Parece un sueño que solo falten 23 días para que termine el gobierno de Duque, dirigido por un presidente tan incapaz de entender el país y por su gabinete tan gris.
Viene ahora el gobierno de Gustavo Petro, un izquierdista muy inteligente, a decir del expresidente Uribe, para quien esa brillantez es un “peligro”, pero para otros constituye una ventaja: es que no hay nada más peligroso que un presidente bruto...
Como buen inteligente, Petro no tiene temor a que sus subalternos le hagan sombra. Por eso se está rodeando de los mejores:
Álvaro Leyva, conservador de izquierda, de 79 años, exministro, exconstituyente y facilitador en procesos de paz, destrabará el tema de los protocolos del diálogo con el Eln, de modo que se reanuden cuanto antes las negociaciones de paz en La Habana o en otro lugar y también las relaciones con Venezuela, cuya suspensión ha hecho tanto daño.
José Antonio Ocampo, liberal al borde de los 70, exministro de Hacienda y Agricultura, profesor de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Es reconocido como uno de los economistas más capacitados de América Latina. Como nuevo ministro de Hacienda, tendrá sobre sus hombros la difícil tarea de equilibrar las finanzas públicas, adelantar una reforma tributaria estructural y conseguirle plata al nuevo gobierno para que ejecute sus políticas sociales.
Cecilia López, de 79 años, liberal de izquierda, exministra, exdirectora de Planeación Nacional y exsenadora, es una economista capacitada que, además, tiene los pantalones para sacar adelante como nueva ministra de Agricultura esa reforma agraria que el campo colombiano tanto necesita.
Patricia Ariza, de 76 años, miembro de la Unión Patriótica, artista y fundadora del Teatro La Candelaria. Como nueva ministra de Cultura, tiene el desafío de democratizar la cultura y trabajar no solo en bien del teatro, que es su área, sino de todas las formas del arte: música, literatura, danza...
Hasta ahí los ministros “gagá”, como dice Rudolf Hommes, gente que, según él, “sabe infinitamente más que esos que se la pasan bobeando en las redes”.
Y siguen los demás:
Alejandro Gaviria, liberal, de 56 años, exministro, exrector de la Universidad de los Andes y excandidato presidencial, tiene la inteligencia, la cultura y la experiencia en el ámbito de la educación como para desarrollar una muy buena labor en ese ministerio.
Susana Muhamad, de 45 años, militante de Colombia Humana, ex secretaria general y de Ambiente de Bogotá en la alcaldía de Petro, es la nueva ministra de Ambiente. Inteligente y radical, tendrá la misión de ejecutar el ambicioso plan para luchar contra el calentamiento global.
Carolina Corcho, de 39 años, psiquiatra, exdirectora de Participación Social en la Secretaría de Salud de Bogotá de la alcaldía de Petro. Como ministra de Salud, tendrá la misión de reformar el sector. Ha planteado eliminar las EPS, lo que generó polémica y preocupación.
Y Luis Gilberto Murillo, de 55 años, exministro y exgobernador del Chocó, será el nuevo embajador en Washington. Por su capacidad y sus conexiones políticas de alto nivel en esa capital, hay unanimidad, incluso en el gobierno gringo, en que su designación es un acierto.
Falta ver si el petrismo radical logra entender que esos nombramientos representan lo que su jefe ha llamado el Pacto Histórico: un acuerdo entre gentes que piensan distinto pero tienen un propósito común: construir un país justo y en paz.
Parece un sueño que solo falten 23 días para que termine el gobierno de Duque, dirigido por un presidente tan incapaz de entender el país y por su gabinete tan gris.
Viene ahora el gobierno de Gustavo Petro, un izquierdista muy inteligente, a decir del expresidente Uribe, para quien esa brillantez es un “peligro”, pero para otros constituye una ventaja: es que no hay nada más peligroso que un presidente bruto...
Como buen inteligente, Petro no tiene temor a que sus subalternos le hagan sombra. Por eso se está rodeando de los mejores:
Álvaro Leyva, conservador de izquierda, de 79 años, exministro, exconstituyente y facilitador en procesos de paz, destrabará el tema de los protocolos del diálogo con el Eln, de modo que se reanuden cuanto antes las negociaciones de paz en La Habana o en otro lugar y también las relaciones con Venezuela, cuya suspensión ha hecho tanto daño.
José Antonio Ocampo, liberal al borde de los 70, exministro de Hacienda y Agricultura, profesor de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Es reconocido como uno de los economistas más capacitados de América Latina. Como nuevo ministro de Hacienda, tendrá sobre sus hombros la difícil tarea de equilibrar las finanzas públicas, adelantar una reforma tributaria estructural y conseguirle plata al nuevo gobierno para que ejecute sus políticas sociales.
Cecilia López, de 79 años, liberal de izquierda, exministra, exdirectora de Planeación Nacional y exsenadora, es una economista capacitada que, además, tiene los pantalones para sacar adelante como nueva ministra de Agricultura esa reforma agraria que el campo colombiano tanto necesita.
Patricia Ariza, de 76 años, miembro de la Unión Patriótica, artista y fundadora del Teatro La Candelaria. Como nueva ministra de Cultura, tiene el desafío de democratizar la cultura y trabajar no solo en bien del teatro, que es su área, sino de todas las formas del arte: música, literatura, danza...
Hasta ahí los ministros “gagá”, como dice Rudolf Hommes, gente que, según él, “sabe infinitamente más que esos que se la pasan bobeando en las redes”.
Y siguen los demás:
Alejandro Gaviria, liberal, de 56 años, exministro, exrector de la Universidad de los Andes y excandidato presidencial, tiene la inteligencia, la cultura y la experiencia en el ámbito de la educación como para desarrollar una muy buena labor en ese ministerio.
Susana Muhamad, de 45 años, militante de Colombia Humana, ex secretaria general y de Ambiente de Bogotá en la alcaldía de Petro, es la nueva ministra de Ambiente. Inteligente y radical, tendrá la misión de ejecutar el ambicioso plan para luchar contra el calentamiento global.
Carolina Corcho, de 39 años, psiquiatra, exdirectora de Participación Social en la Secretaría de Salud de Bogotá de la alcaldía de Petro. Como ministra de Salud, tendrá la misión de reformar el sector. Ha planteado eliminar las EPS, lo que generó polémica y preocupación.
Y Luis Gilberto Murillo, de 55 años, exministro y exgobernador del Chocó, será el nuevo embajador en Washington. Por su capacidad y sus conexiones políticas de alto nivel en esa capital, hay unanimidad, incluso en el gobierno gringo, en que su designación es un acierto.
Falta ver si el petrismo radical logra entender que esos nombramientos representan lo que su jefe ha llamado el Pacto Histórico: un acuerdo entre gentes que piensan distinto pero tienen un propósito común: construir un país justo y en paz.