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No es la primera vez que se deterioran las relaciones entre Estados Unidos y Colombia. El 3 de noviembre de 1903, mientras se realizaba la separación de Panamá, en Bogotá el presidente Marroquín tomaba chocolate y hacía anagramas. No tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Las comunicaciones con el lejano istmo eran difíciles y además la noche anterior se había dañado el cable submarino que permitía la conexión. Panameños y norteamericanos celebraban la separación y solo tres días después llegó a Bogotá la información a través de un cable fechado el 4 del ministro colombiano en Quito, Emiliano Isaza, en donde informaba sobre la separación. El Gobierno quiso tener en secreto la noticia, pero El Nuevo Tiempo, un periódico de la época, publicó la chiva el 7 de noviembre, pero ya era muy tarde.
El presidente Marroquín, entre taza y taza de chocolate, recibió muy tranquilo el apoyo de algunos políticos, y hasta le dijo a Pedro Nel Ospina, cuando lo visitaba: “Se nos fue Panamá, pero tengo el placer de verlo”. Declaró el estado de sitio y nombró una comisión encabezada por el general Rafael Reyes para que fuera a Panamá a reasumir la soberanía del istmo. El 19 de noviembre llegaron a Colón, no los recibieron y casi los ponen presos. Se limitaron a enviar un cable a Bogotá: “Rotas las negociaciones. Imposible arreglo amistoso”. Mientras tanto, el francés Philippe Bunau-Varilla –uno de los patrocinadores de la separación–, como embajador de la nueva República de Panamá, presentó sus cartas credenciales ante el Gobierno de Roosevelt y el 28 de noviembre de 1903 firmaron el tratado sobre el canal. Después vendría el Torrijos-Carter que quiere desconocer el presidente Trump.
Por supuesto las relaciones entre Colombia y Estados Unidos quedaron deterioradas, a plena luz del día y no en la madrugada, y solo vinieron a normalizarse el 22 de diciembre de 1921 cuando nuestra Cámara de Representantes le dio la aprobación final al que sería el tratado Urrutia-Thomson, que le dio una indemnización a nuestro país de 25 millones de dólares de la época.
¡Don dinero en la separación!
