Hay que replantear la metodología de la Paz Total
Esta semana, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha hecho afirmaciones sinceras y trascendentales las cuales, si este fuera un país serio, tendrían que tener repercusiones importantes. Entre otras cosas, el ministro ha dicho lo siguiente:
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Esta semana, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha hecho afirmaciones sinceras y trascendentales las cuales, si este fuera un país serio, tendrían que tener repercusiones importantes. Entre otras cosas, el ministro ha dicho lo siguiente:
1. Que los ceses al fuego con los distintos grupos armados que iban a negociar la paz se consideraron convenientes porque, además de generar espacios que facilitaran las conversaciones, podrían mejorar las condiciones de seguridad de las comunidades. Pero eso último no ha sucedido en la mayoría de los casos, dijo el ministro Velásquez. “Con el presidente hemos insistido en que un cese que no favorezca a las comunidades es un cese que no le interesa al Gobierno”, afirmó. “Ha habido disminuciones, por ejemplo, en cuanto a homicidios y muertes de miembros de la Fuerza Pública, pero (…) simultáneamente prácticas como la extorsión se fortalecieron, se extendieron. Muchas situaciones que se han presentado en el país, en virtud de los ceses, no han significado beneficios efectivos para la población,” agregó.
2. Que las disidencias de las FARC “han aprovechado el cese al fuego para tratar de incrementar el control ilegal del territorio”.
3. Que “hoy, la estructura comandada por ‘Calarcá’ es la única organización que continúa con cese del fuego”. Sin embargo, antes de que liberaran los 60 soldados que el grupo de Calarcá tenía secuestrados en Guaviare, el ministro advirtió: “La continuidad del secuestro de los soldados en San José del Guaviare obligará a replantear el cese del fuego con el bloque ‘Jorge Suárez Briceño’. La prórroga por tres meses, vigente hasta el 15 de octubre, se debe suspender si no existe real compromiso de parte de ese grupo ilegal”.
De modo que si, con todo el conocimiento de causa, el ministro de Defensa dice que la mayoría de los ceses al fuego no han beneficiado a las comunidades y la extorsión se ha expandido; si se sabe que el grupo de Calarcá sigue extorsionando, como me lo dijo el general William Salamanca, director de la Policía, en una entrevista que le hice para la Revista Cambio; y si la presencia de los grupos armados ha crecido en el país, pues según la Fundación Ideas para la Paz las disidencias aumentaron en un 30 % y su presencia territorial pasó de 230 a 299 municipios y la del ELN de 189 municipios a 231 con respecto al año 2022, no hay sino una conclusión posible: y es la de que hay que replantear la metodología de la Paz Total.
No hay duda de que ha sido un error garrafal negociar la paz en medio de ceses al fuego.
Si en algo fue claro el presidente Juan Manuel Santos durante las negociaciones con las FARC, fue en que se negociaría la paz como si no hubiera guerra, y en que se haría la guerra como si no estuvieran llevándose a cabo negociaciones de paz.
Y esa táctica suya fue un éxito. Las FARC sintieron una fuerte presión militar prácticamente hasta el final, cuando casi al terminar la negociación Santos les ofreció pactar una tregua bilateral. Y esa presión militar fue clave para impulsarlos a firmar la paz.
En el caso del presidente Petro, ¡oh sorpresa!, porque eso no debería ocurrir en un gobierno de alguien que algo debió aprender del arte de la guerra, ha habido una confusión entre la táctica y la estrategia. La estrategia es alcanzar la paz, ojalá total. Pero la táctica es el camino para llegar a ella: y ese camino, tristemente, tiene mucho de paz, pero también de guerra.