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El presidente Petro acude cada vez que puede a la figura de Alfonso López Pumarejo para mostrar su semejanza con quien fue y actuó como hombre de izquierda. Recientemente, a propósito de sus anuncios de reforma agraria, recordó también a otro presidente liberal de izquierda, Carlos Lleras Restrepo, quien trató infructuosamente de ejecutar una política agraria por medio del Incora.
La verdad es que Petro y López Pumarejo en algo se parecen. El también presidente López Michelsen escribió en sus Memorias que su padre “nunca almorzaba ni comía a la misma hora y llegaba tarde a todos los compromisos sociales”. Anotó además que cuando él se iba a casar con doña Cecilia Caballero, su padre le preguntó qué deseaba que le regalara y López hijo, que en sus citas era muy cumplido, le respondió: “Lo único que te pido es que llegues a tiempo”.
A pesar de que López Michelsen aseguraba que su padre no se excedía con el alcohol y que en los cocteles se quedaba con un solo trago toda la noche, moviendo el vaso para licuar el hielo, la oposición de que fue víctima en sus dos gobiernos decía lo contrario. Se comentaba que la diferencia con el presidente Eleazar López Contreras, de Venezuela, era que mientras allá tenían un López Contreras, aquí contábamos con un López con tragos.
Tanta fue su fama de incumplido —como cierto personaje de la actualidad—, que el presidente López Pumarejo murió en Londres durante el gobierno de Alberto Lleras. Se hicieron todas las gestiones para repatriar el cadáver y el avión debía aterrizar en Bogotá un lunes, pero por inconvenientes de última hora llegó el martes, lo que dio pie para que se comentara: “El presidente López llegó tarde hasta a su propio entierro”.
De pronto por el tema de los tragos y por el incumplimiento pueden parecerse un poco López Pumarejo y Petro, pero a nuestro actual hombre de izquierda le falta mucho para parecerse a la Revolución en Marcha. ¿Será que llega tarde?
