Siempre hemos dicho que a Petro le encanta gobernar desde una trinchera, disparando a diestra y siniestra y procurando acabar hasta con el nido de la perra. Así le gusta, pero dentro de su soberbia infinita e ignorancia supina, Petro no se ha dado cuenta de que, salvo el show, nada consigue con esa estrategia.
Por cuenta de esa manía de Petro de decir todo aquello que se le ocurre, ahora pone en grave crisis el proceso de negociación con el ELN, que es de lo poco que a él le podría salir bien dentro de lo que ha sido un espantoso gobierno durante estos pésimos nueve meses, en los que ha perdido gobernabilidad, cohesión, manejo e imagen.
Mientras se desarrolla un nuevo ciclo de negociaciones en Cuba entre el Gobierno y el ELN, nuevamente Petro demuestra su incapacidad para obtener consensos y conseguir algún propósito que se haya trazado. La “Paz Total” que tanto pregonó en su campaña y sobre la cual ahora se niega a reconocer su paternidad, no le va a funcionar ni con el ELN, tras el irresponsable rifirrafe de las últimas horas entre Petro y los líderes de la guerrilla.
Petro, en su afán por ganarse la afinidad de los miembros de la cúpula militar, el pasado viernes demeritó a los actuales voceros del ELN a quienes tildó de no tener ninguna capacidad para decidir y mandar sobre las estructuras guerrilleras, además de indicar que la guerrilla del ELN está fraccionada y sin ideales políticos siendo su único interés el desarrollar actividades ilícitas en los distintos territorios bajo las banderas de un ideal que al igual que sus precursores ya murió.
Ante tales aseveraciones, el ELN manifestó que “la mesa de diálogo ha entrado en crisis” y emplazó al Gobierno Petro para que aclarara si le parece o no que la actual delegación del ELN es o no un interlocutor válido para seguir adelantando las conversaciones de paz.
De otra parte, la guerrilla del ELN hizo un categórico llamado al Gobierno para que el proceso de paz no quede sometido a los vaivenes que generan las declaraciones públicas del presidente Petro, pues sostienen que con ello se desconocen no solo los avances de las conversaciones, sino también a la propia delegación del Gobierno, a las países garantes y acompañantes, así como a los otros participantes como la Iglesia y la ONU.
Frente a esta situación el Gobierno expidió un comunicado de prensa indicando que este proceso es serio y que ya reconoció la existencia de las negociaciones y los diálogos de carácter político con esta guerrilla, pero al mismo tiempo suplica por hacer cesar la violencia en los territorios.
Hasta ahí las formalidades de la pelea entre Gobierno y ELN respecto de las negociaciones que actualmente se adelantan, pero lo cierto es que el tema es más de fondo y más grave.
El ELN ha logrado, en estos meses de Gobierno Petro, ante la inactividad de las fuerzas militares en el territorio en donde tiene presencia este grupo guerrillero, incrementar su variado portafolio delincuencial, hasta el punto de que al Gobierno Petro el asunto le está asustando y saliéndosele de control, pues incluso, muchos creen que, en este momento, quien está poniendo las condiciones en las negociaciones es el ELN.
En el comunicado del Gobierno se encuentra un llamado desesperado “al cese de hostilidades entre todas las partes conflicto”, como a finales de año el presidente Petro de forma irresponsable afirmó haberlo adquirido, y ante lo que el ELN se ha negado de forma sistemática.
Pueda ser que Petro entienda que las negociaciones de paz deben adelantarse en un marco de discreción y reserva absoluta, y que, mientras no haya acuerdo, no pueden las fuerzas militares aflojar ni su presencia ni sus operaciones militares en los territorios para evitar que el ELN siga avanzando, pues de lo contrario, cada vez le será menos necesario a ese grupo guerrillero concretar un acuerdo para consolidar la paz, que valga la pena decirlo, siempre han esquivado.
Siempre hemos dicho que a Petro le encanta gobernar desde una trinchera, disparando a diestra y siniestra y procurando acabar hasta con el nido de la perra. Así le gusta, pero dentro de su soberbia infinita e ignorancia supina, Petro no se ha dado cuenta de que, salvo el show, nada consigue con esa estrategia.
Por cuenta de esa manía de Petro de decir todo aquello que se le ocurre, ahora pone en grave crisis el proceso de negociación con el ELN, que es de lo poco que a él le podría salir bien dentro de lo que ha sido un espantoso gobierno durante estos pésimos nueve meses, en los que ha perdido gobernabilidad, cohesión, manejo e imagen.
Mientras se desarrolla un nuevo ciclo de negociaciones en Cuba entre el Gobierno y el ELN, nuevamente Petro demuestra su incapacidad para obtener consensos y conseguir algún propósito que se haya trazado. La “Paz Total” que tanto pregonó en su campaña y sobre la cual ahora se niega a reconocer su paternidad, no le va a funcionar ni con el ELN, tras el irresponsable rifirrafe de las últimas horas entre Petro y los líderes de la guerrilla.
Petro, en su afán por ganarse la afinidad de los miembros de la cúpula militar, el pasado viernes demeritó a los actuales voceros del ELN a quienes tildó de no tener ninguna capacidad para decidir y mandar sobre las estructuras guerrilleras, además de indicar que la guerrilla del ELN está fraccionada y sin ideales políticos siendo su único interés el desarrollar actividades ilícitas en los distintos territorios bajo las banderas de un ideal que al igual que sus precursores ya murió.
Ante tales aseveraciones, el ELN manifestó que “la mesa de diálogo ha entrado en crisis” y emplazó al Gobierno Petro para que aclarara si le parece o no que la actual delegación del ELN es o no un interlocutor válido para seguir adelantando las conversaciones de paz.
De otra parte, la guerrilla del ELN hizo un categórico llamado al Gobierno para que el proceso de paz no quede sometido a los vaivenes que generan las declaraciones públicas del presidente Petro, pues sostienen que con ello se desconocen no solo los avances de las conversaciones, sino también a la propia delegación del Gobierno, a las países garantes y acompañantes, así como a los otros participantes como la Iglesia y la ONU.
Frente a esta situación el Gobierno expidió un comunicado de prensa indicando que este proceso es serio y que ya reconoció la existencia de las negociaciones y los diálogos de carácter político con esta guerrilla, pero al mismo tiempo suplica por hacer cesar la violencia en los territorios.
Hasta ahí las formalidades de la pelea entre Gobierno y ELN respecto de las negociaciones que actualmente se adelantan, pero lo cierto es que el tema es más de fondo y más grave.
El ELN ha logrado, en estos meses de Gobierno Petro, ante la inactividad de las fuerzas militares en el territorio en donde tiene presencia este grupo guerrillero, incrementar su variado portafolio delincuencial, hasta el punto de que al Gobierno Petro el asunto le está asustando y saliéndosele de control, pues incluso, muchos creen que, en este momento, quien está poniendo las condiciones en las negociaciones es el ELN.
En el comunicado del Gobierno se encuentra un llamado desesperado “al cese de hostilidades entre todas las partes conflicto”, como a finales de año el presidente Petro de forma irresponsable afirmó haberlo adquirido, y ante lo que el ELN se ha negado de forma sistemática.
Pueda ser que Petro entienda que las negociaciones de paz deben adelantarse en un marco de discreción y reserva absoluta, y que, mientras no haya acuerdo, no pueden las fuerzas militares aflojar ni su presencia ni sus operaciones militares en los territorios para evitar que el ELN siga avanzando, pues de lo contrario, cada vez le será menos necesario a ese grupo guerrillero concretar un acuerdo para consolidar la paz, que valga la pena decirlo, siempre han esquivado.