Desde el país de la belleza florecen las oportunidades de salvar a la humanidad de las grandes catástrofes. Guardar el petróleo en el núcleo de la Tierra para evitar las guerras. El petróleo del Esequibo debe ser una señal de vida entre las rocas subterráneas y el carbón colombiano debe cubrirse con un manto de vida; y desde el subsuelo iremos al aire para poner a girar los molinos en La Guajira, el segundo lugar del mundo con el viento más poderoso, donde los indígenas convertirán el aire de sus dioses en recursos para sus comunidades. Y ya que hablamos del aire, he ordenado construir la gran pista internacional del norte de La Guajira, donde aterrizarán los turistas que embrujamos en Davos, porque queremos que la opulencia del norte traiga equidad al sur. Tome nota, Aeronáutica Civil, con letras mayúsculas: pista área en el dorado desierto de La Guajira, el otro Dorado, donde el sol nos librará del carbón y su estela de muerte.
También uniremos los océanos para hacer ricos a los territorios olvidados de la Colombia todavía atada por las cadenas de la esclavitud. Ya está en diseños la línea férrea que conectará a Barranquilla con Buenaventura, usando los rieles viejos que dejó la oligarquía destructora y construyendo nuevas vías. No serán solo dos puertos; irán conectados Turbo, Coveñas, Tolú, Cartagena, Santa Marta con un nuevo puerto en Cupica y con Buenaventura y Tumaco. Ah, y con el nuevo puerto de aguas profundas en el Cauca, tome nota ministro, si hay 16 metros de profundidad hay puerto y llevaremos nuestros camarones hasta la China. Haremos de otro modo un canal de Panamá para recuperar el territorio que dejaron perder los gobiernos pusilánimes e imperialistas. Y trazaremos otra vía de conexión entre Cupica y el río Atrato donde las dragas chinas permitirán la llegada de barcos de gran calado. Las organizaciones comunitarias tendrán la voz y el mando sobre estas grandes obras.
El agua que nos conecta con la naturaleza, que es carencia y oportunidad, nos dará energía con la hidroeléctrica en el Cañón del Micay, y exportaremos hidrógeno verde a China y California. Y no olvidemos el fuego de los volcanes, que puede ser energía, volcán y agua. ¡Quién lo dijera! Sería una posibilidad que cruzaría todo el océano Pacífico en todas las direcciones; pensémoslo.
También en los Llanos, en esa región que nos recuerda la patria grande de Bolívar, he ordenado al ejército construir la vía férrea entre Villavicencio y Puerto Gaitán. Tome nota, ministro, porque las armas tienen que descansar para que los valientes pueden construir. Los alimentos llegarán menos costosos a las ciudades andinas y tendremos soberanía alimentaria. Todos nuestros proyectos son de doble vía, así que en Puerto Gaitán, el río Meta es navegable y por el Orinoco se llega al mar. La producción de Bogotá y los Llanos también pueden salir al mar por esa gran vía fluvial.
Pero este es el Gobierno de la educación y por eso haremos universidades populares en decenas de municipios de Colombia. Alcaldes y gobernadores deben poner los lotes para las nuevas sedes, hasta cien podrían ser, $3 billones para que los jóvenes tengan opciones en los libros y no en las armas. Meta, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés y Amazonas tendrán nuevas sedes universitarias populares.
Todo esto será realidad si la ciudadanía se moviliza en las calles, si el poder civil acompaña al Gobierno en sus sueños de cambio, si detenemos el golpe que se planea contra el primer presidente progresista del país, el hombre nominado al Premio Nobel, el guía de una república extraviada entre las guerras y la mezquindad.
Desde el país de la belleza florecen las oportunidades de salvar a la humanidad de las grandes catástrofes. Guardar el petróleo en el núcleo de la Tierra para evitar las guerras. El petróleo del Esequibo debe ser una señal de vida entre las rocas subterráneas y el carbón colombiano debe cubrirse con un manto de vida; y desde el subsuelo iremos al aire para poner a girar los molinos en La Guajira, el segundo lugar del mundo con el viento más poderoso, donde los indígenas convertirán el aire de sus dioses en recursos para sus comunidades. Y ya que hablamos del aire, he ordenado construir la gran pista internacional del norte de La Guajira, donde aterrizarán los turistas que embrujamos en Davos, porque queremos que la opulencia del norte traiga equidad al sur. Tome nota, Aeronáutica Civil, con letras mayúsculas: pista área en el dorado desierto de La Guajira, el otro Dorado, donde el sol nos librará del carbón y su estela de muerte.
También uniremos los océanos para hacer ricos a los territorios olvidados de la Colombia todavía atada por las cadenas de la esclavitud. Ya está en diseños la línea férrea que conectará a Barranquilla con Buenaventura, usando los rieles viejos que dejó la oligarquía destructora y construyendo nuevas vías. No serán solo dos puertos; irán conectados Turbo, Coveñas, Tolú, Cartagena, Santa Marta con un nuevo puerto en Cupica y con Buenaventura y Tumaco. Ah, y con el nuevo puerto de aguas profundas en el Cauca, tome nota ministro, si hay 16 metros de profundidad hay puerto y llevaremos nuestros camarones hasta la China. Haremos de otro modo un canal de Panamá para recuperar el territorio que dejaron perder los gobiernos pusilánimes e imperialistas. Y trazaremos otra vía de conexión entre Cupica y el río Atrato donde las dragas chinas permitirán la llegada de barcos de gran calado. Las organizaciones comunitarias tendrán la voz y el mando sobre estas grandes obras.
El agua que nos conecta con la naturaleza, que es carencia y oportunidad, nos dará energía con la hidroeléctrica en el Cañón del Micay, y exportaremos hidrógeno verde a China y California. Y no olvidemos el fuego de los volcanes, que puede ser energía, volcán y agua. ¡Quién lo dijera! Sería una posibilidad que cruzaría todo el océano Pacífico en todas las direcciones; pensémoslo.
También en los Llanos, en esa región que nos recuerda la patria grande de Bolívar, he ordenado al ejército construir la vía férrea entre Villavicencio y Puerto Gaitán. Tome nota, ministro, porque las armas tienen que descansar para que los valientes pueden construir. Los alimentos llegarán menos costosos a las ciudades andinas y tendremos soberanía alimentaria. Todos nuestros proyectos son de doble vía, así que en Puerto Gaitán, el río Meta es navegable y por el Orinoco se llega al mar. La producción de Bogotá y los Llanos también pueden salir al mar por esa gran vía fluvial.
Pero este es el Gobierno de la educación y por eso haremos universidades populares en decenas de municipios de Colombia. Alcaldes y gobernadores deben poner los lotes para las nuevas sedes, hasta cien podrían ser, $3 billones para que los jóvenes tengan opciones en los libros y no en las armas. Meta, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés y Amazonas tendrán nuevas sedes universitarias populares.
Todo esto será realidad si la ciudadanía se moviliza en las calles, si el poder civil acompaña al Gobierno en sus sueños de cambio, si detenemos el golpe que se planea contra el primer presidente progresista del país, el hombre nominado al Premio Nobel, el guía de una república extraviada entre las guerras y la mezquindad.