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Rabo de ají

Directora de campaña

Pascual Gaviria
21 de agosto de 2024 - 05:05 a. m.
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Las comparaciones entre la pluma y la espada marcaron los primeros tiempos del periodismo en Colombia. Bolívar consideraba la imprenta “tan útil como los pertrechos de guerra”. La tinta era una nueva forma de contar hazañas, buscar vítores y propagar ideas. En un texto llamado Prensa y poder político en Colombia, Jorge Orlando Melo hace la larga lista de presidentes que fueron fundadores y directores de diarios. Jorge Tadeo Lozano, primer director de un periódico, se posesionó como presidente en 1811, y salió muy pronto del cargo, luego de una campaña en su contra difundida por Antonio Nariño desde La Bagatela.

En el siglo XX, la historia se repitió muchas veces. Los partidos y los diarios eran un mismo organismo y más que la información su rol se centraba en la difusión de ideas y la difamación del contrario. Luego de ese recorrido histórico, la conclusión de Melo parece inobjetable: “…la mayoría de los presidentes de Colombia surgieron de los periódicos, más que de los grupos económicos o de las grandes familias”. También los grandes opositores al bipartidismo estaban ligados a la prensa, uno de ellos, Gerardo Molina, fundó el semanario La Gaceta a finales de la década del cincuenta. No era raro entonces que Alberto Lleras, otro periodista, dijera que la prensa era “la más segura, la más consolidada y la más perdurable de nuestras instituciones políticas y sociales”.

Desde finales del siglo XX, la prensa escrita fue perdiendo relevancia política y adhesión partidista. Los periódicos respondían aún a las ideas conservadoras o liberales a las que estuvieron adscritos pero de una manera menos comprometida, más desteñida si se quiere. Unos años antes, la información había adquirido mayor espacio e importancia que la difusión de una ideología y una preferencia política. Además, las afugias económicas hicieron que fuera necesario pensar más en el balance que en la balanza electoral. : “Los periódicos hoy en día se tienen que manejar con un criterio comercial, como una fábrica de carros o de jabones”, decía a mediados de los ochenta Enrique Santos.

De modo que los grandes medios pasaron de la órbita política a los dominios de los grupos empresariales. Y la lógica cambió para siempre. O al menos eso creíamos, hasta el reciente papel de la revista Semana, fundada por Alberto Lleras, como plataforma para la muy cantada candidatura presidencial de su directora Vicky Dávila.

La historia de hoy tiene varias particularidades. La primera es que se confunden los intereses políticos y económicos ¿Los Gilinski y Vicky juegan como socios? Antes lo político marcaba el énfasis editorial e informativo, en el caso actual parece haber una correlación mucho más visible entre política y negocios, un miti-miti. La segunda es la vaguedad sobre las intenciones de la directora y el papel informativo de la revista. La estrategia de hoy es el disfraz, vender periodismo y hacer política. En el siglo XIX y XX se trataba de una combinación que estaba en el cabezote de los periódicos, casi se escribía con tinta roja o azul. Hoy se juega a la confusión de roles, al proselitismo periodístico soterrado, al eslogan de campaña disfrazado de información. Semana nos ha regresado entonces a la prensa del siglo XIX y buena parte del XX, pero con componentes aún más riesgosos por la mezcla de grandes intereses económicos y la utilización de la información, más que de una idea editorial, como instrumento electoral.

Algo conserva Vicky de la tradición de los viejos diarios políticos en Colombia: la diatriba, el odio y el sectarismo como combustible para hacer política desde las páginas del medio que dirige. Veremos si los clics se pueden equiparar con los votos.

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Gilberto(54899)27 de agosto de 2024 - 03:15 p. m.
Deeefinitavemente, una verguenza para la noble y loable labor del periodismo: La Directora de la revista SEMANA y oseudo¨periodista de RCN, es una verdadera "víbora rabo de ají", mezquina, solapada y guerrerista".
Duncan Darn(84992)23 de agosto de 2024 - 02:41 a. m.
En el querido platanal no podemos estar seguros de que entes como la Cabal o la Dávila no sean un peligro y se les haga imposible conseguir una presidencia. Máxime si las apoyan la inefable "gente bien" y sus lavaperros. Después de todo, el ingenebrio Robolfo, aún más inepto y repugnante que las féminas mencionadas, casi se trepa al solio presidencial, en un nefasto episodio vergonzoso que produce escalofríos y extrema vergüenza ajena el recordarlo.
David(0vhxw)23 de agosto de 2024 - 12:22 a. m.
Cuanto le pagan los uribistas Gilinsky a la comerciante Vicky......
Luis(14946)22 de agosto de 2024 - 09:11 p. m.
ojalà sea vicky la candidata.. serà mas facil su derrota .. es una enanita que destila odio !
FERNANDO(sv6gc)22 de agosto de 2024 - 04:56 p. m.
Que viva la" movilidad social" como motor de transformación de un país pero no admitamos que "EL ARRIBISMO" como es el caso muy concreto de esta señora Viky siga imperando en nuestra pobre Colombia.
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