hombre de provincia, quien intentó tres veces llegar a la Presidencia de la República, y cuando estuvo más próximo, un reloj que le obsequió el candidato Pastrana al guerrillero Tirofijo —en mala hora— hizo voltear la torta.
Serpa, santandereano de raca mandaca, hijo de un tinterillo de provincia y de una maestra, logró con mucho esfuerzo ocupar las más altas dignidades de la patria y ser el último caudillo del desaparecido Partido Liberal. Fue protagonista de los últimos 50 años de nuestra vida política, buscando —esa fue su meta— el engrandecimiento de la patria y la paz de los colombianos. Participó en cuantas comisiones se crearon para lograr el desarme de las guerrillas y el adiós a las armas. Serpa, escudero de uno de los gobiernos más controvertidos y calumniados de los últimos años, como fue el de Ernesto Samper, logró salir adelante con su verbo, su conducta y esa oratoria de los años 40 —hoy pasada de moda— que inmortalizó a Gaitán. Ante las oligarquías no se amedrentó y, como el caudillo inmolado, no le dio pena ni temor gritarles “mamola”.
Fallecido Serpa, se publican ahora sus memorias para contarnos El país que viví (Editorial Planeta). Es un recorrido por la Colombia del Frente Nacional, con sus virtudes y sus defectos, para terminar con la peor de las desgracias que ha enfrentado el país: el narcotráfico. Repito, fue protagonista de esos años y en su libro acepta con humildad que en muchas ocasiones se equivocó y también la vida le enseñó que muchos en los que confió lo traicionaron. Lo dice sin odio, casi los exculpa.
Serpa terminó su vida en el retiro apacible de su hogar, con Rosita, sus hijos y nietos. Uno, al concluir la lectura de estas remembranzas, se pregunta si fue el país el que perdió al no escogerlo. Ojalá en los próximos comicios no nos suceda lo mismo.