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La perspectiva de la esperanza

Oscar Guardiola-Rivera
11 de septiembre de 2024 - 06:32 a. m.

Cuando era niño, durante la apoteosis de la guerra en Colombia, mis padres y sus compadres se sentaban alrededor de una barbacoa después de largas jornadas de trabajo; se contaban historias, intercambiaban movimientos de baile, secretos de sound system, ritmos y otros regalos. En el curso de esos bailes e historias se movían hacia atrás y hacia abajo, cruzando un umbral en la memoria y el espacio. Como los personajes irónicos de las historias indígenas y caribeñas.

Por ejemplo, los gemelos del Libro del Pueblo conocido como Popol Vuh, o los animales del río Magdalena en la costa colombiana que se retiran a las grietas deslizándose hacia atrás para escapar a los enemigos o vislumbrar un nuevo día.

Esos dones de la memoria eran preciosos y ceremoniales. Danzando los caminos del pasado, nuestros padres también miraron hacia adelante. Mezclando materia mítica, ficta y no ficticia, produjeron otras composiciones de luz, sonido y palabra al tiempo que nos enseñaban a evocar una de las más importantes virtudes republicana: el coraje plebeyo que nos permite vivir aquí y ahora las visiones esperanzadoras.

Es esa enseñanza la que compartiré con una audiencia de investigadores, estudiantes y periodistas en la capital mexicana esta semana. Un regalo para darnos coraje y esperanza en tiempos aciagos. Como el presente. Mientras que en Europa y Medio Oriente nos ocupan la guerra y las derivas fascistas, en las Américas preocupa la crisis de las democracias.

Hace unas semanas hablé con el periodista Matt Frei, quien acaba de presentar su documental titulado Trump: ¿Deberíamos temer su retorno? Los lectores posiblemente saben la respuesta más corta. La larga la desarrolla el documental en la forma de entrevistas con sus leales seguidores. Entre ellos, miembros de la comunidad latinoamericana en Florida que incluye a algunos de mis familiares. Afirman provenir de países arruinados por “dictaduras” socialistas como Colombia y Venezuela, y consideran que lo mismo ocurriría en los EE. UU. si gana una mujer demócrata y negra.

La división es profunda, y tiene que ver con la pérdida de nuestra capacidad para distinguir y juzgar. Mi conferencia en México esta semana versa sobre esas virtudes republicanas. Intentaré asociarlas a la enseñanza de un ejercicio más preciso de la capacidad del juicio. Y de manera algo más general a un movimiento de la vida mental que solemos llamar la imaginación, en el sentido kantiano. Consiste en subsumir el presente bajo el intervalo de las variaciones derivadas en el campo más amplio de las posibilidades adyacentes. Es decir, atisbar aquello en lo cual el presente se convertirá la próxima vez y reunir el coraje para vivir esas nuevas visiones y retos.

Es el principio de la esperanza, un movimiento que Kant habría descuidado al enfatizar la necesidad de ganar distancia respecto del fenómeno a la manera de “los espías de Dios”. Y con él, también lo descuida la enseñanza moderna de la capacidad de juzgar o evaluar. Que es crucial en la educación político-jurídica, y la formación de una ciudadanía más capaz. Especialmente en el siglo XXI. ¿Por qué? Primero, por la crisis de evaluación que caracteriza a la esfera pública actual, incluyendo a los espacios de debate y a los movimientos sociales, reactivos como el trumpismo, pero también los de protesta y reforma.

Esta crisis tiene que ver con el hecho de que “la sociedad en red de hoy nos otorga capacidades de información, comunicación, y movilidades sorprendentes. Pero también tiene un efecto secundario latente: aplana el mundo”, lo aplasta, como dice el sociólogo Pascal Gielen. Para devolver a este sus cualidades reales y heterogéneas necesitamos perspectivas menos horizontales, simplistas y maniqueas. Es el regalo que nos debemos. Nos devolverá la esperanza.

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Gloria(30098)12 de septiembre de 2024 - 01:50 a. m.
Gracias señor por esta columna. Quiero saber si es es posible conocer el contenido de su conferencia en Mèxico y de ser asì, còmo y dònde consultarlo. Gracias!!
Libardo(10892)11 de septiembre de 2024 - 10:20 p. m.
Convenientemente nos metieron en la disyuntiva derecha -izquierda y no consideramos ese guión como un espacio, un margen para el diálogo, para conciliar lo mejor de cada modelo y reconocer la transversalidad de los seres humanos y su entorno: razón de ser de pensamientos y acciones. Esperanza, sí, pero ilustrada.
Alberto(3788)11 de septiembre de 2024 - 09:54 p. m.
Muy interesante. Gracias.
Daga(46837)11 de septiembre de 2024 - 03:13 p. m.
Excelente columna.
Gines de Pasamonte(86371)11 de septiembre de 2024 - 02:56 p. m.
En su próxima conferencia en México, don Oscar, y al hablar de las “virtudes republicanas”, le sugiero que no cite a Immanuel Kant, ni a Pascal Gielen. Con citar a Gustavo Petro y la esperanza del pueblo colombiano, de los que hemos creído en él es suficiente. El solo hecho de haber tomado distancia de las castas privilegias, de aquellas que saqueaban a sabor a nuestro país, el rescate de un pueblo sumido en el ostracismo perpetuo, es más que suficiente. ¡Será sacado en hombros! ¡Garantizado!
  • WILLIAM(ct8lg)12 de septiembre de 2024 - 03:01 a. m.
    👍
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