Bogotá, para dónde vamos

Pablo Leyva
27 de abril de 2019 - 05:00 a. m.
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Un foro nacional ambiental en la Universidad de los Andes sobre la Van der Hammen; los enfrentamientos del alcalde de Bogotá con la ciudadanía que defiende árboles, parques y humedales; el aire contaminado; los resultados pendientes del último censo; una encuesta que desaprueba contundentemente al alcalde; las objeciones de la Procuraduría al Transmilenio por la séptima; la suspensión del POT de Chía; la condecoración a la CAR por la Asamblea de Cundinamarca; el concepto en curso en la CAR sobre el POT-Bogotá y las propuestas inmediatistas de varios candidatos a la Alcaldía obligan a reflexionar sobre la ciudad y su gobierno.

En el foro mencionado se destacó la claridad de las exposiciones y argumentos de los defensores de la Van der Hammen. A pesar del énfasis en lo ecosistémico y jurídico-político, se evidenció la voluntad de la Alcaldía de hacer trizas la reserva para lograr Lagos de Torca (500.000 habitantes) y dar paso a la urbanización de 5.000 hectáreas verdes de la zona norte de Bogotá. Lamentables las presentaciones de la administración distrital y algunos panelistas que se concentraron en los “corredores ecológicos”; pobreza de horizonte, sustentación y cifras. No asistieron directivos de la Secretaría de Ambiente, la CAR, ni Minambiente, que no parecen tener interés en escuchar, debatir y cumplir con sus obligaciones y la ley.

El alcalde Peñalosa, sin respaldo ciudadano, insiste en gobernar la ciudad 12 años más, según su capricho, con un POT y obras de gran impacto físico, gracias a una democracia obsoleta y a una estructura institucional y legislación que lo facilitan. El Concejo de Bogotá con sus 45 concejales, a pesar de algunos, no parece tener incidencia en el futuro de la ciudad-región. Carece del soporte técnico-científico suficiente y se desgasta en cosas menores mientras las “mayorías” dan curso a las propuestas de la Alcaldía. Y esperan contraprestaciones.

El POT-Bogotá hace curso en la CAR, sin la suficiente información de soporte. La propuesta del POT debería ser devuelta a la Alcaldía por simple ética, la base de sustentación no tiene información sólida, pues el DANE no ha entregado los resultados del censo de 2018 y los datos preliminares distan mucho de las apreciaciones y proyecciones del alcalde mayor. Las cifras sobre expansión urbana dadas por el representante de la Alcaldía en el foro de Uniandes fueron muy cuestionadas. No hay análisis serios de alternativas de actividad socioeconómica, institucional e impacto ambiental, para saber a qué ciudad se hace referencia y cuáles son los escenarios para los próximos 12 años. De esto depende el “ordenamiento territorial” no solo de Bogotá, sino de la región y el país. Y mientras se destruye la sabana y se canalizan los ríos para dar paso a los urbanizadores, la CAR es condecorada con la orden Policarpa Salavarrieta por “contribuir al desarrollo sostenible y armónico de la región”.

Los candidatos a la Alcaldía deben presentar propuestas con el fin de construir una nueva institucionalidad democrática para Bogotá-sabana (región) y lograr un desarrollo ambiental sostenible en armonía con el planeta y un nuevo país.

 

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