Alfonso Gómez Méndez ha recordado la reunión del expresidente López Michelsen con miembros del cartel de Medellín en Panamá, donde ellos, encabezados por Pablo Escobar, ofrecieron entregar parte de sus bienes y rutas a cambio de no ser extraditados a EE. UU. De haberse aceptado esa propuesta, sostiene el exprocurador y exfiscal, nos habríamos evitado el holocausto del Palacio de Justicia.
La verdad de ese episodio de nuestra historia es que el expresidente López Michelsen estaba en Panamá con motivo de la elección de Nicolás Ardito Barletta y recibió una llamada de un amigo de Medellín, quien le manifestó que Escobar y sus amigos deseaban entrevistarse con él para enviarle un mensaje al presidente Betancur. El exmandatario permitió el encuentro, previa autorización del jefe de Estado, quien también asintió. Pedían que no se les aplicara la extradición con retroactividad y en contraprestación entregarían cultivos y laboratorios, y procederían a repatriar capitales que, según ellos, eran tantos como los de la Federación de Cafeteros.
López le transmitió el mensaje a Betancur y este comisionó al procurador de la época, Carlos Jiménez Gómez, para que viajara a Panamá, se reuniera con los capos y concretara la propuesta. Para cumplir con la misión, en el Gobierno se inventaron la “jugadita” de enviar al jefe del Ministerio Público dizque para investigar el robo de US$13,5 millones que le habían hecho al Banco de la República y del que sindicaban a Roberto Soto Prieto.
La propuesta se la entregaron por escrito al procurador y este, según contó después, se la llevó al presidente Betancur, quien, evitando recibir el sobre en sus manos, le indicó que lo dejara sobre una mesa de su despacho.
Al filtrarse los encuentros, no se llegó a ningún acuerdo. Los narcos siguieron delinquiendo y se registró la quema del Palacio de Justicia. Y, en plena plaza, el Ejército estuvo “defendiendo la democracia, maestro”.
Alfonso Gómez Méndez ha recordado la reunión del expresidente López Michelsen con miembros del cartel de Medellín en Panamá, donde ellos, encabezados por Pablo Escobar, ofrecieron entregar parte de sus bienes y rutas a cambio de no ser extraditados a EE. UU. De haberse aceptado esa propuesta, sostiene el exprocurador y exfiscal, nos habríamos evitado el holocausto del Palacio de Justicia.
La verdad de ese episodio de nuestra historia es que el expresidente López Michelsen estaba en Panamá con motivo de la elección de Nicolás Ardito Barletta y recibió una llamada de un amigo de Medellín, quien le manifestó que Escobar y sus amigos deseaban entrevistarse con él para enviarle un mensaje al presidente Betancur. El exmandatario permitió el encuentro, previa autorización del jefe de Estado, quien también asintió. Pedían que no se les aplicara la extradición con retroactividad y en contraprestación entregarían cultivos y laboratorios, y procederían a repatriar capitales que, según ellos, eran tantos como los de la Federación de Cafeteros.
López le transmitió el mensaje a Betancur y este comisionó al procurador de la época, Carlos Jiménez Gómez, para que viajara a Panamá, se reuniera con los capos y concretara la propuesta. Para cumplir con la misión, en el Gobierno se inventaron la “jugadita” de enviar al jefe del Ministerio Público dizque para investigar el robo de US$13,5 millones que le habían hecho al Banco de la República y del que sindicaban a Roberto Soto Prieto.
La propuesta se la entregaron por escrito al procurador y este, según contó después, se la llevó al presidente Betancur, quien, evitando recibir el sobre en sus manos, le indicó que lo dejara sobre una mesa de su despacho.
Al filtrarse los encuentros, no se llegó a ningún acuerdo. Los narcos siguieron delinquiendo y se registró la quema del Palacio de Justicia. Y, en plena plaza, el Ejército estuvo “defendiendo la democracia, maestro”.